Salvo la Revolución Mexicana, ningún otro movimiento social en la historia contemporánea del país ha generado tantos y tan variados estudios, recopilaciones documentales y reflexiones críticas como el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que este primero de enero cumplió cuatro años.
La reciente matanza -principalmente mujeres y niños- en Acteal generó condenas nacionales e internacionales que siguen multiplicándose, y dejó ver que el conflicto en Chiapas aún está lejos de ser un capítulo concluido de la historia de México.
Sin embargo, son ya casi 50 los libros que, desde diversas perspectivas, abordan la guerra en Chiapas. Ni la suma de la rebelión delahuertista, la guerra cristera, el cedillismo, el movimiento ferrocarrilero, las luchas magisteriales y el movimiento estudiantil de 68 ha producido el corpus bibliográfico que en tan breve tiempo debemos al neozapatismo.
¿A qué obedece ese boom librero? Lo más obvio es que la coyuntura política abrió un nicho en el mercado editorial que busca satisfacer la demanda de información sobre el tema; por otro lado, también existe una coyuntura que obliga a los académicos a publicar lo más posible para tener un buen lugar en la carrera de los puntos.
Entre muchas, hay otra explicación: el golpe de pecho del académico que, sintiéndose comprometido con la lucha de los indígenas chiapanecos, canaliza su inquietud política mediante el análisis de los sucesos.
A esta última categoría pertenece el doctor en historia Víctor Díaz Arciniega que, junto con Adriana López Téllez, dedicaron los últimos meses a compilar lo que 13 periódicos nacionales (incluida La Jornada) publicaron sobre Chiapas entre el primero de enero de 1994 y el 10 de abril de 1995.
El resultado saldrá con pie de la UAM- Azcapotzalco: tres tomos de Chiapas para la historia (2 mil páginas a doble columna, que equivalen a 7 mil 500 cuartillas), que recogen los puntos de vista de unos 600 autores, entre caricaturistas, editorialistas, reporteros, entrevistadores, noteros y entrevistados.
La diferencia es que esa obra ofrece una visión de conjunto del conflicto, y su propósito es convertirse en una rigurosa fuente documental estructurada de manera cronológica. Así, el investigador o lector común podrá seguir a lo largo de 30 capítulos la información de los reporteros acreditados, los comunicados y entrevistas del EZLN, las declaraciones gubernamentales, documentos varios, opiniones de diversos analistas y la voz de la sociedad civil.
El arduo trabajo de recopilación -meses de leer y seleccionar prensa diaria- emprendido por Díaz Arciniega, López Téllez y sus cuatro ayudantes nos lleva a poner en duda que el sustento de la investigación documental del polémico libro La rebelión de las cañadas, de Carlos Tello Díaz -publicado a escasos nueve meses del estallamiento del conflicto-, sea obra de una sola persona, por más capacidad de trabajo que tenga. Díaz Arciniega lo confirma con su propia experiencia: ``Es humanamente imposible''.