José Agustín Ortiz Pinchetti
1998: ¿Podremos con la borrasca económica?

Para Mauricio de Maria y Campos, quien se ha reincorporado a la vida mexicana después de su excelente desempeño en la ONUDI

Cada día recibimos una ración de noticias amenazantes sobre temas que por lo general entendemos mal. El nuevo secretario de Hacienda, Angel Gurría, aceptó que México no está a salvo de otro coletazo financiero. Seguimos con angustia, que incrementa nuestra ignorancia sobre las fluctuaciones de la Bolsa de Valores. Nos asombra y horroriza la caída de los precios del petróleo. Como es lógico, las autoridades ``matizan'' estas señales con declaraciones tranquilizadoras, pero como estamos acostumbrados a que después de esa retórica vienen los descalabros, nos sentimos más preocupados que calmados.

Las semanas pasadas he reflexionado junto con ustedes acerca de cómo el gobierno podría evitar la escollera de los poblemas políticos. Esta semana comentaré acerca de las borrascas económicas de 1998. Creo que si el Presidente tuviera la imprudencia de invitarme a Los Pinos y preguntarme qué hacer para llegar bien al final de 1998, yo le daría esta contestación:

1) La mejor política económica, señor Presidente, es hacer buena política. Termine usted la reforma del Estado. Conduzca la energía desaforada de los contendientes a un debate más alto. Invítelos a reconstituir la República y a esperar el momento oportuno para pelear por la Presidencia. Gane en buena lid un respiro (de por lo menos un año) para sus líneas estratégicas en materia económica.

2) Actúe con celeridad en el tema de Chiapas. No sólo ordene el desmantelamiento de los grupos paramilitares, desmilitarice hasta donde resulte inteligente las zonas de conflicto, respete los acuerdos de Larráinzar. Haga usted inversiones bien planeadas en toda la región sureste de México. Genere empresas, empleos, trabajo, caminos, economía grande y pequeña, optimismo.

3) Prepárese y prepárenos con la verdad a las posibles contingencias, señor Presidente: la verdad bien dicha no alarma. Ese lenguaje metafórico de los ``coletazos del dragón'' produce confusión y miedo. Díganos a los mexicanos qué puede suceder y qué espera de nosotros si, por ejemplo, se precipita una crisis como la que se teme cuando la interdependencia de los sistemas financieros y el exceso de especulación llevaran a un grado importante de ingobernabilidad al sistema globalizado.

4) Mantenga usted una política fiscal conservadora. Resulta ahora que incluso los que estábamos a favor de la reducción del IVA, nos hemos dado cuenta que fue una medida inteligente dejarlo como estaba. Una estricta disciplina financiera es absolutamente necesaria. Pero hay que atender a lo que dicen los escritores progresistas. Es necesario iniciar la elaboración y la puesta en marcha de medidas de regulación. Lea y subraye lo que escribió David Ibarra en Proceso (21-XII-97): ``Es evidente el imperativo de establecer normas mínimas de control de los movimientos desestabilizadores de capitales. Los países que no han liberalizado la cuenta de capital, parecería apropiado que lo hicieran pausadamente. A las economías ya desregularizadas quizás les conviniese imponer restricciones a los flujos de corto plazo que restituyan algo de la economía perdida mientras se mantienen abiertas las puertas a la inversión extranjera directa y los préstamos de largo término''.

5) Cambie el modelo de negociación con Estados Unidos y con las grandes agencias financieras internacionales. Intente iniciar una coordinación con las potencias latinoamericanas, particularmente con Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia. Si usted trata de establecer ciertas medidas restrictivas y regulatorias al flujo de capitales al corto plazo, tendrá muchísimas más posibilidades de salir avante si las negocia en bloque.

6) Doctor Zedillo: Prepare al gobierno y al pueblo para renegociar la deuda externa. México no podrá crecer si sigue pagando servicios excesivos de deuda externa y si no hay una recomposición. En esto también será indispensable una estrategia regional. México no puede ir solo a dar esta pelea. Tenemos que recuperar nuestra autonomía progresivamente.

7) Emprenda una nueva política de estímulo a las empresas estratégicas y a las medianas y pequeñas. Se ha estancado y casi extinguido el estímulo financiero que proporcionaba la banca de desarrollo oficial. El desempeño de la banca privada es muy pobre. Habría que recuperar las tesis que generaron crecimiento.

8) Prepare para fin de 1998 una verdadera reforma fiscal que grave al patrimonio (capital especulativo, bienes suntuarios, herencias y legados, etcétera), y consénsela con la oligarquía (ya es hora de que tributen en serio) y con los partidos a fines de 1998.

9) Señor Presidente: pídale ayuda a la mano invisible (probablemente la Virgen de Guadalupe es mejor que la de los liberales). El azar que se ha ensañado con nosotros podría crear condiciones favorables. Un gobierno patriota y bien asesorado puede convertir nuestros problemas en oportunidades.