Busca la Casa Blanca una estrategia ante el sexgate de Clinton
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 24 de enero Ť Este fin de semana la Casa Blanca está trabajando intensamente para diseñar una estrategia política a fin de controlar el estallido del escándalo sexual del presidente Bill Clinton, que ha deprimido su nivel de aprobación entre los estadunidenses a su punto más bajo en tres años y ha llevado a su ex jefe de gabinete a evocar en público la posibilidad de que el presidente podría tener que renunciar.
Aunque a estas alturas pocos analistas aquí creen que el presidente tenga que abandonar su cargo, los comentarios públicos sobre esta posibilidad son un indicio de la gravedad de los los problemas políticos que enfrenta Clinton.
Asesores de la Casa Blanca insisten que el mandatario continúa enfocándose en el negocio de gobernar, ultimando los detalles del informe que presentará ante el Congreso el martes por la noche, y que este sábado discutió asuntos como las opciones frente a Irak con miembros de su gabinete.
Pero el presidente, sus abogados y la primera dama Hillary Clinton --quien según funcionarios muestra una fortaleza ``impresionante'' ante el escándalo-- también dedicaron parte de esta jornada a llamar a algunos ex consejeros presidenciales, entre ellos Mickey Kantor y Harold Ickes, a quienes pidieron ayuda en la defensa de su ex jefe y amigo.
Mientras, la ex voluntaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky, quien supuestamente fue grabada comentando con su amiga Linda Tripp los detalles de lo que ella dijo fue una relación sexual de año y medio con el presidente, estaría negociando hoy un acuerdo para conseguir inmunidad a cambio de su cooperación con los investigadores del fiscal independiente Kenneth Starr, quien está tratando de determinar si Clinton y otros cometieron delitos de perjurio y obstrucción de la justicia en este asunto.
Inicialmente, Lewinsky había firmado una declaración legal negando su relación sexual con Clinton ante los abogados de Paula Jones, la mujer que está promoviendo un caso legal contra el presidente por hostigamiento sexual ocurrido en 1991. Según algunas versiones, Lewinsky estaría dispuesta ahora a reconocer la relación sexual con Clinton a cambio de no ser acusada legalmente de haber mentido en su primera declaración.
Sin embargo, el punto sobre si Lewinsky tuvo o no una relación sexual con Clinton no es la principal preocupación para la Casa Blanca. El problema más peligroso es si Lewinsky confirma también que Clinton y su amigo Vernon Jordan conspiraron para convencerla de negar el ``affair'' en su declaración legal inicial. Si Starr, también encargado de investigar el caso Whitewater, puede comprobar esta segunda acusación, el presidente estaría sujeto a cargos criminales por obstrucción de justicia.
Los trascendidos de hoy
El New York Times reportó hoy que un segundo problema para Clinton es que testificó bajo juramento en su propia declaración ante los abogados de Jones hace una semana, que no había tenido una relación sexual con Lewinsky. Si se comprueba que este testimonio fue mentira, Clinton también podría ser acusado formalmente de perjurio.
Con cada hora surgen nuevos detalles del escándalo en este capital, aderezados con rumores y especulaciones de todo tipo. Los investigadores que esta semana catearon el departamento de Lewinsky (en el edificio Watergate, para alimentar la ironía) encontraron regalos probablemente hechos por Clinton, y una fuente informó a La Jornada que posiblemente una segunda ex voluntaria de la Casa Blanca podría presentar otros detalles del comportamiento sexual de Clinton.
Y mientras CNN difundió este sábado imágenes de archivo tomadas durante la campaña reeleccionista de Clinton de 1996 en la que aparece junto a Lewinsky, el diario Los Angeles Times publicó declaraciones de ``una persona cercana al asunto'', según la cual, el presidente ``llamaba frecuentemente (a Lewinsky) a altas horas de la noche a su casa y se involucraban en conversaciones sexuales por teléfono y posteriormente, él la destruyó emocionalmente al involucrarse con otras mujeres''.
La revista Newsweek indica a su vez que según transcripiciones de las conversaciones de Lewinsky con Tripp, la joven afirma que las pruebas que existen no la pueden comprometer ni a ella ni al presidente, porque ``nadie ha vio nada de lo que pasó entre nosotros''.
Los normalmente super eficientes estrategas de relaciones públicas de la Casa Blanca, con gran experiencia en el manejo de escándalos previos de esta presidencia, parecen estar desorientados esta ocasión. Se informó que Clinton y su esposa estarían particularmente irritados porque algunos de los ex asesores cercanos a esta presidencia no lo han defendido en público en estos días. Algunos observadores comentan que ``el silencio es ensordecedor'' por parte de políticos demócratas de alto perfil. Peor, algunos de los ex asesores que si han hablado no están descartando que esto sea el fin de este presidente. El ex jefe del gabinete de la Casa Blanca, Leon Panetta, declaró hoy al diario San José Mercury News que si las acusaciones resultan ser verdad esto podría marcar el fin de esta presidencia. ``Bajo esas circunstancias sería mejor para los demócratas si tuvieran a Al Gore con un nuevo mensaje y una nueva imagen'', dijo Panetta.
Varios asesores de Gore informaron a CNN que iniciaron una discusión ``no autorizada'' sobre lo que Gore debería hacer si Clinton renuncia.
