Si no todos los especialistas lo reconocen como una corriente artística, es indudable que el Art deco es un estilo de diseño en las artes aplicadas y la decoración que, durante los años veinte y treinta, se convirtió en una tendencia internacional adoptada por artistas de diversas disciplinas.
Así, la idea de montar en el Museo Nacional de Arte la exposición Art deco. Un país nacionalista, un México cosmopolita es un gran acierto; sin embargo, la riqueza del tema podía haber sido aprovechada con mejores resultados museográficos, particularmente en el terreno de la arquitectura.
No obstante que las cédulas señalan que ``en nuestro país, una de las manifestaciones que con mayor plenitud expresa los ideales del deco es la arquitectura, protagonista e integradora del estilo y continente de los diversos productos creados para hacer la vida más fácil y placentera'', y de que arquitectos sobresalientes como Federico Mariscal, Francisco J. Serrano, Juan Segura y Ricardo Dantan ``experimentan la novel posibilidad decorativa del deco propiciando la renovación fisonómica del naciente entorno urbano...'', la arquitectura no recibe una atención acorde con la tesis de la propia exposición.
Sólo se destacan algunos edificios públicos, en especial los de la Secretaría de Salud, la Lotería Nacional, el Banco de México y los interiores del Palacio de Bellas Artes; otras espléndidas construcciones no se pueden apreciar porque las imágenes proyectadas son de mala calidad.
Sin embargo la mayor debilidad de la muestra radica en el terreno de las casas habitación: de los múltiples ejemplos que se concentran principalmente en las colonias Roma y Condesa --por mencionar los casos más emblemáticos-- sólo se eligieron algunos casas y edificios habitacionales como el Ermita, el Basurto y el Martí, pobremente identificados en cédulas que no señalan las direcciones de los inmuebles --aunque los datos de unas 62 construcciones habitacionales y 25 edificios públicos en el DF sí aparecen en un catálogo, cuyo precio de 475 pesos restringe su difusión--.
De la misma manera, la mayoría de las diapositivas proyectadas sólo recogen acercamientos a detalles que impiden conocer el estado actual de las construcciones y, por las pocas fotos incluidas en el catálogo, podría pensarse que los inmuebles están en perfecto estado. Lamentablemente no es así: una de las principales lagunas de la ley federal destinada a la protección de los monumentos artísticos del país, radica en que no está incluida la arquitectura del siglo XX, que en un par de años pertenecerá al siglo pasado. Omisión que se ha traducido en la remodelación, el deterioro o demolición de diversas construcciones ornamentadas al estilo Art deco.
Por fortuna, los habitantes de la ciudad de México podemos rebasar la visión idealizada que presenta la exposición Art deco..., y propugnar por una reglamentación que garantice la conservación de estas joyas arquitectónicas que, por si fuera poco, se encuentran en zonas de alta sismicidad. Tenemos la seguridad de que por ser un amante y profundo conocedor de la ciudad de México, el urbanista Jorge Legorreta, titular de la Delegación Cuauhtémoc, tomará cartas en el asunto y de que una decidida acción ciudadana es el único medio para asegurar la sobrevivencia de la ciudad deco.