La Jornada lunes 19 de enero de 1998

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Ha escrito Rodolfo F. Peña, en su colaboración de La Jornada del pasado jueves 15, un artículo con el título de Parecerse a Santa Anna, en el que, entre otras cosas, dice que ``hay indicios de que en las altas esferas del poder público federal suena con frecuencia el nombre de Santa Anna (...) con el temor de que la evolución del conflicto chiapaneco conduzca a una similitud con la conducta del dictador decimonónico''.

Narra el reconocido periodista y abogado las preocupaciones de la élite del gobierno mexicano respecto de los riesgos que, para la integridad del territorio mexicano, podría significar el curso del conflicto chiapaneco a la luz de las ambiciones externas que estarían buscando apropiarse de las riquezas de aquella región. De esas preocupaciones ha dejado testimonio público el presidente Zedillo durante su reciente gira por Nayarit, en la que expresó claramente su percepción de que no deben establecerse distinciones entre mexicanos ni permitirse tendencias divisorias.

Esa convicción íntima, de que el actual gobierno podría pasar a la historia como responsable de ceder una parte del territorio nacional a una condición autonómica de la que pasaría a la secesión, es la que estaría alimentando la ``causa escondida, secreta'' que Peña menciona como motor del mantenimiento de ``una guerra vergonzante'' en la que se atropellan el orden social y el régimen de derecho.

El certero artículo de don Rodolfo recoge y plantea versiones de altísima confiabilidad, que esta columna también ha escuchado de primera mano. Entre las que Astillero ha conocido se mencionan, además, escalofriantes diálogos y discusiones en las que la voz imperante ha establecido, textualmente, su aplastante definición de cara a la historia: preferible pasar como un Díaz Ordaz que como un Santa Anna.

Las múltiples guerras

Tal íntima convicción de que se está frente a un riesgo histórico mayúsculo, parecería llevar al gobierno federal a una conciente guerra no declarada contra todo lo que favorezca la hipótesis separatista.

En esa lógica, el presidente Zedillo se ha ido quedando solo, rodeado de unos cuantos personeros de equipos políticos ajenos y adversos, entre ellos de manera destacada los pertenecientes al salinismo, al que el propio mandatario actual perteneció, pero del que ha establecido un deslinde personal (pero no necesariamente estructural, echado en brazos como está de ese salinismo sobreviviente y activo).

Otro mecanismo persuasivo en favor de esa coexistencia obligada con el salinismo son los capitales aplicadamente favorecidos durante el gobierno anterior y hoy asociados política y económicamente a la corriente con sede en Dublín. Cualquier acción importante emprendida desde Los Pinos sin el consenso con la corriente tutorial, podría ser enfrentada (hoy, a mitad de sexenio, con una figura presidencial tan deteriorada y con una buena parte del gabinete dispuesto a demostrar lealtades hacia el centro de poder en el que reconocen su origen y del que todavía esperan beneficios) con fugas de capitales o pérdidas de confianza que postrarían de inmediato a quien pretendiera pasar más allá de un cierto espacio de tolerancia convenida, en la que el nuevo secretario de Gobernación aparece como el enlace entre los grupos delamadridista (en recuperación), salinista (dominante) y zedillista (reducido y declinante).

Ferroporros contra diputados

Sin sombra de duda y con múltiples evidencias a la vista, el dirigente rielero Víctor Flores ha transitado de su condición de turbio personaje prototípico del charrismo sindical a la de sistemático retador y provocador de los pasos democráticos que el país da y, en especial, de la propia cámara de la que forma parte, la de Diputados, que con tanta energía se ha mostrado frente a otros personajes (el propio Presidente de la República, entre ellos) y temas (la instalación del Congreso de la Unión, para citar uno), pero que hoy parece confusa y atemorizada ante las embestidas porriles del citado Flores.

El jueves de la semana pasada, de nueva cuenta, los diputados y su funcionamiento institucional sufrieron la violencia física y verbal de los golpeadores que Flores convocó para amedrentar a los legisladores que investigan las denuncias presentadas en contra de los ejecutivos de las líneas ferroviarias nacionales y de los seudolíderes sindicales, al violar los derechos de los trabajadores y entregar con descuido los bienes nacionales a empresas privadas. De esa manera, Flores y sus porros impidieron que los diputados pudieran indagar y cuestionar a fondo a Luis de Pablo, director de los Ferrocarriles Nacionales de México, y avanzaron en su estrategia de culpar a los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), de inducir las protestas de rieleros que a pesar de las amenazas físicas y laborales se mantienen en pie de lucha.

Ya otra legislatura federal aceptó la ofensa de que el mismo Flores, invitado a un informe presidencial zedillista, agrediera al entonces diputado Marco Rascón, quien con una máscara de cerdo en el rostro expresaba con pleno derecho su punto de vista sobre el acto en curso. A pesar de la agresión, la cámara de mayoría priísta se quedó callada y, previo pago tricolor del acto porril con una candidatura a diputado, Flores ha llegado ahora al Palacio Legislativo de San Lázaro.

Investido del fuero legislativo, Flores habilitó a sus guardaespaldas como ayudantes con derecho a moverse en libertad en el recinto legislativo, al extremo de que en las primeras semanas acostumbraba tener de pie a un lado de su asiento, colocado junto al pasillo central, a uno o dos de sus guaruras. En los incidentes violentos que se han producido en San Lázaro, Flores se ha arrojado directamente contra sus compañeros, seguramente ya en busca de una candidatura a senador, y sus ayudantes-guaruras han hecho lo mismo.

En este tramo en el que le acompaña el fuero diputadil, Flores ha promovido una violenta irrupción al pleno de la Cámara de Diputados para denunciar la presunta injerencia de legisladores panistas (en especial Javier Paz Zarza) y perredistas en los asuntos que el líder charro reivindica como negocio particular. Además, ha sido denunciado ante un agente del Ministerio Público por dos jubilados, quienes lo acusan de agresiones físicas (caso cuya celeridad indagatoria corresponde decidir a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal) y apenas el miércoles pasado agredió a otros trabajadores en activo, dictaminó de manera sumaria la expulsión de ocho trabajadores y amenazó con toda oportunidad que el siguiente jueves encabezaría acciones en San Lázaro contra los diputados panistas y perredistas que se entrometen en su feudo (ver nota de Fabiola Martínez y Alonso Urrutia en La Jornada del 14 de enero).

Astillas: La presentación del manual denominado La perspectiva de género, congregó a un núcleo importante de activistas en favor de la equidad entre mujeres y hombres. La concepción y realización del manual estuvo a cargo de Marta Lamas. Es justo reconocer el empuje que se ha dado a las actividades de este tenor desde el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), que dirige Mario Luis Fuentes... Perredistas de Tláhuac están proponiendo a sus compañeros de las demás delegaciones del Distrito Federal que se organice un Defetón en favor de los desplazados chiapanecos. La meta consiste en obtener un mínimo de un millón de pesos en efectivo y especie, mediante bailes populares, torneos deportivos y actividades artísticas y culturales. El proyecto en cuestión podrá tener éxito si se logra la participación y enlace de asociaciones civiles y ciudadanos. Los interesados en el tema pueden hablar con Alina Vázquez al 512-00-12, clave 11012 o con Martín Gómez, al 447-11-11, clave 5480064.

fax: 5126546
Correo electrónico: [email protected]