La Jornada 26 de enero de 1998

El PRI, ``víctima'' del despotismo presidencial

Elena Gallegos Ť El PRI ya no es, como fue, la ``subsecretaría electoral'' de Gobernación, pero enfrenta el desafío de dejar de ser mito para convertirse en un partido político serio, reflexiona Luis Martínez Fernández del Campo.

Después de más de dos años como cónsul en Sao Paulo, Brasil, Martínez regresó a México para incorporarse como secretario adjunto de la presidencia del tricolor. Desde esa óptica analiza el debate en torno a los candados para acceder a candidaturas: ``pareciera que somos un partido con resabios estalinianos, cerrado, incapaz de ajustarse a la modernidad que reclama la sociedad''.

Envía mensajes: ``de haber existido esos candados, figuras de la talla de Manuel Bartlett hubieran tenido la imposibilidad fáctica de acceder a un puesto de elección popular''.

--A su regreso, ¿cómo encontró a su partido?

--Estoy en un tiempo que yo llamo propedéutico, porque hoy el PRI es muy diferente. Ha dejado de ser un partido hegemónico. Vive nuevas experiencias, inclusive las de la derrota, la de una derrota increíble como es la pérdida del Distrito Federal. Aunque, por otro lado, tenemos 25 gubernaturas, mayoría absoluta en el Senado y relativa en la Cámara de Diputados.

``Hoy el PRI está inserto en la necesidad de cumplir con sus estatutos, su declaración de principios, que no son invenciones de hombres iluminados, y con el programa de acción de la 17 asamblea. Tenemos que atender a esta normatividad, porque ya quedaron atrás los mecanismos y reglas no escritas''.

--¿Por ejemplo?

-- Que el presidente de la República decidía en forma caprichosa quién iba a un gobierno de un estado. ¡Eso se acabó!

``El PRI está en un tiempo de reflexión, preparando los grandes eventos de 1998, año en el que estarán en disputa 10 gubernaturas. Creo que su discurso es maduro. A nuestro dirigente Mariano Palacios Alcocer no le gustan las estridencias, lo que le da un ritmo pausado al tono de nuestro trabajo. No estamos vendiendo ilusiones sino detectando lo que nos falló para encontrar el camino que nos señalaron los padres fundadores de la Revolución''.

-¿No se le perdió la Revolución al PRI?

-En gran parte extraviamos el compromiso que teníamos con las principales causas de la Revolución.

-¿A qué lo atribuye?

-En principio, al arribismo político de actores que no sentían un compromiso real con la sociedad.

-¿Puede darnos más pistas?

-Sí. Fuimos víctimas del despotismo presidencial durante varias administraciones. Díaz Ordaz tocó al partido gravemente en el 68. Posteriormente, Echeverría con las invasiones a propiedades productivas. López Portillo y su inútil nacionalización de la banca. Después el deterioro del partido se agudiza hasta el momento en que perdemos el Distrito Federal.

Sigue el análisis: ``Miguel de la Madrid vio al PRI con distancia. Los cuadros que empezaron a inundar el mundo de la política provenían del Banco de México. Hubo un desdén hacia la vida partidaria y simulacros de contienda política para decidir quién podría sucederlo. Eso no ayudó en nada.

``Con el presidente Salinas prevaleció un estilo muy autoritario de reglas no escritas. Es muy triste la forma tan ignominiosa en que trataron, por ejemplo, a Genaro Borrego. Esto nunca volverá a pasar, y por eso digo que el PRI comienza a dar sus primeros pasos con una cabal autonomía''.

El crimen contra Colosio, una asignatura pendiente

-¿Y la muerte de Colosio?

-Nosotros debemos obligadamente recordar que sufrimos la inmensa pena, el agravio, del asesinato de Luis Donaldo. Los adversarios piensan que a Colosio lo mataron los priístas. Desde luego que no haber podido esclarecer los móviles del asesinato es una asignatura pendiente de la política nacional.

-Que gravita sobre el PRI.

-Gravita sobre la sociedad en general y gravita dolorosamente dentro del PRI. Yo creo que fue el quiebre más drástico que ha tenido el partido.

-Una semana antes del 23 de marzo de 94, usted reunió a Colosio y a Manuel Camacho en su casa, ¿por qué era tan importante hacerlo en ese momento?

-Había un clima de ofuscación. El licenciado Camacho jugaba un papel protagónico como comisionado para la Paz en Chiapas y el licenciado Colosio era nuestro candidato. Yo creo que la política tiene un margen de ética de la responsabilidad. Pasaba el tiempo y el asunto se volvía más confuso. Era extraño que no hubiera acuerdo entre ellos y que en el PRI no hubiera iniciativa alguna en ese sentido.

``Muchos actores de la vida política parecían desear que se avivara esa distancia. La Presidencia de la República permanecía ajena. La candidatura se deterioraba y yo aposté a resolver lo que no era un conflicto en una discusión fraternal''.

