La Jornada 24 de enero de 1998

Zedillo: acuerdos de San Andrés sí; fueros y autoritarismos, no

Juan Manuel Venegas, enviado, Kanasín, Yuc., 23 de enero Ť El gobierno federal no sigue ni tiene estrategias de guerra en Chiapas, sostuvo aquí el presidente Ernesto Zedillo, y manifestó su total rechazo a quienes ``por razones de su estrategia, de su propaganda o de sus intereses políticos están faltando a la verdad. Saben bien que en estos tres años el gobierno no ha ejercido la fuerza del Estado para resolver el conflicto; no lo ha hecho y así será hasta el último día de mi gobierno''.

En este municipio, el jefe del Ejecutivo fijó cada uno de los puntos con los que, subrayó, ``no estamos de acuerdo'', y entre ellos destacó los intentos de algunas personas y grupos que invocan la injerencia externa en los asuntos de nuestro país.

Zedillo hizo una severa crítica ``a quienes desean, buscan, motivan, invocan o facilitan la injerencia externa para hacer lo que los mexicanos podemos lograr''. Indicó que a lo largo de nuestra historia, ``nunca, absolutamente nunca, ningún problema ni ningún conflicto entre mexicanos ha sido resuelto por extranjeros o desde el exterior''. También cuestionó a los extranjeros que alegando razones humanitarias están ``directamente involucrados en el conflicto de Chiapas''.

Para Zedillo intervenir, aun de buena fe, en asuntos internos que sólo competen a los mexicanos, ``es injusto para un país que se ha distinguido por respetar la vida interna de las demás naciones. Es injusto para un país que, como México, se ha esmerado por que se respete la autodeterminación de toda nación, grande o pequeña, frágil o poderosa''.

Luego de inaugurar el centro de salud para el municipio de Kanasín y de hacer una evaluación sobre el programa estatal del ramo, el Presidente improvisó un largo discurso en el que fijó su posición en torno a Chiapas. Se trató de la definición presidencial más completa desde la matanza de Acteal.

Aquí se refirió, asimismo, a los acuerdos de San Andrés, con los cuales ``estamos de acuerdo, pero no vamos a aceptar interpretaciones que atenten contra la soberanía y la unidad nacional, ni que pongan en riesgo las garantías individuales, las libertades y los derechos humanos''.

Puntualizó: ``No vamos a aceptar formas de gobierno antidemocráticas y autoritarias, no vamos a aceptar fanatismos. No se aceptarán fueros y privilegios excluyentes ni desprecio a las minorías''.

Se aprovechan de la tolerancia del gobierno

En su gira por Yucatán, Zedillo fijó los lineamientos de la actitud que asumirá su gobierno en el conflicto chiapaneco. En su primer acto en esta entidad el mandatario inauguró la ampliación de la pista internacional del aeropuerto Manuel Crescencio Rejón, en Mérida, y de ahí se trasladó al municipio de Kanasín.

En su discurso ante los habitantes de ese lugar, aprovechó para hablar de Chiapas y ``reafirmar con lo que no está de acuerdo el gobierno y en qué sí está de acuerdo'' para la solución del conflicto.

Enumeró primero todas las actitudes que su gobierno rechaza absolutamente. No estamos de acuerdo, dijo, con ninguna forma de violencia, provenga de donde provenga, ``y no se puede aceptar que esgrimiendo una causa que es justa, la de solucionar la pobreza y el abandono, se acuda a la amenaza de las armas, y tampoco se puede aceptar que ante la amenaza de las armas o ante la amenaza de inseguridad en los bienes o intereses propios, sean legítimos o no, se reaccione con violencia''.

El Presidente rechazó también que la aplicación de la ``fuerza del Estado'' sea la solución al problema, ``de ahí que el gobierno federal ni ha ejercido ni ha amenazado con ejercer esa fuerza; así ha sido desde el primer día y así será hasta el último día de mi gobierno''.

En ese sentido, de manera tajante, rechazó las versiones que hablan de una amenaza del gobierno federal:

``Quienes hablan de que el gobierno está buscando enfrentamientos, o que está induciendo a la violencia, saben bien que faltan a la verdad. Saben bien que no hay enfrentamientos inevitables y que el gobierno federal no sigue ni tiene estrategias de guerra en Chiapas. Saben que sus palabras son para ganar adeptos, para mantener simpatías y para sustentar su propaganda en México y en el exterior. Quienes por razones de su estrategia, de su propaganda o de sus intereses políticos están faltando a la verdad, saben bien que en estos tres años, el gobierno federal no ha utilizado su fuerza en Chiapas, a pesar de las provocaciones, las falsedades y las amenazas''.

El jefe del Ejecutivo esgrimió, incluso, que ``aquellos que faltan a la verdad están aprovechándose de la tolerancia del gobierno, de una tolerancia que aunque irrite a una parte de la ciudadanía, es propia de una auténtica democracia''. Advirtió que ``su protagonismo para promover intereses de congregación o de grupo o para confundir a la opinión pública no está contribuyendo a la solución del conflicto''.

