La Jornada 19 de enero de 1998

Por 40 mil pesos, el asesino de Ruiz Massieu dirá todito lo que sabe

Juan Manuel Venegas Ť ``¿Cuánto vale la información de Daniel Aguilar Treviño? Usted diga, él sabe todo del homicidio del señor José Francisco Ruiz Massieu... y se lo va a decir a usted todito, con detalles y nombres de quienes participaron (en el complot). Usted diga, ¿con cuánto nos puede apoyar?''

Los intermediarios de Aguilar Treviño en el Reclusorio Sur reciben así al reportero, al que hacen llegar hasta el área de Observación y Clasificación (COC), luego de cumplir con ``medidas precisas de seguridad'' porque, aseguran, ``es mucho lo que nos estamos jugando''.

Se identifican sólo como parte del ``equipo del señor Aguilar'', y antes de que éste haga presencia, ellos tienen la ``instrucción'' de atender al reportero y explicarle ``las condiciones'' que pide para ``contarlo todo'' sobre el homicida del que fuera secretario general del PRI:

Primero: ``deberá usted escribir exactamente lo que el señor Aguilar exponga''. Para ello, ``se le apoyará'' con la grabación y fotografías. Segundo: ``como es mucho lo que él está arriesgando, por lo mucho que sabe y porque va a señalar a todos los políticos que participaron, el señor Aguilar pide que se le apoye económicamente; que lleve este mensaje a sus directivos para que ellos determinen con cuánto lo pueden apoyar, por el valor que tiene la información que les va a dar, y considerando que son muchos los gastos que él tiene, sobre todo para su seguridad aquí adentro y la protección de su familia allá afuera''.

Aunque Aguilar Treviño y todo su equipo visten con el color beige de la prisión, la marca de su ropa, los relojes, los lentes obscuros ray ban y las esclavas de oro que brillan en sus manos, les otorgan un estatus superior entre la comunidad de reclusos.

Ellos, obviamente, disponen de dinero. Y por lo mismo tienen control y mando, y lo hacen valer entre los internos, que ocupan como mensajeros o correo dentro del penal.

El primer contacto

La llamada se recibe en la redacción. Una voz que sólo se identifica como ``de parte de Daniel Aguilar Treviño'', ofrece una entrevista con el joven tamaulipeco contratado como gatillero para asesinar a Ruiz Massieu.

La cita es en el Reclusorio Sur: ``venga vestido con pantalón y camisa de mezclilla, y como distintivo use un paliacate rojo en el cuello o en la bolsa trasera del pantalón, que sea visible...''.

Hay otras indicaciones: ``no vaya a presentarse con credencial de reportero, porque no lo van a dejar entrar, ni tampoco se registre como visitante de Daniel Aguilar''; en cambio ofrecen el nombre de otro recluso, escogido al azar por ellos mismos, que nada tiene que ver con el equipo. ``Llegue a la una de la tarde, lo van a estar esperando''.

El trámite de ingreso sigue el cauce normal de los días de visita, y cuando el reportero llega al dormitorio señalado y se presenta ante el recluso escogido, ajeno a la treta, manifiesta un total desconcierto.

-No, no sé de quién me habla; yo no conozco a ese Daniel que usted dice -contesta cuando se le pregunta por Daniel Aguilar Treviño.

Pasan 2 o 3 minutos y, finalmente, alguien se acerca: ``¿Viene usted a ver al señor Aguilar? Venga, yo lo llevo''. Lo conducen a uno hacia la reservada área verde del COC, desde donde el único paisaje es la zona boscosa de Topilejo. Ahí se da el primer contacto o filtro, antes de pasar a ver a Daniel.

El sujeto interroga: ``¿Usted conoce el caso desde el principio? ¿Sabe cómo se planeó? ¿Sabe usted que hay muchos políticos involucrados y que no han sido mencionados? ¿Sabe usted algo de Manuel Muñoz Rocha?''.

Bueno, según él, de todo eso va a hablar Aguilar Treviño, ``porque él lo sabe todo, y ha preparado una declaración para usted, me parece, que de 30 o 35 puntos. También le va a decir cómo estuvo todo lo de la osamenta, de cómo lo buscaron a él para que participara. Le va a platicar de La Paca, de María Bernal, de las presiones que tuvo de (Pablo) Chapa Bezanilla... El se lo va a contar todo a usted...''.

