Renunció al IFE el cuestionado secretario ejecutivo Felipe Solís Acero
José Gil Olmos Ť Felipe Solís Acero, secretario ejecutivo del Instituto Federal Electoral (IFE), señalado como una ``cuña'' del ex secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet Chemor, en este organismo, renunció a su cargo tras serias discusiones de los consejeros electorales sobre la pertinencia de su figura en la búsqueda de la autonomía de la institución.
Precisa Solís Acero que desde hace varias semanas había tomado la decisión de retirarse del IFE y que ahora lo formalizaba ``con el sincero deseo de que esta decisión contribuya a favorecer un ambiente interno que propicie el mejor desarrollo institucional''.
El nuevo secretario ejecutivo será propuesto por el presidente consejero del IFE, José Woldenberg, en la próxima sesión del Consejo General a celebrarse el 30 de enero, en la cual también se oficializará la salida de Solís Acero.
Woldenberg se reunió ayer por la noche con los otros ocho consejeros ciudadanos que integran el Consejo General del IFE para discutir el caso de Solís Acero que, en los últimos meses, tensó la relación entre ellos, sobre todo con seis de estos que demandaron la evaluación del funcionario, en el marco de la reestructuración del organismo de cara a la organización de las elecciones federales del año 2000.
Con fecha del pasado lunes 19 de enero, Felipe Solís Acero presentó a Woldenberg su renuncia a los cargos de secretario ejecutivo y director ejecutivo de Organización Electoral del IFE, que ocupara desde el 31 de octubre de 1996. Fecha desde la cual fue aceptada su labor bajo la condición de que sería evaluada un año después, luego de las elecciones federales del 6 de julio.
``He servido a la institución durante más de siete años con total entrega, con auténtica lealtad y hasta el límite de mis capacidades en las diferentes encomiendas que el instituto me confió'', señala Solís en la misiva entregada a Woldenberg, quien en distintas ocasiones lo defendió ante las severas criticas que recibió de algunos consejeros electorales.
``Estoy convencido que en el desempeño de mis funciones, tanto como director ejecutivo de Organización Electoral como en el carácter de secretario ejecutivo, actué con estricto apego a los mandatos de la ley, a los principios rectores que rigen la vida de este organismo y con el mayor sentido de responsabilidad. Me retiro de la Institución con la tranquilidad que da la satisfacción del deber cumplido y seguro de que los resultados de mi desempeño, siendo públicos, están disponibles para la valoración que se estime pertinente'', explica en la misiva de dos hojas.
Reconoce que se terminó un ciclo fructífero en el IFE y expresa a Woldenberg su deseo de que el instituto continúe el proceso irreversible de consolidación ``como el organismo del Estado mexicano que por su eficacia y genuina imparcialidad sea capaz, como lo ha sido hasta ahora, de organizar elecciones que sean transparentes y confiables para partidos políticos y ciudadanos''.
Entrevistado telefónicamente antes de reunirse con Woldenberg, el consejero electoral Emilio Zebadúa dijo que Felipe Solís merece un reconocimiento por su trayectoria en el servicio público, donde ha demostrado, sobre todo en el IFE, gran experiencia y capacidad operativa.
Dijo que fue un elemento crucial en el proceso de transición del instituto para conseguir su autonomía, y que ello le aseguraba éxito en su carrera política.
Sin embargo, no quiso destacar la importancia de la evaluación de 100 cuartillas que le entregaron hace un mes seis consejeros a Woldenberg sobre el desempeño de Solís Acero, en el que se concluía un dictamen negativo y la petición de su renuncia.