Payán: ¿quién usa a Sarmiento? ¿Y por qué él se deja usar?
Blanche Petrich Ť El senador perredista Carlos Payán negó categóricamente que haya pedido al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, a los pocos dias del alzamiento zapatista, ``medidas para acabar militarmente con el EZLN''.
``Nadie, en su sano juicio -dijo Payán- puede afirmar que yo pude hacer una solicitud de tal naturaleza.
``¿Qué hay detrás de una información como esa que ha difundido Sarmiento?, ¿quién usa al periodista?, ¿por qué lo usa? y ¿por qué se deja usar?'', se pregunta el senador Payán al referirse a la columna Jaque Mate de Sergio Sarmiento, publicada el día de ayer en el periódico Reforma.
Acerca de lo que afirma Sarmiento, Carlos Payán, director fundador de La Jornada, comenta: ``La sola idea de usar al Ejército para la solución de un conflicto como éste no está en la estructura de mi pensamiento, jamás dije una cosa así''.
Recuerda que el editorial de La Jornada del día 2 de enero de 1994 fue condenatorio al EZLN. ``Los llamamos profesionales de la violencia. No sabíamos ni quiénes eran. Ese punto de vista lo descartamos a los pocos días. No lo sostuvimosÉ Ni lo sostenemos ahora, en cambio fuimos muy claros en propugnar una salida política, negociada al conflicto''.
Esta convicción a favor de una salida política ``está reflejada en las páginas del diario antes y después del primero de enero de 1994. Me tocó seguir las guerras de Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Aprendimos en ellas que el final de toda guerra es una negociación. Apurar estas negociaciones representa ahorrar vidas, sufrimiento, deterioro de la nación. Ni yo ni mi periódico hemos estado jamás a favor de la muerte, a favor del derramamiento de sangre. No hay una línea en el periódico que esté fuera de este pensamiento''.
Lo que perdura, agrega Payán, es la línea de nuestro periódico después del primero de enero. Todo eso es lo que dijimos periodistas y escritores. Eso es lo que seguimos pensando. Está ahí en ese memorial que es La Jornada y que viene desde antes del alzamiento zapatista.
Sobre las afirmaciones de Sarmiento, el senador dice: ``La Jornada en general y yo en lo particular tenemos una única y gran fortuna; la credibilidad que hemos venido construyendo a lo largo de muchos años de trabajo. ¿De qué lado está la credibilidad?, ¿de Sarmiento?, ¿de sus fuentes?, ¿de su manera de hacer periodismo?''
Integrante de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), Payán Velver recuerda varias conversaciones ``estrictamente privadas'' que sostuvo en Los Pinos con Salinas de Gortari en los días y semanas posteriores a aquel primero de enero de 1994.
``No una, sino varias veces, le insistí en que había que evitar a toda costa una solución militar, que este tipo de alzamientos no se pueden resolver con el Ejército, que la salida militar llevaría a un desgaste tremendo, a un altísimo costo en vidas. Que la crisis en Chiapas, le dije, había que resolverla políticamente''.
No fueron, indica, pláticas colectivas o con testigos. ``Eramos él y yo. Solos''.
El senador comenta que en La Habana, en septiembre de 1994, el tema fue retomado por el presidente cubano Fidel Castro y el propio Salinas de Gortari. ``Castro mencionó, precisamente, aquello que yo había dicho anteriormente a Salinas: que tomara en cuenta el esfuerzo y el enorme desgaste que tuvo que padecer el gobierno cubano para combatir a los contrarrevolucionarios en la Sierra del Escambray en la década de los sesenta: 50 mil hombres para enfrentar a 50 `infiltrados', diez años de combateÉ una sangría. Y eso lo escuché porque estaba en la mesa de junto''.
Agrega: ``Fidel Castro le dijo a Salinas en esa ocasión: `Porque usted, Presidente, me puede enseñar mucho de economía, pero nada que yo no sepa de guerrillas'. El líder cubano tuvo expresiones de reconocimiento por el tino que tuvo Salinas al haber declarado el alto el fuego a 11 días de iniciadas las hostilidades''.
En su columna diaria en Reforma, Jaque Mate, Sergio Sarmiento dice que según ``dos fuentes distintas'' --a quienes no identifica--, el director fundador de La Jornada ``entró a la oficina del Presidente de la República'' en los días posteriores al levantamiento zapatista y ``sorprendió a Salinas al pedirle que tomara medidas para acabar militarmente con el EZLN''.
