El país está a la deriva porque no hay una conducción política, como lo muestra la situación en Chiapas, de ahí la preocupación que crece en amplios sectores.
1. La ``estrategia'' de Ernesto Zedillo de lanzarse a fondo en una guerra sucia contra los zapatistas está fracasando porque menospreció a la sociedad civil y pretendió ignorar a la comunidad internacional, y como es evidente no ha conducido más que a su propio desprestigio. Qué mejor signo de ello que el del emblema del EZLN ondeando en el consulado de México sobre el Gran Canal de Venecia, el 22 de enero.
2. La falta de autoridad política de Zedillo está acentuando la descomposición del régimen y el aspecto más preocupante es el de la independencia con la que se están manejando las fuerzas armadas, que manifiestan todos los días un desdén absoluto por la legalidad del país. El general Enrique Cervantes Aguirre (titular de la Sedena), abiertamente desbocado amenazó en Ciudad Victoria, Tamaulipas, (21 de enero) con seguir cateando domicilios en Chiapas (desconociendo así la Constitución General de la República) y con lanzarse a desarmar al EZLN (ignorando la Ley para el Diálogo), advirtiendo que el Ejército permanecerá en la entidad ``hasta que sea necesario'' (con lo que olvida además que quien manda no es él sino Zedillo), y para cerrar con broche de oro sus declaraciones afirmó desconocer la existencia de grupos paramilitares, corroborando la responsabilidad del Ejército al adiestrarlos y protegerlos.
3. El escándalo suscitado por las revelaciones hechas en Estados Unidos de que en los dos últimos años el gobierno mexicano ha enviado a 384 oficiales a la Escuela de las Américas en Fort Benning (Georgia), un centro de adiestramiento para la contrainsurgencia, la tortura y las operaciones psicológicas de guerra, con lo que México se convierte en el país que tiene ahí a más alumnos inscritos (Milenio 21), ponen por otra parte una vez más en entredicho a Zedillo y al general Cervantes Aguirre. El representante federal Joseph Kennedy, quien encabeza una campaña para clausurar esta escuela, ha señalado que de ella han egresado cientos de militares latinoamericanos responsables de torturas y matanzas y que, en el caso de México, además de algunos egresados que hoy son miembros de los ejércitos privados de los narcos, se cuentan 20 oficiales involucrados en la lucha contra el EZLN y responsables de violaciones a los derechos humanos en Chiapas (La Jornada, 17 de enero).
4. La acusación al gobierno mexicano es muy grave pues hace evidente que a lo largo de estos años, pretendiendo negociar la paz Zedillo ha mantenido su estrategia de guerra, y que tanto él como su secretario de la Defensa incurren en responsabilidades, pues están violentando con tales políticas la Ley Orgánica del Ejército, que en su artículo 122 señala que la educación de los militares debe sustentarse en el ``amor a la patria''.
5. La ``estrategia paramilitar y militar'' se le ha revertido a todas luces al gobierno, pues su campaña de desinformación no ha podido demostrar que la matanza de Acteal obedeció a ``una venganza'' por ``conflictos intercomunitarios'' ni le ha permitido ocultar las evidencias que prueban que se trató de un crimen de Estado largamente preparado, y ahora su pretensión de obtener un respaldo a esa política de fuerza está también fracasando, pues no encuentra un aval significativo.
6. La ``estrategia política'', instrumentada por Francisco Labastida desde Bucareli, no tiene visos de éxito, pues pretende sustentarse en el apoyo ``institucional'' de partidos y sindicatos a esa política de fuerza (llamada ``de Estado''), cuyo objetivo es doblegar al EZLN montando mesas ``de negociación'' con otros interlocutores y haciendo aprobar por ``la mayoría'' PRI-PAN el texto constitucional de Los Pinos en materia indígena. Los únicos respaldos a Zedillo han sido los poco prestigiados de la CTM, que sigue siendo la línea dura del régimen, y de Felipe Calderón y otros panistas, que al avalar la militarización de Chiapas están embarcando a su partido en una nueva aventura de componendas que no hace más que dañar al PAN y envilecer la vida política del país.
7. El nerviosismo de los tecnócratas ante las elecciones del año 2000 los está llevando a acelerar la descomposición del ``sistema'', y es el caso de los medios masivos que cada día tienen menos credibilidad. Las burlas hechas por Guillermo Ortega al obispo Samuel Ruiz y a la peregrinación que vino de Chiapas durante el Noticiero del canal 2, del 21 de enero, no pueden sorprender, pues se dieron al día siguiente de que este locutor fue recibido junto con El Tigrillo Azcárraga por Ernesto Zedillo en Los Pinos y en la misma emisión en que lanzó una nueva andanada contra Cuauhtémoc Cárdenas, enseñando cuál es la estrategia oficial. Guillermo Ortega, como se sabe, fungió como patiño de Carlos Salinas durante una serie de emisiones en la campaña electoral de 1988, en la que estuvo a sueldo del PRI y de su candidato, y ahora pretende tener aceptación.
8. El gobierno mexicano no puede aspirar a alcanzar respetabilidad alguna en el exterior con esa política de dobleces. Las movilizaciones en 27 países (11-12 de enero), la condena de la Unión Europea (15 de enero) y el anuncio de la visita de múltiples observadores internacionales, son una prueba del desprestigio del gobierno mexicano y de la creciente simpatía que hay por la lucha de los campesinos indígenas de México. El senador veracruzano Gustavo Carvajal (ex presidente del PRI) manifestó por ello su enojo, pues en una reciente reunión internacional de partidos políticos, según contó a El Financiero (19 de enero), los dirigentes de dos partidos africanos le pidieron al conocerlo que trajera a México dos cartas al subcomandante Marcos, lo que suscitó su disgusto, ya que debió responder que no lo conocía.
9. El gobierno mexicano, como es evidente, no puede ya ignorar que ha suscrito instrumentos internacionales reconociendo que el genocidio y el etnocidio son crímenes ``de lesa humanidad'' y que la matanza de Acteal y las expulsiones dan a la comunidad internacional la posibilidad de intervenir en Chiapas para que se respeten los derechos humanos.
10. ¿No podrá por todo esto entender Ernesto Zedillo que debe abandonar su estrategia de fuerza y ponerse a negociar en serio la paz en Chiapas, como se lo exigen diversos sectores de mexicanos.