La Jornada 17 de enero de 1998

RECHAZA EL PRESIDENTE HACER DISTINCION A ETNIAS EN LA CONSTITUCION

Jesús Aranda, enviado, Rosamorada, Nay., 16 de enero Ť El presidente Ernesto Zedillo afirmó que la solución a los problemas de las comunidades indígenas está en respetar su cultura, costumbres y tradiciones y en ``trabajar unidos''.

Sería un error, añadió, pensar que esta problemática habrá de resolverse estableciendo distinciones en nuestra Constitución para los indígenas, ``tratándolos como si no fueran igual que los otros mexicanos''.

Al mismo tiempo, criticó a quienes ``obstaculizan'' la presencia de las instituciones que deben servir al pueblo, porque ``lo que se hace es perpetuar la ignorancia, la enfermedad y la incomunicación'', además de las condiciones de desigualdad, ``lo que hace mantener vivo el resentimiento y el rencor para servir a intereses que poco o nada tienen que ver con el bienestar de comunidades''.

El primer mandatario instó a que en el marco de la ``nueva relación'' del gobierno con las etnias --basada en el respeto a sus costumbres y tradiciones-- los indígenas puedan decidir el futuro que desean como mexicanos.

Aunque el encuentro tuvo lugar en las comunidades coras y huicholas de Rosamorada y Guadalupe Ocotán, las palabras del jefe del Ejecutivo recordaban más el conflicto chiapaneco, en donde el aspecto de la autonomía ha generado una gran polémica. El presidente Zedillo aseveró también que ``los mexicanos no debemos perder tiempo en mantener vivos rencores viejos que nada bueno pueden darnos. Debemos aplicarnos a trabajar todos juntos, aprovechando nuestra profunda unidad como mexicanos, respetando nuestras diferencias para construir el país de justicia, de oportunidades y de prosperidad que merecemos''.

Se construye una nueva relación

Previamente, en Guadalupe Ocotán, municipio de La Yesca --lugar en donde inauguró una presa de almacenamiento--, Zedillo aprovechó que el gobernador huichol del poblado, Roque Muñoz Carrillo, le entregó el bastón de mando en señal de respeto, para señalar que ese gesto ``representa el brazo que une a los huicholes de Nayarit con el gobierno de la República''.

Después de saludar a prácticamente toda la población que acudió a recibirlo a él y a su esposa Nilda Patricia Velasco, el primer mandatario insistió en que el gobierno mexicano está construyendo una ``nueva relación con los hermanos indígenas, basada en el respeto a sus formas de pensar, sus costumbres y sus tradiciones''.

En esta nueva relación, dijo, lo que más importa es que los pueblos y comunidades indígenas de México puedan decidir el futuro que desean como mexicanos.

Posteriormente, la comitiva presidencial viajó en helicóptero hacia Rosamorada, donde el Presidente dijo que los indígenas de México sienten orgullo de ser mexicanos, quieren trabajar unidos con todos ``y no divididos'', y quieren que se respeten sus derechos, su opinión y sus decisiones.

Aseveró que los indígenas no desean alejarse de los mexicanos ni de sus instituciones, ``quieren que las instituciones del gobierno trabajen para ellos''.

En ese lugar, el primer mandatario inauguró un hospital de segundo nivel, el primero de su tipo en la zona norte de Nayarit. Ahí, destacó los avances alcanzados en materia de salud en este estado. Al respecto, dijo que con la descentralización del sector salud, las respuestas a los problemas en esta materia son más rápidas, más oportunas, más eficaces, ``pues toman en cuenta las necesidades de cada región y de cada municipio''.

En la explanada del hospital color durazno, el Presidente apuntó que un pueblo sano, preparado y bien alimentado ``es un pueblo mejor dispuesto a abrir nuevas oportunidades y aprovecharlas''.

Marcelina López de la Cruz, de la comunidad indígena de Agua Aceda, agradeció la construcción del nosocomio, pero le recordó que ``los indígenas que vivimos lejos de este hospital, necesitamos de ambulancia para trasladarnos a nuestras comunidades'', y remató: ``Yo, señor Presidente, le pido que tengan apoyo los indígenas, mi raza. Necesitamos tu apoyo las mujeres indígenas''.

