La Jornada martes 10 de febrero de 1998

Fernando Benítez
Un ejemplo a seguir

Los descendientes de los antiguos indios norteamericanos viven aún en sus reservaciones, pero se les incita a estudiar en las universidades estadunidenses y se convierten en ingenieros, arquitectos o médicos, mientras que sus mujeres estudian para enfermeras o diversas tareas apropiadas para ellas. Ganan buen dinero, son muy respetados y llegados los días de sus fiestas --que son ritos de cacería-- bailan y cantan (en su propia lengua), acorde con sus antiguas tradiciones. De alguna manera viven ``dos vidas'': la antigua y la moderna.

En cierta forma nuestros indios también tienen dos vidas: una primera, con sus mitos y sus rituales sagrados, y una segunda cuando acuden a los mercados vestidos de mantas blancas con su mujer y sus hijos para vender sus artesanías. Esas artesanías --auténticas obras de arte-- se venden bien y muchas de ellas se exportan a Estados Unidos y a otros países.

El ejemplo norteamericano podría constituir un camino a seguir por los indios mexicanos. Todo el problema depende de la educación. Si tienen buenos maestros pueden estudiar primaria y secundaria, y después seguir una carrera en las universidades o politécnicos. En pocos años esto sería posible y así cerraremos una herida abierta hace 500 años.