DISCURSO E IMAGEN
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 27 de enero Ť El presidente Bill Clinton rindió hoy su informe a un país que no está seguro si debe confiar en el mensaje ofrecido, en su mensajero, o en cualquier cosa que salga de Washington.
Se calcula que unos 60 millones, posiblemente el auditorio más grande de su carrera, escucharon --vía televisión-- decir al presidente que todo está mejor que nunca: la economía está entrando en su sexto año consecutivo de auge, la tasa de desempleo está en su nivel mas bajo de los últimos 25 años, el déficit presupuestal está por balancearse por primera vez en la memoria reciente, y Estados Unidos está por inaugurar el nuevo milenio como el poder predominante en el mundo y el líder de su proceso de globalización.
Pero si todo está tan bien, ¿por qué no hay una sensación de júbilo, celebratorio, por todo el país? Todo esto parece haber generado un tipo de esquizofrenia social: se le dice a los estadunidenses que no tienen porqué no estar satisfechos con esta vida en el país más libre del mundo, y al mismo tiempo, hay múltiples indicadores de una creciente inquietud, de ansiedad, de temores.
Ante este público, el presidente Clinton dirigió su palabra esta noche, insistiendo en que todos se suban a este barco de esperanza, de progreso, del futuro. Pero aunque se habló de la necesidad de ayudar a las madres trabajadores, de apoyar a los ancianos, de continuar luchando contra amenazas a la juventud (drogas), nadie habló de las profundas grietas dentro de este país, ni de las dudas que persisten entre el pueblo sobre su futuro inmediato.
En parte, esta esquizofrenia social se expresó en las últimas encuestas de CNN (las ha habido casi todos los días desde que comenzó el último escándalo sexual, la semana pasada): al mismo tiempo que dos tercios del país opinan que lo mejor para Estados Unidos es que Clinton permanezca en la presidencia hasta concluir su periodo, y 62 por ciento expresó su confianza en su manejo de los asuntos del país, los encuestadores también detectaron que una mayoría cree que en lo personal Clinton no es honesto ni confiable.
Pero no es sólo esta aparente contradicción en torno a las percepciones del mensajero, sino también las discrepancias entre su mensaje optimista y la ansiedad generalizada entre el pueblo. Quizá la dinámica más crítica para entender el divorcio entre el mensaje oficial --que reitera que el país más rico de la tierra sigue enriqueciéndose-- y los crecientes niveles de ansiedad, es que la desigualdad económica en este país también ha continuado creciendo.
``Estados Unidos tiene la distribución de ingreso más desigual entre los países avanzados; y el grado de desigualdad se ha incrementado aquí más que en cualquier otro país comparable'', afirma el economista de Harvard, Richard Freeman, citado en la revista New Republic. ``El ingreso obtenido por la quinta parte más rica del país se incremento en 13 por ciento entre 1979 y 1996, mientras que para la quinta parte más pobre se desplomó por 22 por ciento''.
Igualmente se cita un reciente informe del doctor Christopher Murray, también de Harvard, que descubrió amplias variaciones en expectativas de vida entre varias regiones de Estados Unidos, y lo más sorprendente es que las diferencias son tan marcadas que resultan similares a las que se registran entre un país como Sierra Leona y Japón''. Claro, los que tienen las expectativas de vida más cortas son los residentes de las zonas más pobres, las urba- nas marginadas, el sur ``profundo'' del país, y las reservaciones indígenas. Y los que supuestamente se están beneficiando con la nueva economía globalizada proclamada por Clinton también registran altos niveles de ansiedad. La nueva economía, y su base en la alta tecnología, también intensificó el ritmo del trabajo.
Según la revista Time, los estadunidenses están trabajando unas 160 horas más al año que hace 20 años, y los sondeos registran altos índices de preocupación por la seguridad en el empleo. Y un sondeo reciente de la Universidad de Chicago registró que los niveles de satisfacción con el empleo, con la situación financiera y la ``alegría'' en general están están a niveles más bajos que los de hace 20 años.
Otro Estado de la Unión
Más de 100 agrupaciones ciudadanas y legisladores progresistas presentaron este martes un Informe (o como se llama aquí, el ``Estado de la Nación'') alternativo, que toma en cuenta estas grietas socioeconómicas y propone un programa de inversión en recursos humanos y la creación de políticas que partan no solo de su efectividad como factores de crecimiento económico, sino de desarrollo social.
Inquietudes y respuestas políticas
Pero el misterio para muchos críticos de las políticas nacionales y los analistas que detectan estas grietas sociales y angustias económicas es ¿por qué se sigue registrando un amplio apoyo para la presidencia de Clinton (pese a sus últimos reveses) y no hay una amplia expresión de oposición en las calles y zonas marginadas de este país? ¿O será que desde las alturas de Washington no se logra percibir el mensaje desde abajo, lleno de contradicciones, y poco confiado en los voceros oficiales en la capital?.
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 27 de enero Ť La Casa Blanca movilizó hoy a las dos mujeres más poderosas de Estados Unidos --Hillary Rodham Clinton y la secretaria de Estado, Madeleine Albright-- para enfrentar dos asuntos, el sexo y la guerra, que amenazan con eclipsar el informe presidencial a la nación esta noche.
