La Jornada 22 de enero de 1998

La violencia, endosada con la complacencia de autoridades

José Antonio Román Ť La violencia introducida en las comunidades de la diócesis de San Cristóbal de las Casas ha sido ``endosada'' por quienes la generaron en su estrategia, como si fuera el resultado de la profesión de diferentes credos, denunciaron los obispos Samuel Ruiz y Raúl Vera López.

Durante la homilía pronunciada ante miles feligreses que participaron en la peregrinación de esa diócesis a la Basílica de Guadalupe, se oró para que las autoridades ``actúen con sabiduría y definan los nuevos caminos que demandan la justicia y la paz'', así como por el valor de poder corregir el funcionamiento de las instancias, partidos políticos, organismos o movimientos, ``para que enfoquen su acción a conseguir condiciones de vida más humanas, pensando especialmente en los más pobres''.

Posteriormente, en conferencia de prensa el obispo titular de San Cristóbal, Samuel Ruiz García, subrayó que la peregrinación fue ``estrictamente'' un acto eclesial, y expresó su deseo de que se aplique por parte del gobierno una nueva estrategia para Chiapas.

Sin embargo, señaló que si ésta llega debe darse con un auténtico deseo de alcanzar la paz, con justicia y dignidad. Dijo que la conciencia de la sociedad civil y el apoyo externo que en este momento se está dando, ``ayuda a que se vaya a fondo en las circunstancias actuales''.

Interrogado sobre quiénes introdujeron y endosaron la violencia, el obispo Ruiz se remitió a un análisis elaborado por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas. Señaló que autoridades locales, con apoyo de otras, incluyendo algunos ex militares que dieron entrenamiento y la complacencia de autoridades estatales, propiciaron las acciones en contra de los que aparecían como bases del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) o de gente que no estaba dentro del partido oficial en la zona Norte del estado.

Es decir, se realizó un balance de la disminución y pérdida de fuerza del partido oficial, y de ahí se generó una reacción que no sólo fue de oposición política, sino de eliminación física, con el fin de que no hubiera participación de esa gente en posteriores elecciones. Esa eliminación, añadió Ruiz García, consistió también en echar fuera del estado a quienes tenían más poder de convocatoria en la zona Norte, principalmente de los municipios de Sabanilla, Chenalhó, Tila, Tumbalá, Palenque y Salto de Agua.

``Entonces, se había tejido una estrategia en la zona Norte para evitar que hubiera un descenso en la participación política del partido oficial'', afirmó el obispo de San Cristóbal de las Casas en la argumentación que dio a los medios durante la conferencia de prensa, convocada luego de las más de dos horas que duró la celebración religiosa.

Cambio de objetivos

Durante la misa, Ruiz García manifestó que al salir de la diócesis rumbo a la ciudad de México, el objetivo era dar a conocer a su paso la verdad de los hechos ocurridos recientemente en el estado. Sin embargo, en el trayecto, con la inmolación de las víctimas de Acteal, la peregrinación dejó de ser camino de denuncia y demanda de solidaridad. ``Se convirtió más bien en la oportunidad de poder testificar, con fundada esperanza, la transformación de la sociedad por los senderos de la justicia y de la fraternidad verdaderas''.

El obispo agradeció ante los feligreses y sacerdotes asistentes, incluso de otras diócesis y países, las muestras de solidaridad expresadas por numerosas personas, comunidades e instancias, tanto de México como de otras naciones del mundo.

``Sin ese pertrecho -agregó- no hubiéramos podido permanecer de pie. Así, hemos experimentado que nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan.''

Más adelante, el obispo coadjutor Raúl Vera, quien también pronunció parte de la homilía, recordó las palabras de aliento de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego. ``Esas palabras adquieren su pleno significado ante el sufrimiento y aflicción del pueblo chiapaneco, pero también abren la esperanza de un cambio positivo''.

En la serie de peticiones en la misa, las cuales se turnaron ambos obispos, se oró por que ``se muevan los corazones de quienes nos gobiernan para que su preocupación sea el bienestar de todos, teniendo como punto de partida a los más desprotegidos''. Asimismo, se rezó para que fuera ``arrancada la cizaña de la corrupción, que lesiona los derechos ajenos y conduce a la inestabilidad social''.

Los cientos de peregrinos chiapanecos, quienes junto con feligreses de otras entidades, incluido el Distrito Federal, llenaron prácticamente la Basílica de Guadalupe; llegaron la mañana de ayer al Valle de Chalco, en el estado de México, para de allí trasladarse por la tarde a la ex glorieta de Peralvillo, desde donde comenzaron el recorrido final por calzada de Guadalupe.

La última parada

René Ramón Alvarado, corresponsal, Valle de Chalco, Méx. Ť ``No están solos, tienen nuestro apoyo porque todos somos mexicanos'', expresaron los más de 350 habitantes, en su mayoría mujeres y niños, que recibieron a los cerca de mil 500 integrantes de la Peregrinación por la Paz en Chiapas, al arribar a la iglesia de San Isidro Labrador, última parada antes de llegar a la Basílica.

Aunque fue suspendida la misa que se oficiaría en la iglesia de la comunidad, los católicos provenientes de Chiapas fueron recibidos con aplausos, globos y pancartas en las que se rezaba por una paz con justicia y dignidad.

Ya en el atrio de la parroquia, al menos 350 habitantes de este valle, dieron entre gritos una sencilla pero emotiva recepción a los peregrinos, quienes conforme entraban a las instalaciones con cruces en las manos rezaban en diferentes lenguas indígenas, para luego gritar en castellano ``¡Viva México! ¡Viva Chiapas! Viva la Virgen de Guadalupe!''

La comitiva que llegó en 23 autobuses, cuatro camionetas, un microbús y una Suburban, en la cual viajaba el obispo coadjutor, fue recibida por el sacerdote del lugar, Domingo Garino. Los peregrinos, visiblemente cansados por el trayecto de más de dos días, recibieron alimentos y descansaron varias horas antes de empezar su recorrido final.