La Jornada 27 de enero de 1998

El menosprecio a los indígenas, desde la fundación de la República: Florescano

César Güemes Ť Por una parte es sorprendente, como lo señala Enrique Florescano, que la falta de un proyecto nacional que incluya las necesidades del mundo indígena venga desde la época de los liberales y los conservadores. Por otra, como también lo dice, sólo una sociedad enferma se da cuenta de sus problemas severos cuando hay personas muertas de por medio. Mañana, el investigador dará a conocer su más reciente libro Etnia, Estado y nación, publicado por Aguilar, en donde aborda estos temas de actualidad.

--Al acudir a su libro quisiéramos encontrar respuestas a los conflictos que se dan en la actualidad, ciertamente no sólo en Chiapas. Pero al parecer la problemática no es nada más de índole histórica sino política. ¿Está de acuerdo?

--Creo que sí. El problema tiene muchas dimensiones, por eso estoy en contra de la simplificación. Pero hay una parte histórica, la que manejo en el ensayo, que me sorprendió muchísimo: descubrir que hay una reacción contraria, una postura totalmente negativa contra los indígenas, que aparece al comienzo de la fundación de la República y que todos los partidos, el liberal y los conservadores, sostienen. Eso me pareció un hallazgo inusitado. No había visto un análisis histórico que nos lo dijera así. Pero resulta que al inicio del régimen republicano se deseó que fuera blanco, donde no existieran los indios. Ese es el proyecto de los conservadores como de los liberales. Y toda la primera mitad de ese siglo se dedican a descartar y rechazar a los indígenas como parte de la vida nacional. Eso es algo tremendo que está en las raíces de los actuales conflictos, y que se agudizó posteriormente con el porfiriato, que reunió dos condiciones que no se tuvieron antes: un Estado fuerte y un gobierno realmente nacional.

De conflicto local a problema nacional

``Fue entonces cuando inicia la peor campaña que hemos hecho contra el mundo indígena. Los indios piden respeto a sus tierras, a su autonomía política, a sus tradiciones y lenguas. Todo eso se los niega el Estado, y como además les impide el acceso a sus fronteras territoriales, descarga entonces todo el aparato estatal contra ellos y hace una masacre como no hemos vuelto a ver en todo el mundo indígena, en particular contra los mayas y los yaquis. Descubro que eso que se inventa entonces, lo de la guerra de castas, no existe, porque los indígenas nunca se propusieron acabar con los blancos ni tuvieron la capacidad política para unificarse entre ellos. Cuando aparece cierta organización es cuando entra el Ejército federal a acabar con los yaquis y los mayas. Es entonces cuando se coaligan por primera vez y se empiezan a unificar para defenderse, sobrevivir y escapar a esa tenaza terrible que ha desatado el Estado mexicano en su contra.''

--No es, entonces, como puede querer verse, un asunto de orden regional. Hay un plan que se ejerce desde el centro del poder hacia las afueras.

--Claro, de un problema local se forja uno nacional. Ante esa arremetida del Estado, de los capitalistas, de los terratenientes, de los comerciantes, el conflicto se vuelve enorme. Por eso los indígenas reaccionan ante las presiones, comienzan a unirse e incluso a formar incipientes ejércitos que de manera inusual consiguen en algunas ocasiones derrotar al Ejército federal. Por primera vez en la historia de América los indios mayas pueden preservar su autonomía durante más de 70 años. Y los yaquis igual. Aunque, claro, los masacran, los despojan, tratan de venderlos como esclavos. Y aquí viene otro fenómeno: los partidos de oposición, los clubes políticos nuevos que surgen, inician a defender la causa indígena. De ese modo los indios tienen de cierta manera voceros por todas partes. Desde luego que cada partido que los apoya lleva agua a su molino como puede. La causa indígena, que era muy local, se vuelve nacional y de ahí viene la deblacle de Díaz. Y también de ahí viene la participación indígena en los movimientos revolucionarios. Así que ahí hay un problema histórico profundo.

--Sin embargo, parece haberse olvidado pese a que el mundo indígena lejos de ser vencido se diversificó.

