José Blanco
Diálogo en duda
Impulsados por la matanza de Acteal, los actores políticos del drama chiapaneco hicieron su reaparición en escena en medio de un torbellino que arrasó a un gobernador y a un secretario de Estado. Chiapas y el EZLN recobraron el centro de la escena política mexicana.
El crimen de Acteal apareció como producto de la inacción política del Ejecutivo, la que habría abierto el espacio en el que surgieron diversos grupos paramilitares. Esa inacción siguió a la manifestación de su desacuerdo con algunos de los términos de la propuesta de la primera Cocopa y a la ruptura del diálogo de San Andrés por el EZLN, que alegó que el encuentro de Larráinzar ``se había agotado''.
La inacción del Ejecutivo -no se pierda de vista- estuvo acompañada de una virtual inacción del EZLN: sus escasas y débiles iniciativas eran resultado de haber perdido el centro de la escena política por mucho tiempo, debido al cansancio de la sociedad.
Al volver el EZLN al centro de la escena, en medio de múltiples reclamos el presidente Zedillo se vio obligado a abrir su postura. En Kanasín dijo con qué sí y con qué no está de acuerdo el gobierno respecto a la propuesta de la Cocopa, aunque los contenidos alternativos específicos son aún desconocidos para la opinión pública (las cuatro tesis anunciadas).
Una luz pareció abrirse frente a este conflicto interminable cuando, después de entrevistarse con Francisco Labastida, Samuel Ruiz aseguró: la paz está más cerca que antes. Esta declaración parecía entreabrir la posibilidad del diálogo, pero el comunicado de Marcos, publicado en este diario el pasado domingo, configuró una duda de veras mayúscula.
Por el contenido y por la forma el comunicado establece: no habrá diálogo. Marcos, como sus seguidores y muchos de sus simpatizantes, insiste en identificar sin más los acuerdos de San Andrés con la propuesta de la Cocopa, y dice que no habrá renegociación de esos acuerdos, en tanto el presidente Zedillo se había referido a la mencionada propuesta. Luego entonces el Presidente categóricamente dice NO a cuatro temas y Marcos dice también categóricamente NO a los ``no'' del Presidente. Ni para dónde hacerse.
Por la forma, la negativa de Marcos a reanudar el diálogo es más que categórica: el medio elegido por Francisco Labastida para intentar entrar en contacto con Marcos es repudiado por éste con altivez, y ``denunciado'' como algo intrínsecamente sucio. Un ``hablemos'', por carta, al guerrillero de la pluma le resulta insoportable. Marcos acusa al gobierno directamente de los alevosos asesinatos de Acteal y denuncia actividades del Ejército en ``territorio zapatista'' (que no son explicadas o desmentidas por el gobierno). Señores -dice Marcos por la forma-, ustedes no son interlocutores del EZLN porque no les creo nada.
Me temo que Marcos o está equivocando la lectura de la coyuntura política o quiere especular con ella. Lo que está ocurriendo frente a nuestros ojos es una creciente tensión interna en los partidos políticos y a la vez una polarización también creciente entre los mismos. En ese contexto, el comunicado de Marcos puede ser el comienzo de un nuevo cansancio de la sociedad respecto a Chiapas -que él mismo parece ya intuir- y la consecuente pérdida del centro político que el EZLN ha estado ocupando desde el 22 de diciembre.
No solamente eso. La sociedad puede acabar por caer en la cuenta de que Marcos y el EZLN no son lo mismo que las comunidades indígenas chiapanecas y menos aún que las comunidades indígenas del país. Marcos puede especular con la coyuntura política e intentar su propio juego en el revuelto marco nacional que está configurándose.
En todo caso su intento es políticamente legítimo. Pero el Ejecutivo federal tiene la obligación de resolver la inadmisible situación que priva en las comunidades indígenas, reconociendo las autonomías que reclaman y admitiendo la pluralidad étnica, cultural y política realmente existente. Si las cuatro objeciones del Ejecutivo tienen razón de ser o no, que las ventile la sociedad y el Congreso de la Unión. Las comunidades indígenas no pueden seguir esperando el resultado de las vencidas entre los políticos.