Masiosare, domingo 8 de febrero de 1998


De la bala de azúcar a la contrainsurgencia


LA SEDESOL

toma partido


Arturo Cano


Funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social ya no sólo canalizan recursos económicos a los líderes indígenas que apoyan las políticas oficiales. Ahora participan directamente en una estrategia que busca dividir y enfrentar a organizaciones sociales que salieron de su control. En la guerra de Chiapas, las ``balas de azúcar'' también cuentan.


En sus primeros años en la selva Lacandona, cuando vivía en la comunidad Amador Hernández, Martha Orantes repetía a cada rato: ``La ayuda del gobierno es una bala de azúcar''. Así explicaba a los indígenas que asesoraba la necesidad de tomar con pinzas el trato con funcionarios gubernamentales.

Martha Orantes sigue siendo asesora de organizaciones campesinas en Chiapas. Pero, a juzgar por lo que dicen sus asesorados, ya no piensa que la ayuda del gobierno -entiéndase los dineros- sea una ``bala de azúcar''. Más bien debe pensar que es la manera de evitar una ``matazón'' entre indígenas. O la manera -como denuncia Porfirio Encino, líder de la ARIC Independiente y Democrática-, de mantenerse con su equipo ``como los únicos interlocutores del gobierno''.

Historia de siglas

La historia se ha repetido mucho en los últimos cuatro años, pero casi todas las versiones se pierden en un mar de siglas.

Va la historia apretada.

Hasta enero de 1994, la organización campesina dominante en la ahora llamada zona de conflicto en Chiapas llevaba por nombre el de Asociación Rural de Interés Colectivo Unión de Uniones (ARIC-UU). Fundada en 1988, tras un largo proceso que se remonta a principios de los setenta, la ARIC agrupaba a decenas de miles de campesinos en la selva y otras regiones de Chiapas.

Con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, la ARIC-UU descubrió -o más bien tuvo que reconocer- que los zapatistas se habían ganado la simpatía de buena parte de sus bases desde antes del alzamiento armado.

En los primeros meses de 1994, los dirigentes y asesores de la ARIC-UU -y aquí es donde entran Martha Orantes y René Gómez Orantes- deciden enfrentar al zapatismo. En coordinación con personajes con los cuales se habían peleado y reconciliado varias veces desde los setenta -Adolfo Orive y Hugo Andrés Araujo, por ejemplo-, los asesores emprenden la tarea de ``contrapesar'' a los zapatistas.

A la vez que publican desplegados antizapatistas en la prensa nacional, los Orantes (como se conoce a los asesores) reciben apoyos gubernamentales que, acusan sus adversarios, están destinados a ``favorecer la estrategia del gobierno'' y ``dividir a los pueblos''.

Muy pronto, la ARIC-UU se parte en dos -y aquí comienza la danza de las siglas.

Un sector rechaza enfrentarse con los zapatistas y se declara dispuesto a luchar por las demandas del EZLN de forma pacífica: así surge la Asociación Rural de Interés Colectivo Independiente y Democrática (más conocida como ARIC Independiente).

El bando que se queda con los asesores adopta el nombre de Asociación Rural de Interés Colectivo Oficial (ARIC Oficial).

Durante poco más de tres años, las dos ARIC se enfrentan en las comunidades y se disputan las propiedades de la organización. Durante ese mismo periodo, la dirección indígena de la ARIC Oficial se va distanciando de los asesores, hasta que en agosto de 1997 decide expulsar de sus filas a Martha Orantes y René Gómez Orantes por ser ``los culpables de la división que sufrimos en 1994'' y por su ``entrega y oficialización en contra de nuestra organización''.

En una asamblea de delegados que representan a unos 2 mil 500 jefes de familia, se decide también despojar a la organización del nombre de ARIC Oficial y retomar el nombre original de ARIC Unión de Uniones, así como participar en las movilizaciones pacíficas para demandar ``una salida política al conflicto armado''.

El 12 de octubre de 1997, la antigua ARIC Oficial pide su ingreso a la Coalición de Organizaciones Autónomas de Ocosingo (COAO), donde su contraparte Independiente es pieza fundamental.

El 21 de diciembre de 1997, un día antes de la matanza de Acteal, las dos ARIC (Independiente y Unión de Uniones) formalizan un ``pacto de reconciliación'' y se reparten los bienes que habían pertenecido a la ARIC original y que estaban en disputa. El pacto, acusan dirigentes de ambas ARIC, ``se ha visto obstaculizado por grupos dirigidos por personas externas a la organización, siendo apoyados por funcionarios de gobierno''.

Las dos ARIC se habían peleado a fondo. Al grado que la Oficial llegó a convocar a la policía para desalojar a la Independiente de un predio.

``No fue fácil volver a casarnos'', reconoce Porfirio Encino, el joven tzeltal que es secretario de la ARIC Independiente. Y, por lo mismo, ``ya no vamos a poder ser una sola, pero entre nosotros habrá respeto, solidaridad, apoyo mutuo, coordinación y tolerancia''.