--Y no sé por qué. Pero el caso es que en efecto se les olvidó, tanto a los dirigentes como a los partidos, que esa situación, como la que hoy viven los indios de Chiapas, es histórica. Durante los años treinta y cuarenta nació una ideología del nacionalismo mexicano fundada en el indigenismo, en el campesinado y en las causas de las luchas populares. Después de esa época el tratamiento empieza a declinar y se queda sólo como discurso, no como realidad. Hay una separación más grande. Nace una nueva mitología: se crea la defensa del indio muerto, del indio histórico, de museo, no de los indígenas vivos.

--Hoy, cuando las ideas de liberales y conservadores son, esas sí, parte de la historia, ¿cómo explicar la ausencia de un proyecto de nación completo, que incluya de manera natural y respetuosa a todos los mexicanos?

--Ahora hay distintas fuerzas, ideologías y partidos que proponen diversos programas nacionales. Unos muy conservadores, desde el punto de vista económico, otros más liberales, otros neoliberales y unos más totalmente insertados en la lógica del capital moderno. Pero ciertamente no tienen un proyecto de integración de ese mundo indígena que se ve segregado. Podemos ver que antes de lo sucedido en Chiapas el 94 ningún partido incluía los problemas indígenas, como si ellos se hubieran evaporado del país o como si esos problemas se hubieran solucionado. Entonces, hay falta de memoria histórica y de sensibilidad política. ¿Qué los políticos no viajaban, qué nuestros intelectuales dejaron de registrar el problema indígena, qué nuestros antropólogos se olvidaron de su razón de ser? ¿Por qué se presenta el problema de Chiapas como una novedad del todo insólita? Ahí hay un hecho que no se ha analizado lo suficiente: existe una falla dentro del sistema educativo mexicano en general que no volvió a incorporar la realidad indígena en sus programas. De modo que la población mexicana creyó o se convenció de que la sociedad ya estaba lista para despegar, para entrar al Primer Mundo. ¿Y qué ha pasado? Pues que la realidad indígena no solamente mostró la continuidad de sus dificultades, sino la agudización de su miseria, de su marginación, de su pobreza, de su separación del resto de la sociedad. Lo que más me impresiona ahora es que todos vivamos al lado de los indígenas sin reconocer esa realidad. Eso es lo que a mí me sorprende más.

Chiapas, solución pendiente

--De modo que el surgimiento del EZLN vino a refrescar la memoria de todos. Era necesaria. Históricamente, entonces, no tiene reproche.

--Es un problema terrible que un movimiento armado venga a hacer consciente al conjunto de la sociedad de un drama de las proporciones que tenía y tiene el chiapaneco. Eso quiere decir que ya nos habíamos acostumbrado a aceptar la otra realidad, o sea, la injusticia, el ocultamiento. Ahí es donde me parece que ya estaba mal el asunto, porque solamente por la insurrección armada comenzamos a darnos cuenta. Estamos hablando de una manifestación que surge el 1 de enero del 94, y hoy, a comienzos del 98, todavía no hemos encontrado una manera de solucionar la problemática.

``Al contrario, como dicen ya muchos, se ha profundizado la situación en Chiapas. A eso hay que añadir una mala conciencia nacional y un drama que pesa sobre esa conciencia y que es la masacre de Acteal más lo que seguimos viendo en estos días. Me parece algo verdaderamente anormal y serio el que no hayamos sido capaces de encontrar, como sociedad y como nación, vías de avance al problema de Chiapas. Así que no hablamos sólo de un conflicto político, no sólo de falla de los gobiernos que estuvieron ahí manejando ese estado, sino de falla de todo el sistema político para percibir cómo se degrada y se descompone una situación. Hasta que vienen los muertos. Es terrible que la sociedad despierte sólo con la muerte, con la catástrofe inducida por falta de percepción política, de sensibilidad social. Y peor es que la clase política trate los problemas de los indios como si se tratara de un mero análisis económico y no como el problema humano que es.''

(Etnia, Estado y nación será presentado el jueves a las 19 horas en Condumex, Plaza Federico Gamboa 1, San Angel, con los comentarios de José Joaquín Blanco, Lorenzo Meyer y Luis Villoro.)