La Jornada 27 de enero de 1998

Prevé Ortiz mayor déficit en cuenta corriente y más presiones inflacionarias

Roberto González Amador Ť La economía mexicana tendrá este año una desaceleración en el crecimiento, acompañada de un mayor déficit en la cuenta corriente y presiones inflacionarias adicionales, alertó ayer Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México.

Para hacer frente a las nuevas condiciones económicas, agravadas por una contracción mundial de la producción y la caída en los precios del petróleo, Guillermo Ortiz anunció para 1998 una política monetaria ``flexible'' en la que el instituto central hará uso de facultades discrecionales para contribuir a lograr una inflación anual de 12 por ciento que ``haga probable'' lograr un crecimiento de 5 por ciento en el producto interno bruto.

En una conferencia de prensa, el gobernador del banco central dio a conocer que este año la base monetaria -que es la suma de monedas y billetes en circulación- crecerá en 24 mil 600 millones de pesos, que a su vez dará lugar a un saldo de 133 mil 400 millones de pesos al cierre de 1998, lo que implicará un aumento de 22.5 por ciento.

El programa de política monetaria para 1998, que ayer mismo fue enviado al Congreso, mantiene sin cambio la libre flotación cambiaria, la determinación de las tasas de interés por los mercados y plantea el objetivo de acumular este año reservas internacionales por mil millones de dólares.

Para 1998, sin embargo, la principal variante consiste en que el Banco de México hará uso de facultades discrecionales para mantener el crecimiento de la inflación conforme al pronóstico de 12 por ciento.

Guillermo Ortiz explicó que el instituto central sólo ``coadyuvará'' a lograr el objetivo de crecimiento de precios, porque en la situación actual se requiere una estrecha colaboración entre las políticas monetaria -a cargo del Banco- y fiscal -que es facultad de la Secretaría de Hacienda- para lograr los objetivos de inflación y crecimiento económico.

El gobernador Ortiz Martínez enunció que el primer elemento fundamental del programa monetario para 1998 es que el Banco de México, como regla general, ajustará diariamente la oferta de dinero primario en forma de que corresponda a la demanda de base monetaria. Esto, abundó, representa el compromiso del instituto central de mantener, por lo general, una política monetaria neutral y no crear la fuente más elemental de inflación que son los excesos de oferta de dinero.

La trayectoria anunciada sobre la base monetaria, que crecerá este año en 24 mil 600 millones de pesos, ``no constituye un objetivo formal de política sino sólo un indicador'', expuso. Pero, puntualizó, únicamente cuando las desviaciones de la base monetaria respondan a circunstancias que impliquen presiones inflacionarias será de esperarse que el Banco de México adopte una postura restrictiva.

En este sentido, mencionó que como segundo elemento fundamental del programa monetario el banco central se reserva el derecho de ajustar la postura de política monetaria. Para ello, podrá restringirla o relajarla ``en caso de que se presentaran circunstancias inesperadas que así lo aconsejen''.

Guillermo Ortiz anticipó que el instituto central adoptará una política monetaria restrictiva -es decir, limitando la circulación de dinero para inducir una alza en las tasas de interés- cuando se detecten presiones inflacionarias futuras incongruentes con el objetivo de crecimiento de los precios para el año.

En particular, explicó, el banco central vigilará el comportamiento del tipo de cambio; de los costos laborales -principalmente salarios-, de los agregados monetarios, de excesos en la demanda agregada, además de reajustes imprevistos en precios de bienes y servicios públicos o sujetos a control oficial.

En este último caso, el Banco de México ajustaría su postura monetaria sólo con el propósito de evitar las repercusiones secundarias o indirectas de los ajustes de precios sobre la dinámica inflacionaria. Los ajustes en la política monetaria, que también se realizarán cuando se requiera propiciar el orden en los mercados cambiario y de dinero, buscarían evitar que se deterioren las expectativas descendentes de inflación.

Por otro lado, expuso Guillermo Ortiz, se podrían presentar a lo largo del año circunstancias en las que fuera conveniente relajar la postura de la política monetaria, principalmente cuando el banco quiera hacer llegar al mercado la señal de que es necesario elevar las tasas de interés.

En este caso, el banco central aplicaría una política monetaria relajada cuando el comportamiento de las tasas de interés de muy corto plazo no sea congruente con la evolución del tipo de cambio; cuando la inflación evolucione de manera tan favorable que existan probabilidades ``altas y bien fundadas'' de que el aumento de los precios vaya a resultar claramente inferior al objetivo previsto; cuando se produzca una apreciación en el tipo de cambio (real y nominal) que se estime insostenible por derivarse de entradas cuantiosas de capital de corto plazo al mercado de dinero; y finalmente, cuando surjan aumentos de las tasas de interés atribuibles ``a situaciones desordenadas'' en el mercado de dinero.

El programa monetario para 1998 hace público el compromiso del banco central de facilitar el seguimiento de sus acciones, por medio de una comunicación eficaz y oportuna de sus objetivos, el uso de los instrumentos que tiene a la mano y los alcances de la política monetaria en general.

Ortiz Martínez -quien ya esbozó una mayor capacidad de comunicación que su antecesor, quien nunca durante sus 15 años al frente del instituto presentó a la prensa el programa monetario- insistió en que el Banco de México será flexible en el manejo de la política monetaria, de tal forma que el instituto central esté en condiciones de reaccionar a eventos que se presenten y puedan afectar la tendencia de las expectativas inflacionarias decrecientes en el mediano plazo.