Payán bromea: ``Sí, sorprendí tanto a Salinas que hasta se cayó de la silla presidencial''.
Admite que el columnista de Reforma intentó durante ``muchos meses'' hablar por teléfono con él para concertar una entrevista. ``Pero yo no le quise contestar porque no me gusta el periodismo que hace. Su forma de preguntar, de opinar, me parecen deleznables. Por cierto que se lo comenté hace poco en una plática a su jefe en Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego. No me gusta el periodismo que practica Sarmiento, no me gusta como maneja la información en ese canal''.
Ahora, como senador del PRD y miembro de la Cocopa, ``sigo sosteniendo que si se da una salida armada al conflicto de Chiapas el país se va a terminar de descomponer, se va a frenar la reforma del Estado, se va a detener su democratización''.
--¿Alguna intención política de Sarmiento?
--No lo sé --responde Payán--. Me preocupa en estos momentos, en que hemos hecho un trabajo muy intenso en la Cocopa, que alguien esté intentando poner piedras en el camino. ¿Cómo no pensar que hay malas intenciones políticas por ahí? ¡A saber!
Ambos dijeron que respetan el punto de vista de Sarmiento, expresado en el diario Reforma, pero ``sabemos que sus posturas con respecto a Chiapas siempre han estado a favor del gobierno y de la Secretaría de Gobernación''. Lo que hace, abundó Chávez, es enrarecer el ambiente en México. No contribuye a una discusión sana.
Por su parte, Sergio Sarmiento aseguró que lo escrito no es una denuncia, ``sólo cuento una historia que me fue narrada hace tres semanas'' y forma parte de los siete artículos que he publicado en torno a los acontecimientos en los primeros días de 1994. ``Pienso que la visión que he publicado es razonablemente cierta y que estoy bastante aproximado a lo que aconteció en esos días y a la toma de decisiones de Carlos Salinas de Gortari''.
En breve entrevista antes de participar en un debate sobre Chiapas, a la que lo invitó la organización Pacific Council on International Policy, Sarmiento insistió en que su historia fue confirmada por dos fuentes, aunque no descartó que ``tengan alguna agenda de otra naturaleza o que podrían estar buscando su propio beneficio político, pero lo que me dice la gente es que esta visión ya estaba en los rumores desde hace tiempo, pero yo no me quedé en ellos sino que lo confirmé''.
Siempre refiriéndose al director fundador de La Jornada como don Carlos Payán, Sarmiento destacó que su función como periodista es ``dar a conocer los hechos como existen. Tampoco soy de la idea de que está bien cuestionar los puntos de vista del gobierno y de la derecha, pero que la izquierda debe ser mantenida aparte, ser tratada con una reverencia especial''.
``Lo que he hecho en esos siete artículos -insistió Sergio Sarmiento- es describir lo que aconteció, y no he encontrado ninguna información que me diga lo contrario. Me decía Luis Hernández, columnista de La Jornada, que había otra persona que contaba la misma historia que publiqué (ayer), de manera que habría una cuarta fuente para verificar esa historia (Sarmiento aseguró que después de escribir su artículo, en una comida otra fuente le confirmó lo redactado), pero como yo no hablé con esa persona no la he citado. Luis Hernández me está diciendo que eso dice otro intelectual que tenía un contacto muy estrecho con Salinas''.
Al respecto, Luis Hernández -quien también asistió a la citada mesa- dijo que si Sarmiento obtiene sus fuentes informativas de la misma manera en la que sostiene que ``yo le proporcioné información sobre los infundios que publicó en contra del senador Carlos Payán, ¡el señor nos agarre confesados¡''
Efectivamente, agregó, ``charlé rápidamente con el periodista mientras esperábamos el comienzo de la citada mesa redonda sobre Chiapas. Le manifesté con ironía la pertinencia de hacer público un hecho que supuestamente había sucedido cuatro años antes y que no había tenido mayores repercusiones, y sobre la seriedad de sus fuentes''.
``Le pregunté si éstas eran Emilio Azcárraga -a quien él menciona en su artículo- o un intelectual cercano al salinismo. Me respondió que no, pero que él era una buena fuente''.
Si algo ha quedado claro en este penoso incidente, señaló Hernández, es la absoluta falta de seriedad del señor Sarmiento. Queda sin embargo la duda de a quién sirve en este momento tratando de ensuciar la trayectoria de un senador de la República comprometido con la búsqueda de la paz.