La Jornada 21 de enero de 1998

``Poco seria'', la invitación para que Clinton visite la isla: Casa Blanca Se revisará el embargo si Fidel Castro da ``señales positivas'', dice el mandatario

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 20 de enero ¤ La Casa Blanca calificó hoy de ``poco seria'' la invitación para que el presidente Bill Clinton visite Cuba, irónica sugerencia formulada por el mandatario cubano Fidel Castro recientemente durante un extenso discurso en el que elogió el valor de Juan Pablo II de visitar el país caribeño, mientras que el propio Clinton reiteró que su país revisará su política de embargo contra la La Habana si ésta ``evoluciona hacia la libertad''.

El debate sobre las relaciones con Cuba se intensificó hoy, a sólo 24 horas de la llegada de Juan Pablo II a ese país: interrogado por los medios, Clinton reiteró que está preparado para responder a señales positivas desde La Habana. Con las principales cadenas de televisión emitiendo sus noticieros nacionales en vivo desde la capital cubana, y las expectativas provocadas por la visita papal, el gobierno hace frente todos los días a preguntas sobre la relación bilaterales.

``Consideramos que es un evento positivo que se le permita al Papa expresar su fe libre y abiertamente, y esperamos que todo el pueblo de Cuba siga teniendo la oportunidad de hacerlo después de la visita'', comentó el vocero de la Casa Blanca, Michael McCurry. ``Si su visita puede llevar a ese tipo de cambio positivo, entonces sería correcto decir que eso es una apertura'', agregó.

Cuando Clinton salió hoy de una reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la primera pregunta de los medios no fue sobre Medio Oriente, sino en torno a cuál es el interés de mantener un bloqueo de casi cuatro décadas. El mandatario respondió: ``queremos que Cuba se mueva hacia la libertad y la apertura, y si lo hacen, responderemos''. Más tarde, McCurry dijo que el punto no es qué hará Fidel Castro durante la visita del Papa, sino cuáles serán las políticas promovidas posteriormente.

Funcionarios de la Casa Blanca comentaron en privado que han intentado cuidadosamente equilibrar las declaraciones oficiales durante la visita papal para no elevar demasiado las expectativas --ni tampoco descartarlas-- frente a una eventual respuesta a las a propósito poco definidas ``señales positivas'' de Cuba. Estos mismos funcionarios se mostraron impacientes al ser interrogados sobre si Clinton responderá a la sugerencia de Castro de que siga el ejemplo del Papa y visite la isla. En declaraciones a la prensa, McCurry se limitó a decir que ``no parece ser una invitación seria'', pues no fue hecha por los canales diplomáticos correspondientes, y el vocero del Departamento de Estado, James Rubin, añadió: ``puedo asegurar que el presidente no tiene planes para visitar a Cuba''.

McCurry precisó que funcionarios estadunidenses habían expresado al Papa su apoyo hacia la visita y su deseo de que la gira ayude a promover un cambio pacífico en Cuba, aunque algunos funcionarios consultados hoy admitieron que la Casa Blanca aún permanece dividida sobre cómo responder al viaje de Juan Pablo II ante la creciente presión interna para modificar la política hacia Cuba y levantar parcialmente el embargo.

Fuentes legislativas informaron a La Jornada que posiblemente el Senado realice el mes próximo audiencias para abordar las propuestas legislativas de aflojar las restricciones sobre el envío de asistencia humanitaria a Cuba.

Esto podría coincidir con la campaña de una amplia coalición de grupos empresariales y Organizaciones No Gubernamentales en pro de un cambio en las relaciones bilaterales.

Entre las voces más notables a favor de un cambio está la del recién retirado general John Sheehan, quien hace sólo tres meses era el jefe del Comando Atlántico de Estados Unidos y el oficial militar directamente encargado de implementar la política estadunidense hacia Cuba.

``No hay una amenaza militar desde Cuba'', afirmó esta noche Sheehan.

El general, quien como informó La Jornada, hace dos años fue quien aconsejó a Clinton oponerse a la promulgación de la ley Helms-Burton que reforzó el bloqueo en contra de la isla, insistió en que no hay justificación para un embargo sobre alimentos y medicinas, y recomendó ``el levantamiento del embargo, el inicio de un diálogo serio con el liderazgo cubano y aguantar el costo político en este país'' de esas medidas.

El exilio duro, sin la menor intención de cambio

Pero el costo político podría ser considerable. Hoy, Francisco Hernández, presidente de la poderosa Fundación Nacional Cubano-Americana, consideró ``inaceptable'' un cambio de política y agregó que espera que el Papa lleve un mensaje ``duro'' a Castro.

¿Existe la posibilidad de que Clinton cambie su política?. ``Mucho depende sobre si el Papa apela directamente a Clinton sobre el asunto'', opina el ex embajador estadunidense en El Salvador, Robert White, quien ahora forma parte del Centro para la Política Internacional.

``Una parte de Clinton desea ser el hombre que corrige una política que claramente ha caducado su utilidad'', afirmó White en entrevista con La Jornada. ``Pero otra parte --señaló-- tiene al vicepresidente Al Gore jalándole la manga, recordándole que tenemos que ver los números (electorales) en Florida''.

Muchos aquí creen que Gore aconseja a Clinton mantenerse firme con la política actual y no modificar las condiciones del bloqueo por temor a las represalias que los cubanoestadunidenses podrían tomar, y que perjudicarían las aspiraciones electorales del vicepresidente en el año 2000.