Pero aun con esta ayuda formidable, el presidente Bill Clinton tuvo problemas para centrar la atención de su auditorio nacional esta noche, cuando programas noticiosos y comentaristas --antes y después del discurso-- proyectaban machaconamente imágenes de Monica Lewinsky y de misiles Crucero, cazas F-16 y buques de guerra preparándose para un posible ataque contra el régimen de Sa-ddam Hussein.
Sexo
La primera dama Hillary Clinton sentó el tono del día con una declaración según la cual este escándalo sobre su marido, igual que muchos anteriores, forman parte de una ``amplia conspiración de la derecha''. En declaraciones al programa de la CBS, This Morning, Rodham declaró que los cargos contra su esposo son igual de absurdos como las aseveraciones de que ella y su marido asesinaron a un asesor de la Casa Blanca (Vincent Foster) en 1994.
Rodham recordó que el fiscal independiente Kenneth Starr, nombrado para investigar acusaciones de actividades ilegales en la Casa Blanca, durante cuatro años se ha dedicado a indagar a ambos sin generar ninguna evidencia de que los ocupantes de la Casa Blanca hayan violado la ley.
Sin embargo, estas acusaciones no hicieron nada para frenar las actividades de Starr, quien rechazó las acusaciones de la primera dama, a las que calificó de ``disparates''. En un comunicado, la oficina del fiscal recordó que esta investigación la comenzó tras recabar ``pruebas dignas de fe de crímenes federales graves'', y que la procuradora general, Janet Reno, le dio luz verde.
Además, Starr convocó a un gran jurado para evaluar evidencias sobre las acusaciones más recientes contra Clinton (comportamiento sexual que se intentó encubrir ante investigaciones legales, y que podrían constituir delitos de perjurio y obstrucción de la justicia). El gran jurado inició su revisión de documentos y declaraciones escritas de testigos y protagonistas en este asunto, y escuchó el testimonio directo de la secretaria personal del presidente, Betty Currie.
Pero el drama fue desinflado poco después, cuando Starr decidió postergar la presentación de Monica Lewinsky, la voluntaria de la Casa Blanca centro del escándalo, y la de Vernon Jordan, abogado y amigo personal de Clinton sospechoso de conspirar con el presidente para encubrir estas actividades alegadas. En su lugar, líderes de algunas organizaciones derechistas se presentaron ante el gran jurado para ofrecer documentos que supuestamente, según ellos, indican que el presidente mintió a los estadunidenses.
Nutriendo estas acusaciones, surgieron nuevos informes de que Lewinsky había visitado la Casa Blanca en diciembre pasado, y que había colocado un mensaje de San Valentín en el Washington Post el pasado febrero dedicado, discretamente a Clinton.
Cada nueva revelación se difunde con gran entusiasmo en los medios, profundizando el debate entre defensores y críticos del presidente; la opinión pública es medida cotidianamente por encuestas y se alarga así la lista de descripciones y acusaciones contra Clinton.
La historia se ha vuelto tan compleja que hoy varios noticieros transmitieron resúmenes de una hora sobre ``la investigación contra el presidente''.
Esta noche, los televidentes tuvieron la oportunidad de ver en CNN un programa de una hora sobre el escándalo sexual durante la hora previa a la transmisión en vivo del discurso presidencial.
¿Guerra?
El clima político esta noche se complicó aun más por las crecientes tensiones en el conflicto con Irak. En su mensaje nocturno, Clinton advirtió directamente que Bagdad necesita cumplir con las demandas de la Organización de Naciones Unidas en torno a las inspecciones de su arsenal o enfrentar acción militar en su contra.
Clinton ordenó a su secretaria de Estado Albright viajar a Europa ese miércoles para presionar a los aliados estadunidenses a respaldar un posible ataque militar contra Hussein. Estados Unidos espera tener tres portaaviones en la zona del Pérsico a principios de febrero.
``Hay un creciente sentimiento de que la opción diplomática podría haber concluido'', advirtió el vocero del Pentágono, Kenneth Bacon. Funcionarios estadunidenses también señalaron hoy que la ONU está advirtiendo que Irak podría estar preparándose para utilizar armas químicas contra Israel y otros aliados estadunidenses. Voceros del Pentágono afir- maron que si se llegaba a un enfrentamiento militar, éste probablemente involucraría una campaña de bombardeo de tres a cuatro días, realizada con misiles Crucero, F-16 y bombarderos Stealth contra objetivos que incluirían fábricas de armas y otros sitios ``estratégicos'' de Irak.
¿El sexo provoca guerra?
La complejidad de la situación política aquí también fue subrayada por el hecho de que los funcionarios de la Casa Blanca nuevamente debieron negar hoy que la consideración de un ataque bélico contra Irak no es un intento para desviar la atención del escándalo politico-sexual de la Casa Blanca. ``No, no y no'', respondió a estas insistentes interrogantes el vocero de la Casa Blanca, Mike McCurry.
Al evaluar el impacto de estos dos asuntos y su sombra sobre el informe anual, varios comentaristas señalaron que hace exactamente un año el informe rendido por Clinton también se dio en un contexto inusual, ya que tuvo lugar al mismo tiempo que se estaba dictando el veredicto del caso contra O.J. Simpson por asesinato.
Ese día, varias cadenas de televisión decidieron partir sus pantallas para que los televidentes pudieran observar ambas imágenes al mismo tiempo. Esta noche, el discurso del presidente se transmitió sin interrupción pero, sin duda, todo mundo compartió la imagen con las constantes interrogantes de sexo y guerra que inundan esta capital.