La banca de desarrollo, entre el olvido y la insolvencia
Roberto González Amador Ť Presa de la inmovilidad y el desorden administrativo, la banca de desarrollo permanece a la saga de la reforma financiera, ahogada por las pérdidas y con una deuda vencida que se ha vuelto prácticamente irrecuperable.
Informes obtenidos en fuentes oficiales detallan que los pasivos de la banca de desarrollo --un conjunto de instituciones creadas por el gobierno para apoyar a sectores productivos no atendidos por la banca privada-- alcanzaron al finalizar 1997 unos 500 mil millones de pesos, cantidad que refleja un incremento de 180 por ciento en los últimos cuatro años.
Reflejo de la falta de previsión con que se otorgaron los créditos, principalmente entre 1991 y 1994, la cartera vencida de la banca de desarrollo suma 20 mil millones de pesos, tres veces más que el saldo registrado a principios de 1994.
Las autoridades financieras están poco dispuestas a hablar sobre la banca de desarrollo. La última ocasión en que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores dio a conocer un reporte sobre este sector fue el correspondiente a diciembre de 1996 y para el ejercicio de 1997 canceló al público el acceso a estos indicadores.
Según datos recopilados entre las instituciones bancarias, la banca de desarrollo opera sobre bases frágiles, está más ocupada en recuperar préstamos y en sanear saldos financieros.
Los créditos nuevos prácticamente se cancelaron debido a la más reciente crisis económica, mientras que instituciones como el Banco Nacional de Comercio Interior, fundado en 1954, se encuentran en vías de liquidación. Banrural, que arrastra una pérdida de mil 500 millones de pesos, tiene sólo la mitad del mínimo de reservas preventivas para cubrir su cartera vencida, cercana a 9 mil millones de pesos.
Nacional Financiera, la más grande de las instituciones de desarrollo, arrastra una cartera vencida de 2 mil 300 millones de pesos, con una reserva preventiva de 126 por ciento para cubrirla, pero con un selectivo y riguroso programa de otorgamiento de créditos. Este banco, que llegó a trabajar con 500 uniones de crédito, ha reducido su cartera a medio centenar de estos intermediarios.
El futuro de la banca pública estará en manos del Congreso, que ya estudia un proyecto para restructurarla.
La Cámara de Diputados debatirá en su próximo periodo de sesiones, al inicio de la primavera, la eventual desaparición del Banco Nacional de Comercio Interior. Legisladores comentaron que han recibido información extraoficial que apunta a la creación de una sola institución que se encargue de las tareas de fomento del gobierno.
``Parece que la idea es desaparecer la banca de desarrollo, después de que la mala gestión de sus administradores la colocó en una frágil situación financiera'', comentó el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, miembro de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.