Carlos Bonfil
¿Es o no es?

El pretexto inicial para Paul Rudnick, dramaturgo y guionista de ¿Es o no es? (In & out) fue una anécdota. En 1994, al recibir el Oscar al mejor actor por Filadelfia, Tom Hanks agradeció y de paso rindió homenaje a Rawley Farnsworth, de 69 años, maestro suyo de dramaturgia, hoy jubilado, señalándolo como ``uno de los gays estadunidenses más notables que haya tenido la suerte de conocer''. A partir de esta historia, Rudnick construyó el personaje de Howard Brackett (Kevin Kline), joven maestro de literatura, a punto de casarse y cuyo trabajo y reputación social se ve en peligro cuando un ex alumno suyo, el actor Cameron Drake (Matt Dillon), incurre en indiscreciones similares.

Detrás de su apariencia de comedia ligera, plagada de clichés hollywoodenses, ¿Es o no es? revela, en su clara intención paródica, una mirada irónica a la vida doméstica estadunidense, a las tradiciones académicas neovictorianas, a la voracidad del periodismo sensacionalista y a las manías de corrección política de los apóstoles de la liberación sexual. Rudnick (responsable del guión de Los Locos Addams 2 y de Jeffrey) propone la primera comedia popular con un personaje estelar gay no afeminado ni ridiculizable, tampoco sujeto de compasión por estar enfermo de sida u obsesionado con la enfermedad.

En ¿Es o no es? la agilidad y frescura del guión determina y encauza el trabajo de dirección de Frank Oz (La tiendita del horror, ¿Qué tal Bob?) y el entusiasmo de los actores. Sus entrecruzamientos temáticos podrían hacer pensar en películas como La boda de mi mejor amigo o Sociedad de los poetas muertos, pero su vitalidad y espíritu festivo remiten más a las viejas comedias románticas de Frank Capra, estilo El mandamiento supremo (Meet John Doe, 1941), en las que un hombre ordinario, en un íntimo pueblo típico cobra una súbita notoriedad en los titulares de los diarios y en el rumor colectivo.

En el caso de la cinta de Frank Oz, la celebridad llega por el escándalo moral, pero la actitud discriminatoria que priva a una persona de su empleo por su orientación sexual se presenta aquí con desenfado humorístico, así como las reacciones de los familiares frente a la ambigüedad de sus preferencias sexuales, todo en la lógica hollywoodense del desenlace feliz. Pero uno de los tabúes máximos en Hollywood fue precisamente, durante muchas décadas, que las aventuras o peripecias de un personaje homosexual no podían jamás desembocar en un final feliz (El closet de celuloide, Epstein/ Friedman, 1996).

El juego e interés máximo de ¿Es o no es? consiste en revertir esa norma hollywoodense, hacer aceptable para los productores liberales de los años noventa la actitud que antes parecía impensable, volverla mercancía exitosa en taquilla, y materia de entretenimiento, señalando de paso el cambio paulatino en la percepción pública de la homosexualidad: los avances de la tolerancia, el derrumbe de muchos prejuicios y el creciente desprestigio de la homofobia ( la actitud menos rentable en taquilla, debido en parte a filmes como éste y Filadelfia).

En ¿Es o no es? los clichés culturales del gay estadunidense combinan el culto a la masculinidad (canción Macho man de los Village People) y las referencias obligadas a Barbra Streisand o Diana Ross. Y la cinta presenta (y reafirma) estos clichés como una reivindicación del placer, del juego y de la frivolidad en oposición a la solemnidad del recinto académico donde un director juzga la forma de caminar de Howard mientras los alumnos sólo aciertan a definir al homosexual típico como ``una persona inteligente, pulcra, bien vestida, amante de la poesía y, sobre todo, totalmente decente''.

El repertorio de secuencias humorísticas incluye una ceremonia de entrega de los oscares presidida por Glenn Close; la sesión en la que un grupo de ancianas se revelan sus secretos íntimos en desclosetamiento inesperado; la lección de masculinidad de Howard y su formidable abandono dancístico a la versión de Sobreviviré, de Diana Ross, y la multicitada escena de un beso que pasma al público. Las actuaciones de Kevin Kline, Tom Selleck y Joan Cusack son estupendas, pero la simpatía de Kline es el acierto constante de la cinta.

``En la escena del beso --declara el actor-- me sentía como Vivien Leigh en brazos de Clark Gable''. (Definitivamente, la masculinidad ya no es hoy lo que solía ser antes). Con Sólo una noche, de Mike Figgis (actualmente en cartelera), ¿Es o no es? (In & out) es una de las cintas que mejor reflejan las crisis y transformaciones en las actitudes públicas anglosajonas en materias de moral y sexualidad.