La Jornada 8 de febrero de 1998

Apoya Alemania un inminente ataque a Irak

Dpa, Reuters, Afp y Ap, Bonn, 7 de febrero Ť El gobierno alemán otorgó este sábado su apoyo a un eventual ataque estadunidense contra Irak, y puso sus bases áreas a disposición del presidente Bill Clinton, quien junto con el primer ministro británico, Tony Blair, reiteró su determinación de emplear la fuerza si el líder iraquí Saddam Hussein, no ordena abrir todo los sitios presidenciales a los expertos de Naciones Unidas sobre desarme.

En tanto, un ex jefe de inteligencia militar iraquí, Wafiq al Samerai, quien desertó en 1994, aseguró que Hussein tiene aún suficientes armas biológicas como para liquidar a toda la población de Medio Oriente.

En declaraciones a la revista alemana Spiegel, Al Samerai dijo que los expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) nunca podrán localizar ni destruir todas las armas químicas y biológicas que existen en el país, pues las plantas de producción fueron desmanteladas antes de la llegada de los inspectores y trasladadas a diversos lugares secretos, lugar donde fueron reconstruidas.

Los documentos, añadió el refugiado político iraquí, ``están tan bien escondidos que los expertos de Naciones Unidas nunca los encontrarán''.

Más tarde, a bordo del avión que lo llevó de regreso a Londres luego de permanecer durante cuatro días en Estados Unidos, el gobernante británico señaló que empleará los próximos días para preparar un posible ataque militar a Irak en caso de que la diplomacia no logre una solución.

Blair dijo que no se frenará por el riesgo de víctimas civiles y de personal de servicio militar británico, pero se comprometió a que cualquier acción militar sería coordinada ``de la manera más precisa posible''.

Antes de salir de Washington, Blair y Clinton reforzaron la alianza anglo-estadunidense y reiteraron su firme condena al presidente Saddam Hussein.

``Nadie debería dudar de nuestra contundencia'', dijo Clinton en su discurso de radio semanal, en el que también participó Blair, quien afirmó que el líder iraquí amenaza la estabilidad y la paz mundial, ya que su arsenal de armas bacteriológicas y químicas es suficiente para eliminar a la población del planeta.

Rusia, Francia y China, que junto con Estados Unidos y Gran Bretaña son los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, se han manifestado contrarios a un ataque militar.

Londres es el aliado más fuerte de Washington en la crisis con Bagdad, y este día recibieron el apoyo de Bonn, aunque está lejos de compensar la oposición frontal de Moscú, París y Pekín.

Helmut Kohl se alinea

Aunque el apoyo de Alemania, contrariamente al de Gran Bretaña, no incluye una eventual participación en ataques aéreos, el canciller Helmut Kohl señaló --durante una conferencia sobre seguridad que se inauguró hoy en Munich-- que si Estados Unidos decide lanzar ataques contra el país árabe, ``merece todo nuestro apoyo sobre el plano político''.

Para Kohl, la situación actual es ``peligrosa'', implica la dominación sobre toda la región, incluyendo a Israel, y estimó imposible que la comunidad internacional pueda permitir que un hombre, por medio del engaño, pueda continuar produciendo armas amenazadoras.

Europa debe sostener a Washington para tratar de retirarle a Bagdad toda capacidad de destrucción masiva, dijo Kohl durante la conferencia a la que asistió el jefe del Pentágono, William Cohen, quien agradeció el apoyo político de Bonn a una posible acción bélica en el golfo Pérsico.

Cohen ordenó este sábado el envío de 19 aviones de combate y unos 30 de apoyo, para unirse las fuerzas estadunidenses concentradas en caso de que Clinton decida atacar, aparatos que viajarán a Kuwait, Bahrein y a la isla de San Diego García, en el océano Indico.

El primer ministro británico reconoció en su último discurso pronunciado en Washington que la comunidad internacional está dividida acerca de la posibilidad de una acción militar contra Irak, lo que quedó comprobado luego de que el primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, habló con el presidente Clinton para buscar una salida diplomática, y prometió el apoyo de su país a esa medida.

No obstante, en un carta enviada al presidente estadunidense, Hashimoto fustigó a Irak por su rechazo a permitir el acceso total a los expertos de armas de la ONU, y calificó la medida de ``reto a la comunidad internacional''.

Precisamente en Japón, dirigentes del Comité Olímpico de Estados Unidos anunciaron que se tomaron medidas para garantizar la seguridad de sus atletas en caso de un ataque a Irak.

Por su parte, el gobierno de Australia informó que Clinton preguntó al primer ministro John Howard si contribuiría a una posible acción militar, pero será hasta el próximo lunes cuando Sydney dé una respuesta luego de una reunión del gobernante con su gabinete.

En tanto, el canciller de Canadá, Lloyd Axworthy, apoyó la postura de Estados Unidos, pero indicó a continuación que aún espera una solución diplomática a la crisis en el golfo Pérsico.

Los gobiernos de Rusia y Francia, de su lado, mantienen su posición de oponerse al uso de la fuerza.

El representante especial ruso para Bagdad, Viktor Posuvaliuk, anunció que proseguirá su diálogo con Irak, e insistió en que se han logrado progresos, pero reconoció que el tema es complejo y requiere gestiones más firmes no sólo en Bagdad sino en Washington, Londres y la ONU.

Los expertos internacionales en armas químicas y misiles que se reunieron con funcionarios gubernamentales en Bagdad para tratar de solucionar la crisis sobre las inspecciones de armas, concluyeron este día su labor de convencimiento.

La agencia oficial iraquí Ina indicó que el gobierno presentó pruebas materiales y científicas que demuestran que están libres de armas de destrucción masiva.

El vicepresidente iraquí, Taha Yassin Ramadán, acusó a Washington de intentar derrocar al presidente Hussein con un ataque, y consideró que éste será de mayor envergadura que el de 1991, con el que no pudo acabar con el régimen.

En Kuwait, el ministro de Defensa, jeque Sabah al Ahmad, dijo que el gobierno pondrá en activo a su fuerza de reserva de 24 mil soldados para defender al país contra cualquier posible ataque de Irak, que invadió a Kuwait, en agosto de 1990.

Por esta acción, la ONU impuso sanciones a Irak; el conflicto derivó en la Guerra del Golfo y, desde entonces, las sanciones siguen vigentes.