El último escandalo no es sólo un problema personal para Clinton, también es un golpe para las expectativas políticas del Partido Demócrata que estaba centrado en cómo recuperar la mayoría de la Cámara en las elecciones legislativas de noviembre. Hasta que estalló este escándalo a mediados de esta semana, la agenda política del presidente para ampliar asistencia para los niños, mejorar el sistema de salud y la lucha antinarcóticos y el crimen estaban generando un amplio nivel de apoyo entre la población.
Pero ahora con los niveles de aprobación del presidente desplomándose y con el peligro de que el informe presidencial, conocido aquí como el Estado de la Unión, nacionalmente televisado sea relegado a un segundo plano por este escándalo, políticos demócratas, y particularmente los candidatos en este año electoral, están evaluando qué hacer.
Los asesores de la Casa Blanca insisten en que el presidente será reivindicado cuando se conozca toda la verdad, e subrayan que el tema no es su comportamiento personal sino si enfrentará cargos criminales. De hecho, varias encuestas sugieren que una mayoría del público estadunidense acepta que Clinton tuvo relaciones extramatrimoniales. Pero de acuerdo con un sondeo de la cadena ABC, 67 por ciento de los estadunidenses considera que Clinton debería renunciar si se comprueba que mintió bajo juramento, y 55 por ciento se dijo a favor del inicio de un proceso de destitución.
Un sondeo de Time/CNN encontró que un 54 por ciento de los encuestados considera que las normas morales del presidente son más o menos las mismas que las de cualquier hombre casado. Un 58 por ciento opina que sus relaciones con otras mujeres no tendría ningún efecto sobre su habilidad de ejercer su puesto.
Los próximos días definirán si todo esto es sólo jaque, o jaque mate, para esta presidencia.
¿Quién es ella?
Afp, Washington, 24 de enero ¤ De ``muchacha encantadora'', como la calificaban sus profesores durante su etapa de estudiante, Monica Lewinsky, centro de atención del escándalo que sacude la Casa Blanca, ha pasado a ser la chica que mantiene la inclinación de divulgar de manera voluntaria aspectos de su vida privada y sexual. Según las acusaciones que precipitaron el escándalo, Lewinsky habría mantenido una relación de18 meses, desde 1995, con Bill Clinton cuando efectuaba su trabajo como pasante en la Casa Blanca. Aunque algunas personas la calificaban como ``trabajadora, brillante, expresiva e inteligente'', de acuerdo con un portavoz del Pentágono donde trabajó luego de concluidas su labores en la Casa Blanca, otras indican, según el diario The Washington Post, que ha cultivado la costumbre de enviar correos electrónicos escabrosos a sus colegas de trabajo. Lewinsky nació el 23 de julio de 1973 en San Francico. Su niñez transcurrió con gran comodidad en los barrios lujosos de Los Angeles, en Brentwood y Beverly Hills, donde su padre era médido cancerólogo. La joven finalizó sus estudios en 1991 y viajó a Oregon para seguir cursos de sicología en la universidad de Lewis and Clark de Portland. Tras diplomarse en 1985, decidió ir a Washington y se presentó en la Casa Blanca para laborar como pasante. Algunos en la presidencia recuerdan a la joven como diligente y trabajadora en tanto que otros se habrían inquietado de sus tendencias de querer acercarse muy a menudo al Clinton. Cuando abandona la Casa Blanca es reclutada por el vocero del Pentágono, Kenneth Bacon, con quien trabajó desde abril de 1996 hasta diciembre de 1997, y durante su permanencia en ese lugar se habría jactado, según el Post, de una relación con un alto funcionario del Departamento de Defensa. Al concluir su periodo laboral en el Pentágono, Lewinsky viajó a Nueva York, donde intentó, sin lograrlo, ser contratada en relaciones públicas para la casa de cosméticos Revlon. Ahora se esconde en algún lugar de Estados Unidos, y su abogado repite a la prensa que ``está destruida''.
¿Complot israelí contra Clinton?
Afp, Damasco, 24 de enero Ť Medios de prensa árabes aseguraron hoy que el escándalo en torno a la historia sexual del presidente estadunidense Bill Clinton fue organizado por el gobierno israelí del primer ministro Benjamin Netanyahu, con la intención de ``sofocar completamente el papel político'' del mandatario en el proceso de paz en Medio Oriente.
El influyente diario sirio Al Thawra sostuvo en su editorial de hoy que no es casual que el escándalo de Monica Lewinsky haya estallado justo durante la visita de Netanyahu a Estados Unidos, y en momentos en que Washington, por primera vez, tiende a defender la postura de los palestinos y exigir a los israelíes apegarse a los acuerdos de paz.
De su lado, la radio estatal iraní estimó que las acusaciones que enfrenta Clinton podría incluso suscitar su renuncia, y señaló también que los israelíes organizaron el escándalo para que Clinton ``no pudiera presionar'' a Netanyahu tal como lo desearían los árabes. El periódico saudí Al Ryad se preguntó, igualmente ``¿si elementos que apoyan a Israel no escogieron este momento para hacer presión sobre la administración estadunidense?''.
El diario oficial de los Emiratos Arabes Unidos, Al Ittihad, estimó que Clinton ``es víctima de una campaña punitiva del lobby sionista, luego de su reciente actitud hacia Netanyahu, en un intento por provocar su renuncia''.