La Jornada 26 de enero de 1998

El bloqueo, ``injusto y éticamente inaceptable'', expresa

David Aponte, enviado, La Habana, 25 de enero Ť Al finalizar su histórica visita de cinco días, el papa Juan Pablo II se despidió esta noche de Cuba con una fuerte condena al ``injusto y éticamente inaceptable'' embargo que Estados Unidos sostiene contra este país, mientras que el presidente Fidel Castro agradeció al máximo jerarca católico aún ``sus palabras duras'', y consideró ``realmente injusto'' que su viaje pastoral fuese asociado ``a la mezquina esperanza de destruir los nobles objetivos y la independencia de Cuba, una nación pequeña sometida a una verdadera guerra económica''.

``Creo que hemos dado un buen ejemplo al mundo: usted, visitando lo que algunos dieron en llamar el último bastión del comunismo; nosotros, recibiendo al jefe religioso a quien quisieron atribuir la responsabilidad de haber destruido el socialismo en Europa. No faltaron los que presagiaban acontecimientos apocalípticos. Algunos, incluso, lo soñaron''. dijo Castro durante la ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional José Martí.

El líder revolucionario de 71 años, seis menos que su visitante, sostuvo que Cuba ``se enfrenta hoy a la más poderosa potencia de la historia, como un nuevo David, mil veces más pequeño, que con la misma honda de los tiempos bíblicos, lucha para sobrevivir contra un gigantesco Goliat de la era nuclear, que trata de impedir nuestro desarrollo y rendirnos por enfermedad y hambre''.

Aseguró además que cuando escucha las calumnias contra su país, ``urdidas por aquellos que no adoran otro Dios que el oro'', recuerda a los cristianos de la antigua Roma, a los judíos exterminados por los nazis y a los vietnamitas que murieron bajo el napalm.

``Ser cristiano, ser judío o ser comunista no le daba derecho a nadie de exterminarlos'', dijo. Destacó que, en cambio, ``cada detalle'' de la visita papal había sido transmitido a todo el mundo y que las televisoras cubanas habían transmitido en directo las cuatro misas, y ``nunca, tantas opiniones sobre una nación tan pequeña pudieron ser escuchadas en tan breve tiempo por tantas personas''.

Cuba, aseguró, no conoce el miedo, desprecia la mentira, escucha con respeto, cree en sus ideas, defiende inconmovible sus principios y no tiene nada que ocultar al mundo''.

Luego se refirió a los esfuerzos ``que Su Santidad realiza por un mundo más justo. Los Estados desaparecerán; los pueblos llegarán a construir una sola familia humana''. Pronostico que ``si la globalización de la solidaridad que usted proclama'' se extiende por toda la Tierra y los bienes se reparten equitativamente, habrá un mundo ``sin hambre ni pobreza, sino opresión ni explotación, humillaciones ni desprecios; sin injusticias ni desigualdades; donde vivir en plena dignidad moral y material....En verdadera libertad''.

``Por el honor de su visita, por todas las expresiones de afecto a los cubanos, por todas sus palabras, aún aquellas con las cuales pueda estar en desacuerdo, en nombre de todo el pueblo de Cuba, Santidad, le doy las gracias'', concluyó Castro.

A su vez, el Papa agradeció la hospitalidad cubana y sostuvo que ``como sucesor del apóstol Pedro y siguiendo el mandato del Señor, he venido como mensajero de la verdad y la esperanza a confirmarlos en la fe y dejarles un mensaje de paz y reconciliación en Cristo''.

Condenó luego ``las medidas económicas restrictivas impuestas desde afuera del país, injustas y éticamente inaceptables'', la ausencia de pluralismo y las limitaciones a las ``libertades fundamentales''.

``El pueblo cubano no puede verse privado de los vínculos con otros pueblos, que son necesarios para el desarrollo económico, social y cultural, especialmente cuando el aislamiento provocado repercute de manera indiscriminada en la población, acrecentando las dificultades de los más débiles''. sentenció.

Juan Pablo II se apartó al final de su discurso para referirse a la lluvia que caía sobre La Habana en esos momentos, cuando los demás días de su estancia fueron soleados.

Provocó la risa de Fidel Castro cuando dijo que podría ser interpretado como el llanto de Cuba porque el Papa se iba, pero luego agregó que ``esta lluvia en mis últimas horas en Cuba puede ser un signo de aliento. Quiero expresar mis votos por que sea un signo de un nuevo viento en vuestra historia''.

Y una vez más, Karol y Fidel se dieron las manos. El mandatario cubano acompañó al invitado hasta las escalinatas del avión de Alitalia y le hizo entrega de un álbum de fotos, mientras una banda militar interpretaba ritmos populares. El avión que llevó de regreso a Roma a Juan Pablo II despegó a las 19:30, última de las cien horas de estancia del Papa en Cuba.