Pasa unos minutos en silencio. El sujeto sin nombre (``no es importante que se lo diga'') sólo observa, como que busca alguna señal, alguna indicación a distancia.

Vuelve a los ``más de 30 puntos de la declaración del señor Aguilar''. También, ofrece, ``le va decir cómo lo han presionado en la PGR, y cómo también los señores Juan Velázquez y Eduardo Luengo (abogados de los Salinas de Gortari) quisieron comprar su declaración. Usted va a saber exactamente quién es Daniel Aguilar Treviño, dónde se preparó, cómo lo contrataron, cómo conoció a Muñoz Rocha''.

Media hora lleva su explicación y, por fin, cuando recibe la señal que estaba esperando, invita a tomar un refresco, ofrece al reportero ocupar una silla frente a una mesa blanca con sombrilla. Ahí se aparece un segundo enviado de Aguilar Treviño. Este llega con ``las instrucciones precisas''. También oculta su nombre y su origen, y con su negativa pretende una situación de misterio: ``No soy de aquí... tampoco soy de allá, en el camino nos fuimos encontrando y aquí estamos''.

Cuánto vale la información de Daniel

La plática empieza sobre lo mismo: Daniel sabe mucho... le va a contar todo sobre el homicidio de Ruiz Massieu... Va a señalar a todos los involucrados. Dice: ``junto con nuestros asesores, analizamos todo y escogimos a La Jornada porque confiamos en ustedes...''.

Se le ataja: ``Ya antes dieron otras entrevistas a otros medios''.

-Bueno, pero fueron en otras condiciones, y el señor Aguilar no dijo todo lo que sabe; esta vez, a ustedes, les dirá todo lo que sabe.

-Está bien, lléveme con él.

-Un momentito, antes quiero exponerle, y por instrucciones precisas del señor Aguilar, las condiciones en que se llevará la entrevista, si usted las acepta. Si es así, se hace la entrevista.

La primera condición es la objetividad. ``Usted no le va a poner ni a quitar nada. Que salga publicado exactamente lo que el señor Aguilar diga''.

Segunda condición: ``queremos que entiendan que es por cuestiones de seguridad; el señor pide que se le apoye económicamente. Que se le ayude, porque es eso lo que él pide, ayuda. Y me pide que lleve este mensaje a los directivos de su periódico para que ellos determinen, si aceptan, con cuánto nos pueden apoyar...''.

-¿Está cobrando por una entrevista, por información?

-No, no lo entienda como que se está vendiendo. Simplemente está pidiendo ayuda. El tiene un equipo, tiene asesores. Son muchos los gastos, sobre todo de seguridad. Son muchos sus riesgos, es mucha la gente que está involucrada en esto, y él quiere cubrir su seguridad. Yo le pido que lleve ese mensaje a sus directivos.

-Si son muchos los riesgos, por qué no recurre a las autoridades.

-No, usted no entiende, ese no es el caso, lo que queremos es que ustedes nos apoyen, que consideren el valor de la información que les va a proporcionar Daniel Aguilar.

-No acostumbramos a comprar información ni entrevistas.

-Mejor no me conteste ahorita, vaya y lleve el mensaje a sus jefes.

-No, ahorita le digo que no le vamos a pagar nada por la entrevista.

-Bueno, ¿por qué no lo considera?

-Ya está considerado. No habrá ningún pago. Decidan ustedes si quieren la entrevista...

-Pues sin cumplir esa condición, lo veo muy difícil. ¿Cuánto vale la información de Daniel Aguilar Treviño? Usted diga...

-Bueno, pues díganlo ustedes, ¿cuánto quiere?

-Yo no tengo instrucciones para hablar de eso. Vamos a decirle al señor Aguilar Treviño y que él lo consulte con sus asesores... pero por qué usted no va y mejor lo consulta con sus directivos del periódico...

-Y si lo consulto y me preguntan cuánto quieren, ¿qué les digo?

-Bueno, pues pensemos en los riesgos, en el valor de la información. No sé, pero pensemos en 30, 40 mil pesos... No sé, vamos a ver qué dice el señor Aguilar.

Viene el silencio, otra espera, el momento de la consulta. A la distancia los intermediarios rodean al ``señor Aguilar'' que, celular en mano, se comunica con sus asesores. Finalmente la respuesta: no hay condiciones para la entrevista.