Es inaceptable, subrayó, que la crisis se utilice para favorecer propósitos políticos que no tienen nada que ver con la solución a las causas profundas de la justa inconformidad de las comunidades indígenas.

Rechazo a la injerencia extranjera

Zedillo fue enfático para rechazar de igual forma ``a quienes desean, buscan, motivan, invocan o facilitan la injerencia externa para hacer lo que los mexicanos podemos lograr'', y criticó también a los extranjeros que pretenden ``inmiscuirse'' en los asuntos internos de México.

``Muchos de quienes desde el exterior se inmiscuyen, no para ayudar a las solución del conflicto sino para mantenerlo como bandera, obrarían mejor trabajando para reparar las injusticias que en sus propias tierras han dejado el autoritarismo y la exclusión de sus antepasados'', consideró el mandatario mexicano.

Añadió: ``Para los mexicanos y para el gobierno federal resulte inadmisible que haya personas que incluso transgrediendo nuestras leyes, aunque alegando razones humanitarias, estén directamente involucradas en el conflicto de Chiapas; en especial nos preocupa su conducta, cuando en sus propios países tienen vivos la división, el conflicto y aun el terrorismo engendrados por el colonialismo o el autoritarismo no distante en su propia historia''.

Nueva relación entre los pueblos indígenas y el Estado mexicano

La parte final de su discurso Zedillo la dedicó al tema pendiente de los acuerdos de San Andrés y a enunciar ``en lo que sí está de acuerdo'' el gobierno federal.

Sobre esto último manifestó su convencimiento de que la única solución rápida, pacífica y definitiva del conflicto está en satisfacer los reclamos indígenas de una nueva relación con el Estado mexicano. Por eso, el gobierno está de acuerdo en construir una nueva relación entre los pueblos indígenas, la sociedad mexicana y el Estado.

En seguida retomó algunos puntos contenidos en los acuerdos de San Andrés Larráinzar. ``Como dicen los acuerdos (establecer): una nueva relación que atienda y remedie las condiciones de pobreza, explotación y exclusión política que por años y años han lastimado y siguen lastimando a los pueblos indígenas. Una nueva relación en la que la Federación, los estados y los municipios promuevan, con la participación de los pueblos indígenas, su desarrollo equitativo y sustentable, así como el combate a toda forma de discriminación''.

Destacó su acuerdo en desarrollar una cultura de la pluralidad y la tolerancia, en la que ``se acepten las visiones del mundo, las formas de vida y los conceptos de desarrollo de los pueblos indígenas''.

Al respecto, señaló su disposición a impulsar cambios jurídicos y legislativos que amplíen la participación y la representación política, tanto local como nacional de los pueblos indígenas, respetando las diversas condiciones y tradiciones y fortaleciendo un nuevo federalismo en la República Mexicana, en un marco constitucional que asegure la unidad nacional.

Mi gobierno, agregó Zedillo, ``está de acuerdo con los acuerdos de San Andrés Larráinzar'', pero no aceptará interpretaciones de éstos ``que atenten contra la soberanía y la unidad nacional, ni que pongan en riesgo las garantías individuales, las libertades y los derechos humanos''.

El gobierno federal ``no podría aceptar formas de gobierno antidemocráticas y autoritarias, ni fanatismos; no podría aceptar fueros ni privilegios excluyentes ni desprecio a las minorías''.

En ese sentido llamó finalmente a ``dar forma a los acuerdos de San Andrés, a fin de avanzar genuinamente en el reconocimiento, la inclusión y el aliento a los pueblos indígenas, para que la democracia, la libertad y la justicia sean de todos''.


Jesusa Cervantes Ť Un respaldo total al mensaje presidencial sobre Chiapas otorgó anoche el PRI y se unió ``al rechazo contundente hacia quienes desde el exterior se inmiscuyen para mantener como bandera el conflicto chiapaneco''.

En un comunicado de cinco párrafos y después de calificar ``de enriquecedor'' el mensaje, el Comité Ejecutivo Nacional manifestó ``su más firme apoyo a la política del presidente Zedillo y todas las acciones emprendidas para resolver el conflicto de Chiapas''.

``Nos unimos al compromiso de propiciar que se destierren mentalidades, actitudes y comportamientos discriminatorios hacia los indígenas'', dijo.

El PRI -afirma- está convencido de que el único camino para alcanzar la paz es el diálogo y la negociación y satisfacer los reclamos indígenas de una nueva relación con el Estado.

El más firme apoyo del PRI al Presidente, insitió, porque en la conformación de la nueva relación del Estado con los pueblos indios el partido esta convencido que ''es mucho más lo que nos une y nos identifica como mexicanos, que aquello que pudiera dividirnos y distanciarnos''.


Elio Henríquez, corresponsal, Chenalhó, Chis., 23 de enero Ť El secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente, consideró como ``alentadora'' la postura de las comisiones de Concordia y Pacificación (Cocopa) y Nacional de Intermediación (Conai), para que la ayuda humanitaria a los simpatizantes zapatistas desplazados en Chenalhó sea entregada por la CNDH y otras organizaciones, pues, dijo ``coincide con el planteamiento que hicimos desde un principio''.

