La Jornada martes 20 de enero de 1998

Fernando Benítez
Aquí nos toco vivir

Yo nunca me pierdo un programa televisivo de mi admirada y querida Cristina Pacheco. No sabíamos dónde nos tocó vivir, hasta que ella nos lo ha revelado. A través de sus entrevistas conocemos a personajes que no son totalmente desconocidos o que creíamos extinguidos: los cultivadores de magueyes, los vendedores de pulque, los artesanos de marimba, los vendedores de telas, sotanas y paramentos eclesiásticos, los negociantes de las apariciones de la Virgen de Guadalupe y otras muchas gentes extraordinarias.

Cristina se levanta muy temprano, trabaja en prensa, radio y televisión. Extiende su peregrinaje de Veracruz, en el Atlántico, hasta las ciudades que miran al Pacífico (porque, finalmente, para los mexicanos todo México es nuestra casa).

La última entrevista que hizo fue conmovedora. La realizó en su natal Guanajuato. Entrevistó a una ciega, madre de un minero que trabaja desde las cinco de la mañana a las seis de la tarde, 400 metros debajo de la tierra, para ganar un magro sueldo; a la mujer del minero que se encarga de todos los trabajos de la casa y cuida a sus dos pequeños hijos.

Viendo esas escenas yo me preguntaba: ¿por qué tanta miseria?, ¿por qué se desaprovecha el talento de tantos artesanos que no conocíamos y que Cristina nos ha revelado?

Debemos gratitud a Cristina, quien con su labor incesante nos hace conocer dónde nos tocó vivir.