(Números: en la zona de Ocosingo, la ARIC Independiente agrupa a cuatro mil jefes de familia y en la zona centro a unos tres mil. En tanto, la ARIC Unión de Uniones -antes Oficial- tiene presencia en Ocosingo y una parte de Chilón y agrupa a unos 2 mil 500 jefes de familia).

Sedesol en la ARIC

La historia de las siglas es importante para comprender un episodio sucedido la semana que recién termina.

Un grupo de dirigentes indígenas estuvo en la ciudad de México para denunciar que los zapatistas y otras organizaciones (entre ellas la ARIC Independiente) llevan a cabo una guerra en contra de sus comunidades. En la prensa y medios electrónicos, hablaron de desalojos, robos, hostigamiento, quema de casas. Además, advirtieron, puede haber violencia si los zapatistas no los respetan.

Los quejosos se presentaron como dirigentes de la ARIC Oficial que agrupa, dijeron, a 40 mil indígenas.

En entrevista con Sergio Sarmiento, en Televisión Azteca, estuvo Hilario Lorenzo Ruiz, quien antes de 1994, ciertamente, fue miembro de la entonces única ARIC.

El asunto no tendría que ir más allá de la habitual disputa por las siglas que suelen protagonizar organizaciones que se dividen. De no ser por un detalle: Hilario Lorenzo Ruiz fue, de 1994 a 1996, funcionario de la Secretaría de Atención a los Pueblos Indígenas (SEAPI), del gobierno de Chiapas. Y más: durante 1997, Hilario Lorenzo Ruiz trabajó en la Secretaría de Desarrollo Social, dependencia para la cual coordinó los Centros de Atención Social (CAS) de San Quintín y de Patihuitz.

Y acaba de estar en la capital del país para hablar a nombre de 40 mil indígenas ``agredidos'' por los zapatistas y las organizaciones independientes.

Con Tomás Faviano Martínez, Juan Cruz Méndez y Pedro Hernández Gómez, los otros líderes que trabajan con los asesores y la Sedesol. Juntos, alientan el fantasma de la ``guerra entre indios''.

Masiosare pudo confirmar que en la organización de la visita de la delegación de la ``ARIC oficial'' a la ciudad de México participaron funcionarios de la Sedesol, entre ellos María Teresa García, en otro tiempo responsable de un programa educativo que en Chiapas coordinó... ¿quién?, sí, Martha Orantes.

El martes 3, la ARIC Unión de Uniones (antes Oficial) emitió un comunicado donde desmiente las afirmaciones de Hilario Lorenzo, quien habló a nombre de la ARIC Oficial, ``que en la región ya no existe'', con el objeto de ``confundir a la opinión pública, cuando él es funcionario público de la Sedesol'' y no pertenece a la ARIC desde hace más de cuatro años. Ahí mismo se apunta que Hilario Lorenzo ha trabajado en el programa de las Cañadas de la Sedesol, con sede en Comitán.

Los asesores y su grupo, acusan los dirigentes de ambas ARIC, pretenden romper el pacto de reconciliación. ``Pero no lo van a lograr'', dice Porfirio Encino.

``La ARIC Unión de Uniones sigue firme en su postura de mantener el pacto que hemos suscrito con la ARIC Independiente Democrática, así como la coordinación con otras organizaciones independientes, para que el gobierno federal cumpla con los Acuerdos de San Andrés y una paz con justicia y democracia'', dice un documento firmado por Leonardo Vázquez Vázquez y José Cruz Lorenzo, presidente y secretario de la ARIC-UU.

En su visita a la ciudad de México, los líderes de la ``ARIC Oficial'' de los Orantes exhibieron documentos firmados y sellados por autoridades comunitarias donde se acusa al EZLN y otros grupos de agredirlos.

Porfirio Encino dice que algunas autoridades comunitarias fueron convencidas de firmar ``a cambio de la promesa de los Orantes de que serán incluidos en programas del gobierno. Ellos quieren fortalecerse para seguir gestionando obras''.

De la OID a la Sedesol

Los Orantes viven en Chiapas desde mediados de los setenta. Ahí coincidieron y formaron parte de la Organización Ideológica Dirigente, la cúpula de la Línea Proletaria comandada por Adolfo Orive (ver Masiosare del 18 de enero). Rompieron en algunos periodos y se reencontraron.

Entre 1990 y 1991, Martha Orantes coordinó el Programa de Educación Integral de las Cañadas de la Selva Lacandona (PEICASEL), que operó con recursos del Banco Mundial y donde tuvo como jefa a María Teresa García, ahora funcionaria de la Sedesol. ``Llegó un momento que el programa ya no era de la ARIC, sino de Martha'', asegura Porfirio.

