La Jornada 29 de enero de 1998

Tijuana: mano de obra barata y bajos costos, ofertas a empresas foráneas

Jorge Alberto Cornejo, corresponsal, Tijuana, BC, 28 de enero Ť Mano de obra barata, los más bajos costos y la mejor ubicación, son las ofertas que el gobierno estatal plantea a los inversionistas extranjeros para que establezcan empresas maquiladoras en la zona. En tanto que la iniciativa privada ofrece, además, ``una dramática reducción en los gastos de la atención a la salud y compensaciones a los trabajadores''.

De acuerdo con el Centro de Información para Trabajadoras y Trabajadores (CITT), comparando los salarios del sector industrial en Estados Unidos y los que reciben los obreros en esta frontera, se calcula que las empresas extranjeras ahorraron unos 130 mil millones de dólares entre 1975 y 1994.

Con una de las tasas de desempleo más bajas en el país, Tijuana ha generado en los últimos 24 meses más de 110 mil plazas laborales, creadas en su mayoría por la industria maquiladora. Además, la inversión extranjera superó los 3 mil millones de dólares en el mismo periodo.

Este impacto no es producto de la casualidad. En un folleto promocional de la Secretaría de Desarrollo Económico de Baja California se menciona que el estado ofrece ``los más bajos costos, la mejor ubicación y el momento idóneo'' para la inversión.

Otro folleto, éste de la Asociación Mexicana de Parques Industriales, asegura que México es el lugar donde los salarios representan el más bajo desembolso para los inversionistas, incluso por debajo de países como Taiwán, Hong Kong y Singapur, en donde los sueldos oscilan entre 4.83 y 5.16 dólares por hora, mientras que en México es de 1.47 dólares.

Asimismo, el Grupo Bustamante, desarrollador de parques industriales, ofrece como principales atractivos para la inversión extranjera el bajo costo de la mano de obra y ``una dramática reducción en los gastos de la atención a la salud y compensaciones a los trabajadores''.

Se calcula que en Baja California existen 900 plantas maquiladoras, que en conjunto emplean a unas 200 mil personas, es decir, la cuarta parte del total de la población económicamente activa del estado, señaló Jaime Cota Aguilar, director del Centro de Información para Trabajadoras y Trabajadores (CITT) en esta frontera.

Sin embargo, de acuerdo con Cota, la mayoría de esos trabajadores están en esas posiciones mientras consiguen un empleo mejor, pues el descontento por el bajo salario, escasas prestaciones y en algunos casos los maltratos, hacen que el trabajo en las maquiladoras sea poco codiciado, por lo cual se presenta un enorme fenómeno de rotación de personal entre las más de 580 plantas.

De acuerdo con datos del CITT, entre los salarios del sector industrial en Estados Unidos --país de donde proviene la mayoría de las inversiones en las maquiladoras de la entidad-- y los que reciben los obreros en dichas plantas, se estima que las empresas extranjeras ahorraron aproximadamente 130 mil millones de dólares entre 1975 y 1994.

Establece que la industria maquiladora ofrece alrededor de un millón de empleos (principalmente a mujeres, en una proporción de casi 70 por ciento) en más de 2 mil 700 plantas distribuidas en toda la República, principalmente en los estados fronterizos con Estados Unidos, y genera un intercambio comercial internacional que en 1997 se calculó en 48 mil millones de dólares.

Aun así, los trabajadores de las maquiladoras en muchos casos perciben un salario mínimo por jornada y en condiciones que en ocasiones ponen en riesgo su salud.

Al respecto, el activista Maurilio Sánchez Pachuca, del Comité Ciudadano Pro Restauración del Cañón del Padre y Servicios Comunitarios en la colonia Chilpancingo, asegura que la contaminación generada por las plantas maquiladoras ha provocado múltiples casos de enfermedades dermatológicas y gastrointestinales entre los trabajadores y sus familias, principalmente en las mujeres, ya que éstas permanecen más tiempo expuestas a solventes y otros químicos peligrosos, en ocasiones sin la más mínima protección.

Como consecuencia de las constantes quejas de organismos que relacionan la alta incidencia de casos de anencefalia con la exposición de las madres a sustancias peligrosas en las maquiladoras, las empresas han optado por negar el trabajo a las mujeres embarazadas u obligan a sus empleadas a someterse a métodos de control natal.

Ante esta situación, grupos internacionales de derechos humanos, como Human Rights Watch, en 1997 demandaron al Departamento del Trabajo de Estados Unidos que realice una investigación al respecto.