-¿Y ahora qué con el PRI?

-El lugar que le asignaban al partido en la época del más fuerte autoritarismo era el de una agencia electoral, como una subsecretaría electoral de la Secretaría de Gobernación. Entonces, el PRI hoy se ve en la imperiosa necesidad de dejar de ser mito para convertirse en partido político serio. Tiene que recuperar sus espacios y, como se empeña Mariano Palacios Alcocer, privilegiar la militancia.

``El PRI tiene aún márgenes posibles de cambio, de actuar como partido político, de defender intereses populares, de depurar sus cuadros, porque goza de la confianza de millones''.

-¿La falta de autocrítica ha sido grave defecto de su partido?

-Sí, porque en otro tiempo hacia el interior del PRI estaba prohibido hacer autocrítica. No podías hacerla.

-¿Te perseguían por eso?

-Tenemos pruebas muy dolorosas en la vida del partido. Por ejemplo, Manuel Moreno Sánchez, mexicano de gran lucidez, al que persiguieron injustamente Díaz Ordaz y Echeverría, o Carlos Madrazo, que intentó ser genuinamente un dirigente del partido, y sus principal obstáculo fueron los gobernadores.

-¿Los gobernadores que quieren manejar a los PRI estatales como feudo personal?

-Frecuentemente, los gobernadores se van por el camino del cuatachismo y privilegian a sus compadres, a sus caporales, y los mandan al PRI estatal. Por eso, es muy importante encontrar para las dirigencias a cuadros con vocación política.

Las fuerzas del sistema se ensañaron contra Cárdenas y Muñoz Ledo

-Otro desprendimiento importante se da con De la Madrid, ¿no?

-Con De la Madrid se sientan las bases de la modernización. Eso es indudable, pero curiosamente y contra su talante, las fuerzas reales del partido nos llevan a vivir uno de los momentos de mayor intolerancia. Todas las fuerzas del sistema político se ensañan contra Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.

``Ellos plantearon la necesidad de una corriente democrática dentro del PRI. No fue posible por la intolerancia, y se convirtió esa corriente en uno de los desprendimientos más importantes del partido. Otros lo serían Moreno Sánchez, Madrazo, Rodolfo González Guevara y Manuel Camacho Solís.

``Hemos sido el almácigo de cuadros políticos que han venido a formar otras organizaciones, lo cual ha sido bueno para el sistema de partidos que vive México. En la autocrítica que hoy hacemos, pues, nos estamos viendo obligados a ser más cuidadosos de nuestras militancias y de la urdimbre real del PRI. También de contar más con operadores políticos que con operadores electorales''.

-¿De la subsecretaría electoral al partido?

-Desaparece el PRI como subsecretaría y empieza realmente a actuar como partido político que le da un lugar importante a sus documentos y a su consejo, y mientras el PRI respete sus documentos derivados de la 17 Asamblea está en el buen camino.

-¿Esto significa respetar los candados?

-Tiene que ser sometido al escrutinio de su militancia si permanecen o no los candados, en función de que lo que hay que privilegiar es la militancia.

``Pero en una sociedad abierta tenemos que ser un partido abierto. Yo por eso difiero de mi amigo Manuel Bartlett. Pareciera que somos un partido con resabios estalinianos, cerrado, incapaz de ajustarse a la modernidad que reclama la sociedad.

``Ahora, infinidad de compañeros nuestros que han tenido un desempeño admirable en la administración pública se encuentran con que tienen la imposibilidad normativa para desempeñar un cargo. Hay que discutirlo abiertamente, pero hasta el día de hoy, esos candados son letra inexorable, norma que debe respetarse''.

Remata: ``por ejemplo, si Manuel Bartlett no hubiera sido gobernador, hoy estaría en la imposibilidad fáctica de acceder, siendo un hombre tan capaz, y sería muy injusto''.

-¿Es un debate entre políticos y tecnócratas, no?

-No. No es así. Nos tienen entretenidos en un debate estéril, y quienes están más interesados en que nos desgastemos en esta discusión son los opositores. Nosotros no.

-¿No daña al PRI la brevedad del tiempo de sus dirigencias?

-Yo tengo la interpretación de que hoy tenemos un dirigente que vive para la política y no está pensando cuál es su siguiente cargo, porque los ha tenido todos. Su tarea es ser un líder de larga duración, y todos los esfuerzos cotidianos van encaminados a llegar al año 2000.

-¿cuál es el desafío del PRI?

-Privilegiar, como dice Palacios Alcocer, la militancia; confrontar ideas, ir al coloquio con los opositores y aceptar que éstos son mexicanos de buena fe. Entender que en la democracia prevalecen valores relativos, que nuestra verdad debe estar confrontada con la verdad de los otros. El PRI está viviendo un fenómeno de obligada humildad para reconocer sus fallos. Realmente tendrá que surgir un nuevo PRI de toda esta gran crisis que hemos vivido.