En esa etapa, agrega el dirigente de la ARIC Independiente, las relaciones entre los asesores y el gobierno se hicieron más estrechas. La dirigencia indígena comenzó a chocar con ellos porque se negaban sistemáticamente a realizar movilizaciones para plantear sus demandas. ``Siempre decían que mejor vamos a negociar.''

Si Marta recibió los recursos para el programa educativo, René Gómez Orantes comenzó a manejar un programa de plantas microeléctricas, diseñado por el Centro de Investigaciones Ecológicas y Desarrollo (CIEDAC), de Arturo Whaley, ex diputado comunista que se afilió al PRI en el salinismo, cuando Rubén Figueroa eraÊpresidente del comité estatal de Guerrero.

Whaley y Gómez Orantes realizaron también un ``Diagnóstico integral de la Selva Lacandona'' para la Sedesol.

Las diferencias con los asesores se agudizaron, cuenta Porfiro, en 1993, cuando encarcelan a varios líderes de la ARIC. Lázaro Hernández, entonces presidente de la organización y muy ligado a los asesores, gestiona su liberación a través de la Confederación Nacional Campesina ``para amarrar compromiso con Hugo Andrés Araujo''. El contacto con el entonces secretario general de la CNC es Javier Gil -alguna vez hombre de Adolfo Orive en Chiapas.

El alzamiento zapatista tomó a los Orantes como asesores de la ARIC. Fue entonces cuando la partieron. Y también cuando distintas dependencias gubernamentales los escogieron como favoritos para los ríos de dinero que corrieron -corren- en Chiapas: ``Con los Orantes, dice Porfirio Encino, la ARIC oficial, recibió muchos recursos del gobierno, tenía avioneta, despensas, carros''. Hoy, insiste Porfirio, los asesores y su grupo siguen teniendo ``mucho apoyo de la Sedesol y de la Semarnap''

A pesar de la gran cantidad de recursos, los asesores no pudieron mantener la disciplina en la ARIC Oficial y terminaron expulsados. ``Nunca entendieron, dice Encino, que el dinero no resuelve la profundidad de los problemas políticos y sociales.''

La pinza

Las dos ARIC demandan que los recursos gubernamentales no sean utilizados para dividir y enfrentar a las comunidades indígenas, porque se ha llegado ``incluso a provocar enfrentamientos... como ocurre en la zona de los Altos y norte del estado, en especial en Ocosingo, donde la ARIC Unión de Uniones ha sido bloqueada en todas sus demandas por parte del gobierno estatal y federal, a raíz de haber desconocido al grupo de asesores que se habían convertido en los únicos interlocutores con las diferentes instancias de gobierno''.

De ahí que las ARIC señalen que existe una estrategia para restar fuerza a las organizaciones sociales no comprometidas con el gobierno.

Otra pieza de esa pinza es la represión directa.

Las ARIC, con otras organizaciones como TZOMAN, OCAN y Tres Nudos

llevaron a cabo, el 12 de enero, la ``toma'' de Ocosingo que se prolongó durante siete días y que arrancó con la agresión de policías estatales que dieron muerte a Guadalupe Méndez López, hirieron a su hija de 11 meses y al joven Lázaro López Vázquez.

El 28 de enero, en la capital de Chiapas, fue asesinado el dirigente campesino Rubicel Ruiz y un día más tarde, en un accidente vial que los dirigentes de las ARIC consideran ``sospechoso'', muere Marco Antonio Gómez Flores, coordinador de la ARIC Independiente en la región centro. Ambos dirigentes, hacen notar las ARIC, fueron oradores en un mitin perredista celebrado el 22 de enero.

En el velorio de Rubicel Ruiz, Gómez Flores fue uno de los que rechazó la presencia del gobernador sustituto Roberto Albores Guillén: ``¡Asesino!'', le gritó.

Un matrimonio dificil

-Y después de tanto pleito, ¿por qué se volvieron a casar?

-Porque no queremos heredar a nuestros hijos el odio, el rencor, la descomposición social en la Selva, agravados por la presencia del Ejército. Porque tenemos que distensionar los problemas para no permitir que el gobierno siga con su estrategia de guerra de baja intensidad- dice Porfirio Encino, que podría seguir horas con argumentos parecidos.

Machaca y saca un documento, y otro y otro. Se lee en el mar de papeles: ``La guerra del gobierno no es sólo contra el EZLN , sino contra todos los que nos organicemos para exigir nuestros derechos... los recursos federales los canalizan a grupos identificados con sus políticas y a la formación de los grupos paramilitares''.

En otro texto culpan al gobierno, y en particular a la Sedesol, de las divisiones y los posibles enfrentamientos.

-¿Y cómo terminará el matrimonio, Porfirio?

-Lo que analizamos es que nosotros somos los que nos vamos a morir allá. Los asesores siguen afuera. Los gobernantes pasan. Pero nosotros vamos a estar ahí toda la vida.