Letra S, 5 de febrero de 1998
El término vulnerabilidad, adoptado por financiadoras y organismos internacionales como el Banco Mundial o la Organización Mundial de la Salud, es tan vago o específico como puede convenir a estos mismos organismos. En 1998, como en años anteriores, los esfuerzos internacionales se centran en la protección de las mujeres y niñas y niños, por depender ellas de los hombres y quedar los menores en el desamparo al morir sus madres. Por ser minorías, otros grupos (homosexuales, usuarios de drogas intravenosas, migrantes, niños de la calle, trabajadoras(es) del sexo comercial) quedan excluidos de las políticas internacionales y de los gobiernos que siguen esas directrices. A pesar de que esas minorías son las más afectadas por la pandemia de sida, para esos organismos y gobiernos son invisibles. En especial el grupo constituido por hombres que tienen sexo con otros hombres, que sigue siendo el grupo donde se concentra la mayor parte de casos de sida. En nuestro país, por ejemplo, este grupo alcanza una prevalencia, en encuestas centinela, de 15.6 por ciento, seguido por los sexoservidores con 13.5 por ciento, mientras que cualquier otro grupo queda muy por debajo con menos de 4 por ciento.
Luego de catorce años del diagnóstico del primer caso de sida en México, las autoridades de Salud deciden al fin atender a este sector de la población. Fue necesario que en el pasado Congreso Nacional de Sida se mostraran cifras del impacto de la epidemia: en México la transmisión de tipo homosexual o bisexual es la predominante. Cabe esperar que la energía que llegó a mostrar el secretario de salud, Juan Ramón de la Fuente, ante los embates de grupúsculos de derecha contra la campaña del condón, la muestre hoy para desarticular cualquier acción timorata, hipócrita, o discriminatoria tendiente a limitar el derecho a la información de este sector de la población.
En esta sección trataremos de responder las preguntas más frecuentes que nuestros amigos lectores nos hacen llegar por diferentes vías. No pretendemos hacer una investigación exhaustiva de cada una de ellas, sino más bien despejar las dudas de manera breve y clara.
¿Un bebé dentro del vientre puede ser infectado por la madre si ésta es portadora del virus?
Sí, la madre puede transmitir el VIH a su hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia. De hecho, la vía perinatal es una de las tres vías de transmisión, las otras son la sexual y la sanguínea. Se estima que cerca de 50 por ciento de la transmisión perinatal ocurre en el momento del parto. Hay factores que pueden agravar esta situación como los partos prolongados con ruptura temprana de membranas. La frecuencia de transmisión del VIH de las madres portadoras a sus hijos es aproximadamente de 30 por ciento; sin embargo, el tratamiento con AZT (medicamento antirretroviral) disminuye hasta en 60 por ciento la transmisión del VIH. La administración de AZT en cápsulas a la madre, a partir de la semana catorce de gestación; por vía intravenosa a la madre durante el parto, y en jarabe pediátrico, durante las primeras ocho semanas de vida del bebé, ha demostrado reducir la transmisión a menos de 8 por ciento, por lo que es necesario crear programas públicos que garanticen el acceso de las mujeres embarazadas a una detección temprana y a tratamientos adecuados. Algunos estudios han demostrado que la transmisión parece estar asociada con factores diversos, desde carga viral, nutrición, fase de la infección, y otros factores inmunológicos. Por otro lado, hay que añadir que la detección del virus en los niños es mucho más difícil que en un adulto; si están infectados, pueden empezar a presentar síntomas antes del año, pero puede darse el caso de que no tengan el virus, sino sólo los anticuerpos que su madre haya desarrollado, entonces pueden tener estos anticuerpos hasta los 18 meses de edad sin estar en realidad infectados.
¿Existen estadísticas que indiquen la incidencia de la infección por VIH entre las mujeres lesbianas? ¿Cuáles son las formas de prevención de la transmisión del VIH/sida en esa población? ¿Hay estudios sociales con respecto a las lesbianas?
Desgraciadamente no hay estadísticas en México acerca de la población lésbica; sin embargo, existen diversas organizaciones que han hecho acopio de materiales contando con un buen número de estudios sociales.
Por otro lado, a nivel mundial las lesbianas han sido tradicionalmente el grupo de menor visibilidad social, y las que son portadoras del VIH se han clasificado bajo la categoría de transmisión heterosexual. En la mayoría de los países no se mantiene ningún registro de este tipo de información. Debido a que únicamente han sido registrados unos cuantos casos a nivel internacional, se ha asumido que la mayoría de las prácticas sexuales realizadas entre mujeres son mucho menos riesgosas que aquellas en las que participan los hombres. En muchos países, las activistas lesbianas están cuestionando esta presunción.
Muchas lesbianas piensan que el sida no es problema de ellas. Desgraciadamente están en un error. Algunas de ellas (principalmente en Estados Unidos y Europa) han contraído el virus a través de drogas por vía intravenosa, de la inseminación artificial con semen infectado o del sexo con un hombre infectado (el que una mujer se defina a sí misma como lesbiana no significa que nunca haya tenido relaciones sexuales con un hombre).
Algunas recomendaciones básicas para prevenir la transmisión del VIH entre mujeres son: utilizar un cuadro de látex, de aproximadamente 20 cm, colocándolo de forma tal que cubra los labios externos de la vagina, puede ser un condón cortado o el famoso Plasti-pack. En una exploración táctil de la vagina o el recto de la pareja hay que cuidar no tener cortadas, y utilizar guantes o dedales de látex con lubricante soluble al agua. Si se usan dildos o vibradores, hay que cubrir el aparato con un nuevo condón cada vez que sea utilizado, o bien no compartirlo; que cada quien use sus propios juguetes.
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