Alejandro Ordorica Saavedra

Positivo encuentro de poderes

A pesar de las acentuadas contradicciones de nuestro sistema político, que aún se debate entre el anquilosado presidencialismo y la renovación democrática, hay signos que, sin dejar de ser incipientes, conforman un punto de partida alentador. Tal es el caso del gobierno electo del Distrito Federal que se desenvuelve dentro del ámbito de la división y equilibrio de poderes.

Esta primera cimentación social deberá convertirse en toda una plataforma de despegue político que amplíe y retroalimente, al menos en la ciudad de México, la armonía, complementación y vigilancia del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.

Es evidente que en el momento en que la ciudadanía escogió la alternativa perredista para gobernar a la capital de la República, decidió a la vez mantener una sana distancia y conveniente coexistencia del Presidente de la República con el jefe de gobierno del Distrito Federal.

Así también, extensivamente, optó el electorado por la creación de nuevos contrapesos al quitarle el voto masivo al partido oficial y con ello despojarlo históricamente de su presencia mayoritaria en la Cámara de Diputados, exigiendo diálogo, consensos y acuerdos hacia su interior e igualmente hacia el gran poder presidencial, afortunadamente cada vez más menguado.

Justamente en este nuevo mandato social se inscribe la invitación que formuló la Comisión del Distrito Federal de la Cámara de Diputados al jefe de gobierno de esta entidad, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Se trata no de una comparecencia (dado que el artículo 93 constitucional no prevé esta posibilidad), sino de un encuentro para intercambiar opiniones e información que represente un real y alto beneficio para la ciudadanía. Por ello, creemos que el próximo 10 de febrero las fracciones PAN, PRD y PRI deberán esmerarse para sostener un diálogo respetuoso y abierto, para revisar la agenda legislativa que se requiere desahogar con urgencia, así como reflexionar en torno a los asuntos prioritarios de la ciudad y los principales programas de gobierno que se han emprendido o emprenderán. Es una importante oportunidad para sostener encuentros positivos entre poderes diferentes.

Una reunión que tiene además un significado mayor, pues por primera vez en la historia de la ciudad de México dialogarán un gobierno del DF, electo por el voto directo, secreto y universal, y una Cámara de Diputados de efervescente composición plural. De hecho también es la primera vez que se registra la presencia, en esta instancia, de un perredista de tan alta investidura.

La sociedad está y estará pendiente de estos encuentros y valorará la madurez o inmadurez de los legisladores, su buena o mala fe, su voluntad de sumar y aportar o contravenir el proyecto democrático que trabajosamente estamos construyendo. Esta nueva sociedad, de profunda raigambre civil, que se ha convertido en el mejor contrapeso de los excesos provenientes del oleaje de la transición, ha aprendido perfectamente la lección histórica de movilizarse oportunamente, o llegado el momento votar contundentemente en los procesos electorales.