La comitiva presidencial se trasladó posteriormente al municipio de Santiago Ixcuintla, en donde se realizó una reunión sobre los avances de la Alianza para el Campo en Nayarit. Aquí, anunció que el gobierno federal destinará 39 millones de pesos a este rubro, además de que se incrementarán los apoyos a los productores a través del Procampo y con créditos del Banrural, que cuenta con 204 millones de pesos programados para este fin.

Comentó que Nayarit sigue siendo el primer estado productor de tabaco, con 60 mil toneladas anuales, así como el hecho de que este estado realizó exportaciones agrícolas en 1997 por un total de 150 millones de dólares. El Ejecutivo se comprometió a analizar los programas de ayuda que le fueron presentados y a apoyar en lo posible a los productores.

Por su parte, el presidente del comisariado ejidal de Rosamorada, Gilberto Vergara Cázares, se quejó del sistema tradicional de intermediarios ``que nos roba beneficios económicos que necesitamos''. Ante esto, el ejidatario hizo un llamado a acabar ``de una vez por todas con los coyotes, del tamaño que éstos sean''.

Después de la ceremonia en la que el presidente Zedillo entregó simbólicamente insumos agrícolas, y cuando la comitiva se dirigía a su helicóptero, los nayaritas que saludaban de mano al mandatario y a su esposa hicieron oír su voz y criticaron la falta de atención del gobernador Ochoa en su demanda de construir un puente en Palmar de Cuautla. La insistencia fue tal --a pesar de que los encargados del orden maniobraron para que una gran manta de protesta quedara fuera de la vista del jefe del Ejecutivo--, que el presidente Zedillo volteó hacia el gobernador que caminaba a su lado y le dijo: ``A ver cuándo me llevas (al puente), Rigoberto''.

Más tarde, el Presidente de la República encabezó una reunión sobre desarrollo social en Tepic, en donde firmó con el gobernador el acuerdo de coordinación para el Programa Nacional de Salud y Alimentación (Progresa), entre el gobierno federal y el estatal. Antes de que el primer mandatario tomara la palabra para referirse a las bondades de los programas referidos, la profesora Irma Zambrano Galindo mencionó una de las caras de la ``miseria extrema'' que se vive en Nayarit. Esto, para solicitar que se diera un seguimiento adecuado a los recursos que se destinen al Progresa y que dicho programa llegue a quien realmente lo necesita.

``Cerca de donde yo trabajo --dijo-- vive una madre soltera; gana 25 pesos diarios, cuando tiene trabajo. Paga 250 pesos de renta al mes por un solo cuarto y tiene tres hijos: una niña en tercer año de primaria, uno en preescolar y otro de un año dos meses. No tienen Seguro Social ni atención médica... Al niño pequeño le dio vómito, diarrea; desde hace cuatro días no lo ha podido llevar al doctor porque o paga la renta, les da de medio comer a los niños o come''.

Por el futuro de México, le dijo al Presidente, ``por los niños, no permita que a este programa lo usen de trampolín político, que sea condicionado por algún partido o que exijan algún pago monetario por el beneficio... Que se vigile estrictamente su buen funcionamiento para que realmente llegue a donde es necesario''.

Zedillo retomó minutos después las palabras de la profesora: ``Con hambre, las letras no entran'', y apuntó que con el Progresa se pretende atender las necesidades de salud, educación y alimentación de los sectores más marginados. Explicó que en la primera etapa del programa en Nayarit, se atenderá a más de 24 mil familias de 477 comunidades con altos índices de marginación y pobreza --la mayoría comunidades indígenas--, en 15 de los 20 municipios del estado. Asimismo, más de 27 mil alumnos de entre tercero de primaria y tercero de secundaria recibirán becas educativas que, por cierto, serán más altas para las niñas.

Además, 2 mil 500 niñas y niños de entre seis meses y dos años de edad y un mil 500 mujeres embarazadas y en lactancia recibirán alimentos suplementarios. Tan sólo en Tepic, serán beneficiadas 2 mil 900 familias. Finalmente, Zedillo anunció que la Federación destinará 292 millones de pesos al estado para combatir la pobreza, con la característica de que dichos recursos, que antes se ejercían a través de la Sedeso, ahora se entregarán a los gobiernos estatales y municipales para su ejercicio directo.