La Jornada miércoles 21 de enero de 1998

Fernando Benítez
Jacobo Zabludovsky

Emilio Azcárraga Vidaurreta, un hombre de gran talento empresarial, fundó varias estaciones de radio y televisión y siempre dijo que era el soldado del Presidente en turno, lo cual significaba una grave limitación.

Esta limitación la supo trascender Jacobo Zabludovsky, un notable periodista y el mayor locutor de Televisa. Su misma voz otorgaba confianza, siempre estaba presente en todos los conflictos nacionales e internacionales. Todos los presidentes lo llevaban a sus giras en el exterior.

Jacobo pertenece a una familia notable. Su hermano mayor, Abraham, es un gran arquitecto que intervino con Teodoro González de León en la construcción de la Central de Abastos, la más grande del mundo. El hijo de Jacobo, Abraham, también es un buen conductor de noticiarios, pero no tiene la talla de su padre.

Si me preguntan cuál fue el mayor éxito profesional de Jacobo, yo diría que durante los sismos de 1985. Mientras las casas y los grandes edificios terminaban de derrumbarse, Jacobo, a riesgo de su vida, desde un automóvil, nos informaba de lo que estaba ocurriendo. Incluso la XEW sufrió graves daños, pero de algún modo logró resguardar su equipo de transmisión. Al derrumbarse el Hotel Regis y todos los edificios de su alrededor, hasta alcanzar a mi antiguo periódico El Nacional, desaparecieron 20 años de mi vida.

Hoy que Jacobo se retira de su noticiario --aunque no de Televisa--, lo vamos a extrañar. Es una voz irremplazable. El público pierde a su mejor conductor de noticias. Le digo adiós, conmovido, y espero que algún día podré charlar con él y felicitarlo por el éxito que logró en sus 27 años al frente de 24 Horas.