Asimismo, a pregunta expresa, negó ser el comisionado de la política social para Chiapas. ``Yo soy el encargado del programa de auxilio humanitario para los desplazados de Chenalhó, que me encomendó el Presidente de la República; esos fueron los términos de mi tarea'', precisó.

Entrevistado en este lugar, a donde llegó para evaluar la campaña intensiva de vacunación, mediante la cual se espera aplicar más de 5 mil dosis, De la Fuente opinó que en este momento todos los actores están ``retomando'' el diálogo político en Chiapas.

Insistió en que el programa de auxilio humanitario impulsado en este municipio ``no es de coyuntura ni transitorio'', sino que las acciones que hoy se realizan se queden como ``funciones institucionales''. Dio a conocer que en Chenalhó sólo hay 6 mil desplazados, y reconoció que a la comunidad zapatista de Polhó no se ha podido llevar ayuda.

Por ello, destacó la importancia del comunicado conjunto de la Cocopa y la Conai, emitido ayer, en el que plantean que sea la CNDH y otras organizaciones las que entreguen la ayuda humanitaria.

En el programa original no se preveía la visita del secretario de Salud, quien estuvo acompañado por el gobernador Roberto Albores Guillén, a Polhó, pero al salir de la cabecera de Chenalhó la camioneta Suburban enfiló hacia ese lugar, con una maniobra previa para alejar a los periodistas, a quienes el equipo de seguridad trató de impedir el paso en varias ocasiones.

La intención de De la Fuente y de Albores Guillén era ir a Polhó pero, al darse cuenta de la presencia de los reporteros, se detuvieron en la comunidad de Yabteclum -pocos kilómetros antes de llegar a Polhó. Visitaron brevemente un puesto de salud y enseguida regresaron a San Cristóbal de las Casas, donde también presidieron otra reunión de trabajo.

En esa ciudad, el gobernador Albores Guillén aseguró que la presencia del Ejército en Chiapas ``no es para confrontar, sino para garantizar seguridad''.

Sostuvo que en Chiapas el Ejército ``está cumpliendo con las responsabilidades que le faculta la propia Constitución'', y además ``ha sido muy respetuoso en las zonas zapatistas''.

Por otra parte, los integrantes de La Bola, un colectivo de artistas, músicos y estudiantes, llegaron hoy a esta ciudad y dieron a conocer que mañana entregarán 31 toneladas de ayuda humanitaria.


Andrea Becerril Ť El presidente de la Comisión de Defensa del Senado de la República, Alvaro Vallarta Ceceña, advirtió que el Ejército no debe salir de Chiapas, ya que, ``a pesar de las calumnias en su contra'', las fuerzas armadas han sido un factor de unidad.

El general con licencia y senador del PRI exigió que se deje de distorsionar los hechos en Chiapas y de culpar al Ejército de violar derechos humanos, ``cuando lo que hace es dar seguridad a la población''.

El Ejército, agregó, no tiene nada que ocultar, pues pese a ``las calumnias cumple con su deber y lo está haciendo bien''.

Cuestionado sobre las muchas voces que piden disminuir la militarización en la entidad en conflicto y el repliegue paulatino de las fuerzas armadas de ese estado del sureste, Vallarta sostuvo que el Ejército ``no es el mounstro que dicen viola mujeres y asesina'' y, ``por el contrario, es el que ``ayuda en las comunidades a recoger las cosechas y evitar más enfrentamientos''.

``Si elementos de las fuerzas armadas están en Chenalhó y en otras comunidades es porque ahí se necesitan, aunque sea zona zapatista'', agregó el legislador de origen castrense, y advirtió que ``ya basta de confundir a la opinión pública'', toda vez que, dijo, el problema en Chiapas no se resolverá ``creando climas de odio y de venganza''.

Dijo que deben cesar la críticas infundadas y los rumores, pues hay cuestionamientos si el Ejército no aplica la Ley General de Armas de Fuego y Explosivos. ``Pero si lo hace, también está mal y de inmediato surgen los reclamos, los rumores y eso es lo que confunde a la población''.

Precisó que el Ejército no pretende que se desarme a los zapatistas, ya que ellos están amparados en la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna, que es parte del marco jurídico para la negociación y fue acordado por el gobierno federal.

Vallarta agregó que la propia presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Mireille Roccatti, declaró públicamente que no es posible, por razones de seguridad, recomendar en este momento la salida paulatina de las fuerzas armadas de territorio chiapaneco. En igual sentido, agregó, se han manifestado Gilberto Rincón Gallardo y algunos integrantes de la Cocopa.

Además, concluyó el senador priísta, nada se ganará con tratar de culpar al Ejército o al gobierno de la situación.

Entrevistado antes de que se conociera el discurso del presidente Ernesto Zedillo en Yucatán, Vallarta dijo que hay voluntad política del gobierno para dar solución al problema de Chiapas.

La comisión senatorial que encabeza, dijo, se ha reunido en varias ocasiones con el secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Enrique Cervantes Aguirre, quien expresó que ``podemos seguir reuniéndonos con él cuantas veces sea necesario para despejar toda duda o inquietud en torno a la actuación de los militares en Chiapas''.