La Jornada 23 de enero de 1998

Fin a la política oficial de ``encubrimiento'', demanda Raúl Vera

Alma E. Muñoz Ť El Ejecutivo federal tiene responsabilidad ``de primer orden'' en el conflicto de Chiapas y le toca hablar en el diálogo con la verdad para alcanzar soluciones, declaró ayer el obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas, Raúl Vera. Al criticar la falta de respuesta oficial para terminar con la violencia en aquel estado, el religioso pidió a las autoridades revertir la ``visión alejada de la realidad que no sé qué asesores'' presentan sobre el problema, lo que deriva en una ``política de encubrimiento de la situación''.

Al participar en una mesa de reflexión sobre Chiapas en la Universidad Iberoamericana (UIA), el religioso reiteró su llamado a establecer mecanismos de diálogo, fraternidad y justicia para no ``encaminarnos hacia la dictadura, la represión y la guerra''.

Luego de recordar las acciones de lucha del obispo Samuel Ruiz por lograr la pacificación en el estado, Raúl Vera presentó ante estudiantes un resumen de las acciones violentas en Chiapas que a su entender son resultado de una política de encubrimiento acerca de lo que realmente viven las comunidades indígenas.

Habló también de la falta de democracia y justicia; de los ataques violentos en contra de los pobladores por parte de grupos paramilitares, y de la emigración de al menos diez mil chiapanecos de sus lugares de origen en la zona norte.

``Esta situación que vive Chiapas creemos que es una violencia inducida, provocada'', por eso, el prelado preguntó cuál es el destino a esperar si hay voces que hablan de la permanencia de militares en la zona ``olvidando la ley del diálogo aprobada en el Congreso''. A ellos les recordó la intención del EZLN por desarmarse si existe una nueva estrategia para la búsqueda de la paz. No olvido entonces -subrayó- pedirles diferenciar el significado de los grupos paramilitares ``que actúan con barbarismo'', frente a las intenciones del ejército insurgente en su lucha por la justicia.

``En el terreno de la práctica y lo concreto, en el aquí y ahora preciso de nuestra historia, el Ejecutivo federal tiene una responsabilidad de primer orden y tenemos la convicción de que nadie debe ser espectador en este momento de reflexión. Por lo demás, el Ejecutivo es una de las partes en el conflicto y le toca hablar en el diálogo con la verdad, a él le toca definir''.

Raúl Vera recordó la apreciación de los obispos de la diócesis de San Cristóbal de las Casas entorno al conflicto de la zona norte, misma que entregaron a la Secretaría de Gobernación. Esta fue enviada como respuesta a los ataques recibidos por su trabajo en ese ámbito. El prelado aclaró que las acciones de la Iglesia se encaminan a la búsqueda del bien para los más pobres y no al acceso a partido político alguno.

Para resumir sus acciones presentó su definición sobre Chiapas: ``significa gente pobre, significa sufrimiento espantoso''. La muestra, dijo, está en Acteal, acto violento número 25 a partir del 24 de mayo. El obispo presentó una visión de la vida de los desplazados en la zona norte y subrayó sus ``condiciones denigrantes''. Ellos, dijo, regresan con un mensaje de aliento para buscar mejores condiciones de vida y encuentran casas saqueadas en su totalidad y una situación de cerco de grupos paramilitares, cuyos integrantes tan sólo en Chenalhó son 260.

El obispo se refirió a las voces que buscan el diálogo y la justicia para terminar con el control ``de esas fuerzas ocultas que se hacen manifiestas, pero que no se sabe quiénes son sus cabezas''.

Posteriormente, el obispo concelebró junto con diez sacerdotes jesuitas. Varios indígenas participaron en la ceremonia litúrgica que se ofició de forma bilingüe.

Ese panorama para el obispo derivó en una política de encubrimiento cuyas acciones ''generaron una guerra de baja intensidad''. Por ello dijo ''si hay una visión alejada de la realidad, no sé que asesores tengan los que deben decidir desde las fuentes oficiales pero ahorita está muy allá...''