Juan Pedro Laclette (Celaya, Guanajuato, 1953) realizó sus estudios de Biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM; luego de obtener una maestría en la especialidad de bioquímica en el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional y se doctoró en investigación biomédica básica en la UNAM en 1985.
De su incorporación como investigador al grupo de Luis Cañedo en el Hospital del Niño DIF (actualmente Instituto Nacional de Pediatría) nació su interés por la cisticercosis.
Como jefe del Departamento de Inmunología del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, Laclette considera que dicha instancia es un buen ejemplo de la vinculación de la universidad con los problemas de México.
``La mayoría de los grupos de investigación trabajamos en problemas de salud reales del país'', como es el caso de la cisticercosis humana y porcina, una enfermedad prevalente en México a cuyo estudio se ha dedicado el especialista durante los últimos 15 años, cubriendo las áreas de inmunodiagnóstico, tratamiento y, más recientemente, el posible desarrollo de vacunas que permitan erradicar la enfermedad.
México ha hecho un número importante de contribuciones que han permitido entender esa enfermedad, las respuestas inmunológicas y la relación del humano y el cerdo con el parásito.
Involucrado en forma muy particular en la caracterización de mecanismos de acción de drogas que resultaron ser bastante eficaces, Laclette fue el primer científico a nivel mundial en demostrar el efecto del mebendasol contra el cisticerco. En la actualidad, el tratamiento químico de la neurocisticercosis se basa en dos drogas: el flubendasol y el prasiquantel.
``El cisticerco -explica el biólogo- en su etapa adulta se convierte en la taenia solitaria (el intestino del ser humano es su único huésped), y en la heces fecales se libran segmentos repletos de huevecillos que frecuentemente, al ser mal manejados -por ejemplo en México las aguas negras se usan para regar verduras y frutas-, dan continuidad a un ciclo en el que se vuelve a desarrollar el parásito.
``Es una enfermedad prevalente por hábitos de higiene deficientes en nuestra población. Sería muy sencillo erradicar la teniasis en un pueblo educado, porque el tratamiento para echar fuera a la taenia solitaria es un par de pastillas y un laxante; hay varias drogas baratas disponibles, pero la teniasis muchas veces se tolera porque casi pasa inadvertida.
``Por lo que toca a los cerdos, éstos muchas veces se alimentan con heces fecales contaminadas y desarrollan cisticercosis; cuando comemos su carne, nosotros podemos desarrollar nuevamente al parásito.''
Debido a que cambiar las condiciones sociales, económicas y educativas para erradicar la cisticercosis es un proceso a muy largo plazo, científicos como Laclette y su equipo de colaboradores se han planteado como alternativa intervenir en ese problema mediante el desarrollo de una vacuna, con la cual se evite que el cerdo, a pesar de comer heces fecales contaminadas, se infecte y de esa manera interrumpir el ciclo.
Es un reto porque el cisticerco es un parásito extraordinariamente complejo, pues en el momento que se establece en los tejidos del huésped cambia sus características celulares, lo cual dificulta la elaboración de una vacuna antiparasitaria exitosa para los seres humanos.