En 1991 se instituyó el seminario de Estudio del patrimonio artístico, conservación, restauración y defensa en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Es una instancia académica formada por especialistas de diversas instituciones nacionales que unen sus esfuerzos para coadyuvar con la sociedad, las autoridades y las instituciones públicas y privadas, en la defensa y la conservación de los bienes muebles e inmuebles que por su trascendencia histórica o social, además de su calidad artística, constituyen nuestra herencia patrimonial.
Entre sus miembros se incluyen representantes del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), del Colegio Nacional de Restauradores, de la Facultad de Arquitectura, de la Escuela de Conservación y Restauración del INAH, y del propio instituto universitario. Muchos ostentan una trayectoria reconocida, como Manuel González Galván, Elisa Vargaslugo, Augusto Molina, Diana Magaloni, Oscar Olea, Mercedes Gómez-Urquiza y Carlos Flores Marini.
Así, las diversas disciplinas que se dan cita en las reuniones mensuales (historia del arte, arquitectura, antropología, restauración y arqueología) nos han llevado ``de manera natural --como señala Rita Eder, su primera presidenta-- a preocuparnos por el patrimonio artístico-cultural; es parte del ethos de nuestro trabajo''.
Los trabajos del seminario no se han quedado en la reflexión sistemática de los diversos problemas teóricos y prácticos originados por el estudio y la defensa del patrimonio cultural, sino que de forma activa han emprendido acciones específicas ante instancias civiles y gubernamentales para impedir que, de forma indolente o arbitraria, se modifiquen sitios y monumentos. De ahí que --hasta ahora-- se hayan abordado casos como el de los daños a los bienes muebles de la Catedral de México (La Jornada, 23/4/94), la destrucción del empedrado tradicional en San Miguel de Allende (Reforma, 18/7/94), la remodelación urbana de Taxco, la restauración de la capilla abierta de Teposcolula y la edificación de la Plaza Cuicuilco (Proceso, 13/7/97).
Asimismo, a partir de 1992 se decidió organizar coloquios anuales para conocer, analizar y discutir públicamente los problemas que enfrentan los sitios y monumentos, involucrando a más personas en el diseño de nuevas estrategias que influyan positivamente en las decisiones políticas y técnicas que afectan la legislación, administración y rescate del patrimonio. De entonces a la fecha se han efectuado seis reuniones en diversas sedes del país, en colaboración con las universidades autónomas de Colima y San Luis Potosí, además del Museo Franz Mayer.
Con el fin de dar mayor difusión a los temas tratados en cada coloquio, el Instituto de Investigaciones Estéticas incluyó dentro de su programa editorial (en la colección de estudios de arte y estética) la publicación de las memorias de cada uno de ellos, por lo que en los últimos días de 1997 empezaron a circular los primeros cuatro volúmenes. El primero, editado por Armando Torres Michúa y Enrique X. de Anda, recoge los trabajos que se presentaron en 1992 bajo el título Temas y problemas.
El segundo fue dedicado a un caso polémico: La Catedral de México. Problemática, restauración y conservación en el futuro y que, al parecer, tomará nuevos bríos.
La sociedad civil frente al patrimonio cultural es la temática que aborda el tercer libro que recopila el testimonio de diversas asociaciones que velan por su herencia patrimonial y sus vínculos, por lo general tensos, con las instituciones gubernamentales.
El cuarto volumen está dedicado a Especulación y patrimonio (coloquio que sesionó en un edificio histórico recién restaurado, la hacienda Nigueras, en Comala) e incluye textos, entre otros, de Arturo de la Serna, Carlos Blas-Galindo, Alfonso Govela, Víctor Jiménez y Alberto González Pozo, además del espléndido trabajo sobre ``Especulación y patrimonio en tiempos del cólera'', de Gonzalo Villa Chávez.
Con la edición de estos cuatro volúmenes (pronto aparecerá el quinto sobre Patrimonio y turismo) el seminario, presidido desde 1995 por Jorge Alberto Manrique, cumple con uno de sus objetivos: ``llenar el vacío existente para manifestar las constantes agresiones que sufre el patrimonio nacional''.