Miguel A. Gómez Lim*
Plantas transgénicas, la vacuna ideal

La incidencia de muchos padecimientos en seres humanos ha disminuido considerablemente gracias a las vacunas. En la actualidad, éstas son una de las prioridades de muchos países para prevenir enfermedades. Gracias a ello existen males que ya no constituyen un problema de salud, aun en naciones del Tercer Mundo; la poliomielitis y la viruela son buenos ejemplos.

Sin embargo, la inmunización masiva de la población enfrenta una serie de dificultades: por un lado, los altos costos de las vacunas, y por el otro, el riesgo de que la distribución en lugares remotos y de difícil acceso no sea adecuada. La mayoría de las vacunas disponibles se aplica por vía parenteral (inyecciones).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado la búsqueda de alternativas para sustituir las inyecciones, debido a que ha encontrado en algunos países que hasta 30 por ciento de las inmunizaciones se realizan con jeringas no estériles por los problemas económicos de esas regiones. Ante el grave problema del sida, este hecho es de gran relevancia.

Muchas vacunas requieren refrigeración y eso se realiza en recipientes con hielo. Sin embargo, a veces sucede que el hielo se derrite y los frascos terminan flotando en agua tibia. Ello inactiva a cualquier vacuna. Probablemente eso contribuya a que algunos niños adquieran la enfermedad a pesar de haber sido inmunizados.

Los avances en el campo de la ingeniería genética han facilitado el desarrollo de vacunas de ácido desoxirribonucléico (ADN) recombinante para su uso en seres humanos. En México ya es posible conseguirlas, aunque su precio es aún muy alto. Idealmente, las mejores vacunas serían orales, de bajo costo y fácil distribución. En ese sentido, la utilización de frutos tropicales para la producción de vacunas humanas permitiría un medio extremadamente barato de inmunización oral, simplemente mediante el consumo del fruto.

Desde principios de los años 80, ha sido posible alterar genéticamente muchas especies vegetales por la introducción estable de ADN (el material relacionado con las características hereditarias). En la actualidad, la lista de plantas manipuladas genéticamente (es decir, a las que se ha transferido material genético foráneo) incluye a más de 70 y continúa creciendo.

Recientemente, diversos grupos de investigación han experimentado con plantas manipuladas para usarlas como ``biorreactores''. Se han obtenido plantas que producen proteínas de alto valor para uso terapéutico en seres humanos como anticuerpos, seroalbúmina bovina y hormona del crecimiento. También se han producido algunas que contienen vacunas humanas.

En los estudios iniciales, plantas de tabaco produjeron correctamente una proteína de superficie del virus de la hepatitis B (HBsAg), la cual era idéntica a la elaborada en condiciones naturales. También se han producido plantas de papa con una proteína que proporciona inmunidad contra el cólera. Los tubérculos se han utilizado en pruebas clínicas, tanto en ratones como en seres humanos, con excelentes resultados.

Es por esa razón que en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), Unidad Irapuato, se trabaja en la producción de plantas de plátano y jitomate que contengan vacunas contra hepatitis, cólera, amibiasis y paludismo, enfermedades de importancia en el país. Actualmente ya se cuenta con plantas que contienen vacunas contra varios de esos padecimientos, y se encuentran en etapa de crecimiento. Se tiene previsto realizar las primeras pruebas clínicas en México este año. Recientemente se efectuaron en Estados Unidos, con excelentes resultados. Por tal motivo, se esperan resultados similares en el país.

Existe una razón muy importante sobre por qué utilizar esos frutos como sistemas de producción de vacunas. Tanto el plátano como el jitomate (frutos muy populares en México) podrían proporcionar un medio muy económico de producir y aplicar vacunas, el cual sería especialmente adecuado para países en vías de desarrollo donde, por ejemplo, las vacunas contra enfermedades gastrointestinales son una prioridad.

* Investigador del Cinvestav, Unidad Irapuato