Horacio Flores de la Peña
Petróleo: ¿se asustaron los yuppies?

Es realmente difícil de entender el ruido que armaron nuestros expertos financieros por la baja en el precio del petróleo. No se vale crear un principio de pánico con una baja que, por lo insignificante, no puede derrumbar la economía. Nuestro país es demasiado grande para que se lo acabe una baja del petróleo como esta, o la torpeza de los neoliberales.

La ausencia de un problema grave es notoria: bajó aproximadamente 20 por ciento el precio del petróleo; esto representa el 0.4 por ciento del PIB, y quizá una pérdida de 2 mil millones de dólares en la balanza comercial, o sea el 1.5 por ciento; una pérdida de 19 mil 690 millones en el ingreso fiscal, o sea menos del 6 por ciento. Con esto están acalambrados nuestros yuppies.

O estamos en manos de timoratos o nos están tratando de engañar. Yo me inclino a creer que es un recurso artificial para buscar otros fines, que podrían ser:

a) El deseo de impresionar con una eficiencia inexistente, con la que tratan de salvar a la patria. En realidad no se necesita ninguna gran capacidad para salvar la economía de este ``desastre''. Más bien la economía se salva a condición de que no intervengan ellos, porque su historia no es nada envidiable, ni en preparación ni en experiencia. Tal vez creían que con esta actitud el FMI, la Tesorería de EU y los empresarios mexicanos les darían una estrellita de buena conducta, como hacen en las escuelas particulares con los niños que se portan bien.

b) Podría ser una táctica de distracción sobre el problema de Chiapas. Esto sería muy grave e irresponsable, y no creo que lleguen al extremo de jugar con la economía para cubrir los errores políticos del gobierno. Además, en el horizonte tienen nubarrones más negros que atender, como hacer frente a los efectos de la crisis asiática, cuya solución no depende totalmente de nosotros, como en el caso de Chiapas. La falta de solución a este problema es una mezcla de ignorancia política, mala fe empresarial, terquedad del Ejecutivo y falta de imaginación para resolverlo antes de que nos dañe en forma irreparable. Porque eso de que la imagen de México en el exterior no se ha deteriorado, es algo que sólo pueden decir los funcionarios de Relaciones Exteriores.

Los empresarios aplaudirán la eficiencia y lo conservador de las autoridades financieras. Ellos siempre han sido los aplaudidores automáticos de Hacienda y el Banco de México. La mayor parte del tiempo porque no entienden lo que se hizo, y también por servilismo; después de todo no pueden criticar a los funcionarios actuales quienes ejecutan lo que podría ser su programa económico.

Al resto de la población no debe tomársele como tonta; se da cuenta que el motivo del escándalo y del espanto, o sea 2 mil millones de dólares, no es grave. Esto es parte del proceso de mentiras económicas sistemáticas del gobierno. Lo que sí es serio es que se cause una minicrisis. Antes se decía que todo lo que pasaba adentro y afuera era benéfico o que era muy bueno para la economía mexicana. Hoy toman el camino opuesto: todo nos perjudica. Ni una ni otra cosa son ciertas, pero al menos la primera tranquilizaba al sector de la población a la que iba dirigido; a veces lo lograba, otras no, pero no hacía tanto daño como espantar a los empresarios, de por sí fácilmente espantables.

Muchos proyectos de inversión están parados por esta actitud de nuestros yupis. Si insisten, van a lograr que haya fuga de capitales, que tanto daño puede hacer a la economía por la enorme cantidad de capitales golondrinos que hay en el mercado y que podrían causar otro ``error de diciembre''.

De paso se desmintieron solos, porque cuando discutieron el presupuesto en el Congreso, aseguraron que la pérdida de ingreso por la reducción del IVA no podría compensarla el gobierno sino cortando el gasto social, y la cifra estaba cercana a lo que se perdió ahora con la baja del precio del petróleo, pero aseguran que no les tomará ni 15 días lograr el ajuste presupuestal. Esto se lo merecen los diputados de oposición por no hacer bien su tarea, y los del PRD en especial, por creer que los monaguillos que dirigen el PAN los iban a respaldar en cuestiones económicas. La falta de experiencia tiene siempre un precio, excepto si uno es funcionario del sector financiero.

Lo peor es que a todos estos jovencitos tan tímidos que hoy mal gobiernan la economía, los han programado para combatir la inflación, lo que tampoco han logrado. Su historial es de fracasos sucesivos, pero ahora tendrán que hacerle frente al problema opuesto: la deflación que amenaza al mundo y de la cual parece que no se han enterado.

La crisis de los mercados asiáticos no es resultado de un gasto excesivo del gobierno, sino del sector privado. Se gastó en forma exagerada, confiándose en tasas altas de crecimiento de la economía, y financiaron su expansión con crédito bancario a bajas tasas de interés. Cuando la economía no creció en la forma esperada, todo se derrumbó como un castillo de naipes. De esto nos ocuparemos después con más detalle.