La Jornada 22 de enero de 1998

Niega Clinton haber tenido relaciones impropias

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 21 de enero Ť ``No hubo ninguna relación sexual'' declaró este miércoles el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. ``No hubo una relación impropia'', afirmó, y más tarde dijo que ``no le pedí a nadie que mintiera'', y anunció: ``Cooperaré con la investigación''.

Fueron las respuestas presidenciales tras comenzar un nuevo escándalo que está sacudiendo a Washington. Esta vez Clinton es acusado de haber sostenido una relación sexual con una joven voluntaria que trabajaba en la Casa Blanca, y quien mintió sobre el asunto; el mandatario habría pedido a uno de sus amigos cercanos asegurarse que la mujer no hablara sobre el tema.

Aquí, el problema es potencialmente serio, no por una falta ética por su relación extramarital, sino si se comprueba que existen violaciones legales de perjurio y obstrucción de justicia.

La filtración de las acusaciones provocaron un sismo: desaparecieron la visita del Papa a Cuba, la reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el esfuerzo para desbloquear las pláticas de paz en Levante y el enfrentamiento con Irak. Washington, hoy, tiene un solo enfoque: las actividades sexuales del presidente.

``O es el acto de autodestrucción más impresionante o la difamación más extrema de los últimos 175 años de la presidencia'', comentó el analista David Gergen, ex encargado de prensa de Clinton. ``Nunca he visto algo así'', fue el comentario más repetido por analistas y periodistas.

Todo comenzó hoy cuando el Washington Post reveló la existencia de grabaciones de comentarios de la joven a una amiga. Hasta el momento, los elementos son estos: Monica Lewinsky, una voluntaria de 24 años de edad, hija de contribuyentes del Partido Demócrata, empezó a trabajar a los 21 años en la Casa Blanca en 1995.

Allí se hizo muy amiga de otra empleada, Linda Tripp, quien trabajaba en la sección de asesoramiento legal, y posteriormente en el Pentágono. En los últimos meses Tripp entregó 17 grabaciones de sus conversaciones con Lewinsky donde ésta relata su relación con Clinton y posiblemente esfuerzos para ocultarla al fiscal independiente del caso Whitewater, Kenneth Starr.

Starr, quien el viernes pasado recibió autorización judicial para ampliar su investigación sobre el asunto, ya que varios de los involucrados están relacionados con Whitewater, pidió a Tripp que se pusiera un micrófono oculto para grabar una conversación más con Lewinsky. Según versiones, las grabaciones, particularmente la última, ofrecen detalles explícitos sobre la relación sexual de la joven con Clinton.

Además, Lewinsky, quien fue empleada por el Pentágono por recomendaciones de la presidencia, habría mentido a los abogados de Paula Jones, el pasado 7 de enero, cuando le preguntaron sobre la existencia de la relación con Clinton.

Pero la revelación de un affair dentro de la Casa Blanca es la parte menos peligrosa de la bomba política. La cuestión es si el propio Clinton mintió sobre el asunto al ser interrogado bajo juramento sobre el caso contra él por hostigamiento sexual de Paula Jones, y si buscó presionar a Lewinsky para cometer perjurio sobre lo mismo.

Aquí está involucrado, según los alegatos, el viejo amigo del presidente, el influyente abogado empresarial Vernon Jordan, quien fue el que ayudó a Lewinsky a conseguir un empleo el mes pasado en una empresa de relaciones públicas en Nueva York, y la sospecha es que lo anterior fue a cambio de un acuerdo de negar todo.

Si algo de esto resulta cierto, Clinton podría enfrentar acusaciones legales de perjurio y obstrucción de justicia, y si es así, comentan algunos (con interés político), podría hundir la presidencia de Clinton.

Esta tarde el presidente del Comité de Asuntos Judiciales del Senado, el republicano Henry Hyde, declaró que si las acusaciones son comprobadas, se tendría que considerar comenzar un proceso de ``destitución'' del presidente.

Lewinsky tiene una cita para ser interrogada en el caso de Paula Jones, pero podría negarse a declarar bajo su derecho a no autoincriminarse. Starr podría ofrecerle inmunidad para invitarla a cooperar en la investigación, como lo ha hecho con Tripp.

Mientras tanto, la Casa Blanca ha estado en alerta máxima en las últimas 24 horas y hoy en tres entrevistas el propio presidente negó la existencia de tal relación sexual (no ha negado la existencia de alguna relación) y el que haya pedido a Vernon Jordan que buscara la forma de hacer mentir a la joven.

Hillary Clinton, en Baltimore, sostuvo que todo es ``falso, absolutamente'' y comentó a Reuters que esto es obra de los enemigos políticos del presidente.

No es la primera vez que Tripp ha estado en el centro de este tipo de controversias. Anteriormente ha alegado que el mandatario hizo avances sexuales a otra mujer, y también fue señalada como fuente de ciertas afirmaciones de la vida privada de George Bush cuando era presidente.

Lo único en que todos están de acuerdo, dentro y fuera de la Casa Blanca, es que estas nuevas acusaciones no se desvanecerán muy pronto, y que esta nueva nube se mantendrá sobre la presidencia durante un buen y largo rato. Nadie desea pensar que esto podría llevar a un día en que Starr interrogue de nuevo al presidente bajo juramento, no sobre --como en la última instancia-- el asunto de bienes raíces de Whitewater, sino sobre el comportamiento sexual del presidente dentro de la Casa Blanca.

Los rumores de más aventuras extramaritales constantemente han perseguido al presidente, desde las históricas como Paula Jones, hasta acusaciones de sus actividades extrapresidenciales dentro de la Casa Blanca. Y, señalan, el alto nivel de cinismo del electorado estadunidense, que no ve en estos rumores nada fuera de lo que se espera de la gente en Washington, lo que ha permitido que Clinton no haya tenido que pagar políticamente por sus pecados.