Bacardí, asesor de la Helms-Burton ante la amenaza del Havana Club
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 25 enero Ť En 1995, abogados del senador Jesse Helms elaboraban la ley Helms-Burton, y con ellos había otros asesores secretos que también contribuyeron a su diseño; intereses de azúcar, empresarios cubano-americanos que pensaban poder recuperar parte del valor de sus bienes confiscados por la revolución cubana, y los interesados en estrangular económicamente aún más al régimen de Fidel Castro.
Pero entre los que contribuyeron, como lo informó este diario en 1995, algunos no estaban interesados en la política bilateral, ni animados por el anticastrismo, sino por motivos más pragmáticos. Quizá una de las contribuciones más importantes en la elaboración de la nueva legislación fue la de una empresa familiar, aterrada de que sus intereses comerciales pudieran ser amenazados por un producto cubano: el ron, en particular el Havana Club. Parte de la medida más controvertida de la Helms-Burton, que permite sancionar a inversionistas extranjeros que ``trafiquen'' o negocien con empresas o propiedades confiscadas por la revolución, fue redactada por representantes de Bacardí. El periodista Robert Stone escribe en New Yorker que el presidente de Bacardí en Estados Unidos (la empresa originaria de Cuba y enemiga a muerte de Castro) fue anfitrión de un acto de recaudación de fondos para Helms, y poco después los abogados de la empresa trabajaban con los asesores del senador para elaborar esa controvertida sección. Unos tres años antes, Pernod Ricard, la empresa francesa de licores, había concluido un trato con el gobierno cubano para distribuir el ron Havana Club a nivel mundial, lo que seguramente espantó a Bacardí. Con la provisión de la Helms-Burton (suspendida hasta hoy por Clinton) Bacardí puede demandar por daños en las cortes estadunidenses. Y algo mejor: tendría el derecho de demandar a Pernod Ricard por ``traficar'' con bienes confiscados. El resultado, dice Stone, es perfecto, al introducir un nuevo obstáculo a la inversión extranjera en Cuba, y Bacardí logra minar así una potencial amenaza a su imperio del ron.