La Jornada 30 de enero de 1998

Las Udi nunca se concibieron como solución definitiva a la cartera vencida, dicen en Banamex

Roberto González Amador y Antonio Castellanos Ť Por lo menos un tercio de los deudores que restructuraron sus créditos hipotecarios en Unidades de Inversión (Udi) volvió a caer en cartera vencida, ante el deterioro en la capacidad de pago, indican informes de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. La banca privada expuso que estos instrumentos ``nunca pretendieron ser una solución definitiva a la morosidad''.

Frente a las quejas de los deudores sobre el crecimiento en el saldo de los créditos en Udi, un instrumento que ha duplicado su valor desde que se incorporó al mercado en abril de 1995, directivos bancarios aseguran que las restructuraciones han permitido ahorros significativos a los usuarios de crédito, pero los deudores demuestran que su deuda no ha disminuido y se ha incrementado más de 100 por ciento.

Augusto Escalante, director general de crédito hipotecario de Banamex, sostuvo que para un crédito promedio el saldo actual es 20 por ciento mayor en el caso de un deudor que se mantuvo en pesos a otro que restructuró en Udi, pero reconoció que no han solucionado totalmente el problema de los deudores hipotecarios. Nunca, recalcó, pretendieron hacerlo, porque hubo una crisis y los costos de pagarla se repartieron.

Al respecto, las organizaciones de deudores destacaron que si los propios banqueros reconocen que la aplicación del modelo de Udi importado de Chile no tenía el propósito de resolver el problema de la cartera vencida, entonces aceptan que no debió ponerse en práctica, como en su momento lo demandaron los partidos de oposición.

Escalante, directivo de Banamex, la institución que concentra el mayor número de créditos hipotecarios, manifestó que el valor comercial de las propiedades con problemas de deuda se encuentra deprimido. En general, opinó que, como consecuencia de la crisis, los bienes raíces se cotizan entre 20 y 30 por ciento abajo de su valor.

Precisamente, dijo, ese diferencial es compensado con el descuento que otorgan los bancos a los deudores al corriente que han restructurado en Udi, y que en el caso de Banamex equivale a 25 por ciento de la mensualidad y, en promedio, para el sistema bancario es de 20 por ciento.

El descuento, agregó, tiene el objetivo de dar liquidez a los deudores, y por eso quienes se encuentran al corriente pagan ahora menos en pesos y centavos que lo que depositaban en 1994, antes de restructurar en Unidades de Inversión.

Según el directivo de Banamex, un deudor que en junio de 1995 haya restructurado un crédito por 200 mil pesos en Udi ha ahorrado a la fecha 94 mil pesos, frente a otro con un pasivo similar, que mantuvo las condiciones originales de pago. Esa cantidad es equivalente a un año del salario que en la fecha de contratación el banco requería como mínimo para poder otorgar el financiamiento.

Explicó que quienes restructuraron en Udi pagan actualmente con una bonificación de 50 por ciento en su mensualidad (la mitad aportada por el gobierno federal y el resto por el banco), además de que en los préstamos en aquellas unidades se ha mantenido una tasa real de 8.5 por ciento, en tanto que en las deudas en pesos el rédito ha llegado a ser de hasta 20 por ciento real.

Deudas duplicadas

Frente al panorama planteado por los representantes de la banca, las organizaciones de deudores exhibieron documentos en los que ponen en evidencia el incremento en el saldo de las deudas restructuradas en Udi, que en muchos casos los ha obligado a caer en manos de agiotistas, que se promueven sin ningún control del fisco ni de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en las secciones de anuncios de los diarios.

El expediente 1169/97, radicado en el juzgado segundo de lo civil del Distrito Federal, consigna una deuda de Miguel Angel Rangel por 100 mil pesos contraída con Banca Serfín en 1995. A la fecha, el banco lo demanda por un monto total de 221 mil pesos, después de haber sido reestructurado el pasivo en Udi.

Otro caso es el de José López, con Banca Cremi, con el expediente 1712/97, también en el juzgado segundo de lo civil. Inicialmente debía 52 mil pesos y en la actualidad su saldo asciende a 230 mil pesos.

Otro caso es el de la señora Esther Lazcano Ramírez, quien agobiada por su deuda hipotecria se vio obligada a caer en manos de los agiotistas, quienes por un préstamo de 10 mil pesos le exigían el pago de 90 mil pesos.

La afectada presentó una contrademanda en la décima agencia del Ministerio Público por violaciones a la Ley de Instituciones de Crédito y por evasión al fisco contra su acreedor, que se desistió de la demanda que había promovido contra la señora Lazcano.

Las organizaciones de deudores indicaron que los banqueros están entrampados, porque el Código Civil Federal, en su artículo 1792, señala que ``convenio es el acuerdo de dos o más personas para crear, transferir, modificar o extinguir obligaciones'', y en su siguiente artículo dice: ``Los convenios que producen o transfieren las obligaciones y derechos, toman el nombre de contratos''.

Los contrtos en Udi, concluyen, no crean ni transfieren obligaciones ni derechos del reconocimiento de adeudo, y por eso no llega a ser un contrato. Reconocer obligaciones no es crearlas ni transferirlas, y de ahí la ilegalidad de millones de restructuraciones en las llamdas Udi.

Augusto Escalante, director de crédito hipotecario de Banamex, asegura que de los deudores que han incurrido nuevamente en cartera vencida, sólo una décima parte realmente no cuenta con recursos para pagar. El resto, afirma, aprovecha la estructura de un sistema judicial que dificulta los mecanismos de recuperación para incumplir las obligaciones contratadas.