ASTILLERO Ť Julio Hernández López
De una manera todavía silenciosa, la clase política priísta está manifestando su inconformidad por la manera como la directiva formal del PRI (Mariano Palacios) y la jefatura real de ese partido (El Dedo Supremo de Los Pinos) enredaron el caso Zacatecas, enlodaron a un hasta entonces cuadro distinguido y abrieron el camino a la oposición en un estado que era indiscutidamente priísta.
La crítica (que hasta ahora se detiene en Palacios Alcocer, pero que muy bien entiende a éste como mero instrumento ejecutor de instrucciones superiores) se centra en el manejo argumental que el presidente del CEN del PRI hizo contra el diputado Ricardo Monreal, acusándolo de tener una historia de familia enredada en el narcotráfico.
Sin pruebas suficientes a la vista hasta este momento, y con la intención confesa de dar por terminado el duelo verbal con Monreal, Palacios Alcocer ha quedado ante sus compañeros de partido como alguien que mintió y difamó a falta de mejores recursos políticos. Antaño, con todo el aparato informativo a su favor, y con una ciudadanía menos crítica, hubiera bastado el peso de las palabras del dirigente formal del priísmo para dar por verdad comprobada cualquier acusación descalificatoria de disidentes o adversarios. Pero hoy (y en eso falló el instrumental de lectura política de la cúpula priísta) las declaraciones y los discursos deben afianzarse en los hechos o, de otra manera, corren el riesgo cierto de ser tomados con escepticismo e, inclusive, de abonar el terreno a favor de quien en esos casos es tomado como mártir crucificado por los despechos de un sistema al que ya renunció.
En tal contexto, muchos políticos de la élite tricolor consideran que la estancia de Palacios Alcocer en la oficina principal de Insurgentes Norte ha quedado lastimada y que su presencia política (aletargada y difusa, a veces meramente a la defensiva) se ha achicado aún más, sobre todo de cara al priísmo de base.
Y es que los resultados son contundentes: se perdió a un cuadro de la burbuja de San Lázaro, se redujo en uno el estratégico número de los diputados priístas, se exhibió al PRI como un partido mafioso que encubre a sus socios mientras le son leales, y les difama y amenaza cuando le abandonan, se instaló como candidato oficial a un personaje de talla menor al que por lo demás se le envía estrellado de origen, se crearon las condiciones para que el PRD se instalara con base social tanto en el medio rural como en el urbano, de una entidad considerada tradicionalmente priísta, y se corre el riesgo de perder la gubernatura.
Y falta la postulación de candidatos a gobernador en ocho estados más.
Por si fuera poco...
Anoche, Andrés Manuel López Obrador dio un paso más en el adelgazamiento del margen de maniobra política de Palacios Alcocer, al emplazarlo a dar a conocer públicamente las pruebas que dice tener del involucramiento de Ricardo Monreal en actividades de narcotráfico y, en su caso, a presentarlas ante la instancia judicial correspondiente.
López Obrador solicita a Palacios Alcocer la denuncia pública y judicial de los presuntos hechos ilícitos que habría cometido Monreal antes del 15 de febrero, fecha ésta en la que los perredistas zacatecanos elegirán a su candidato a gobernador en un proceso abierto en el que el diputado ex priísta es aspirante único.
El emplazamiento perredista arrinconará al queretano y le obligará a una respuesta directa y clara, a riesgo de que a los ojos de las bases priístas, de la oposición, y de la ciudadanía en general, queden claramente exhibidas las palabras del (todavía) dirigente tricolor como meras maniobras inmorales de descalificación y difamación.
¿Cómo ser tan desalmado?
El presidente electo de Costa Rica, Miguel Angel Rodríguez, ha comenzado a corresponder con cortesía y buena educación al buen trato que en su momento se le dio en la finca del profesor Carlos Hank González en mayo del año pasado (hasta avión privado se le asignó al entonces candidato y su comitiva para que vinieran a hablar de negocios con el Grupo Atlacomulco en sesión plenaria).
En su edición de ayer, el diario hispano El País publica la entrevista que Milena Fernández le hizo en San José al político neoliberal que ganó la presidencia de su país apenas con dos por ciento de diferencia sobre su rival inmediatamente anterior. La pregunta a la que mayor extensión dedicó respuesta en la edición española mencionada fue la siguiente:
``¿Seguirán aquí los inversores, socios del polémico mexicano Carlos Hank?''
Y la respuesta.
``No hay ningún mexicano inversor que esté haciendo algo indebido. Este tiene que ser un país abierto a la inversión de todas las personas decentes. Nos interesa que venga la inversión mexicana (...) Por un hecho, como la visita que hice a México, no vamos a poner en riesgo a los inversores mexicanos. Hoy uno de cada cinco costarricenses vive en la pobreza. No puedo ser tan desalmado para decir que después del caso Hank a mí no me conviene que haya relaciones intensas con México...''
Otra buena noticia para el profesor Hank es que su hijo Jorge fue declarado inocente del delito equiparable a contrabando del que había sido acusado el 23 de mayo de 1995 al regresar de un viaje por Asia y no declarar a los agentes aduanales del aeropuerto de la ciudad de México que en su equipaje traía piezas de marfil, esculturas con incrustaciones de piedras preciosas y abrigos de ocelote.
El señor Hank Rhon había declarado a las autoridades fiscales que en sus maletas traía artículos con un valor aproximado de mil dólares cuando, en realidad, valían cuando menos 46 veces más. En todo caso, los artículos en mención fueron adjudicados a favor de la Secretaría de Hacienda, pues el viajero renunció a la condición de propietario. Aquel 23 de mayo estuvo diez horas en el reclusorio Sur y salió luego de pagar 150 mil pesos de multa. Este lunes pasado fue declarado inocente por un juez federal.
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