La autonomía, vivencia cotidiana mixe
Blanche Petrich, enviada /III, Mixe, Oaxaca Ť En Cotzocom los productores de café batallan por comercializar sus cosechas y sacudirse de encima el intermediarismo. En Alotepec se esfuerzan por implantar un modelo educativo propio.
En Cacalotepec pugnan por resolver un agudo diferendo intercomunitario sin intervención de las dependencias estatales y federales, y logran un acuerdo de paz. La intromisión de la CNC en Jaltepec ha provocado el cierre del palacio municipal de la cabecera distrital mixe.
En toda la geografía mixe, muchos esfuerzos de las comunidades llevan el sello de la autonomía. ``Es mucho más que un planteamiento teórico; es una vivencia clara, cotidiana de los pueblos'', sostiene Adelfo Regino Montes, coordinador de Servicios del Pueblo Mixe.
Mucho antes del levantamiento zapatista, que se elaborara el acuerdo de San Andrés Larráinzar o surgiera el debate nacional sobre las autonomías indígenas, varios grupos étnicos oaxaqueños promovieron y empujaron para lograr la reforma constitucional estatal sobre comicios conforme a usos y costumbres en más de la mitad de los municipios, la cual reconoce el derecho de esos pueblos a elegir autoridades mediante asambleas comunitarias, sin intromisión de partidos, y está vigente desde 1995.
``Es un aporte de Oaxaca a la comunidad nacional. Desmiente los fantasmas de la balcanización creados por Gobernación'', opina Regino. Pero realizar los propósitos indígenas sin intromisión de otras dependencias es un camino lleno de obstáculos, ``promovidos desde las instituciones'', dice. Cita como ejemplo el reciente boicot de una reunión de autoridades municipales mixes.
La unión de ayuntamientos mixes convocó para el 16 de enero una reunión de las autoridades comunitarias de los 19 municipios del distrito en Alotepec, para discutir todos los asuntos pendientes de la región. Enterada de la cita, la subdelegación del gobierno de Oaxaca en San Pablo Ayutla citó a las mismas autoridades a otra reunión, el mismo día, con la advertencia de que se iban a discutir asuntos presupuestales. ``Y les pisó el talón de Aquiles porque todos necesitan el dinero''.
Paz y autonomía
En Cacalotepec todo son escalones, caminos empinados, balcones que dan al precipicio, vistas panorámicas que miran pasar las nubes por debajo de las copas de los cerros cubiertos de verde. El único espacio plano es el atrio de la iglesia, que igual es cancha de basquetbol, lugar para la seca del café y centro comercial en día de plaza. Y sede de la asamblea comunitaria, eje de toda autoridad.
Bajo llave en la oficina del alcalde de Asunción Cacalotepec se encuentra el borrador de un acuerdo de paz negociado durante cuatro difíciles años entre esta comunidad y su vecina, San Isidro Huayapam, fruto de una mesa de diálogo autónoma y listo para su firma. Con los planos sobre la mesa, Francisco Aldés Santaella, presidente de Bienes Comunales, relata: ``En 1994 ya nos estábamos agarrando a balazos de nuevo. Nuestro presi de entonces, Prudenciano Sánchez, decidió que era mejor dialogar entre nosotros, pero sin el gobierno, porque ellos ya nos habían complicado demasiado las cosas.Una negociación por la vía autónoma.Y salió bien''.
Es historia vieja ese conflicto de tierras. Cuando los mixes de la zona alta comenzaron a cultivar café, el dinero empezó a fluir. Alentados por el cacique de esos años, Lucio Hernández, en 1956 los de Huayapam, que eran agencia municipal de Cacalotepec, se separaron y anexaron a otra cabecera cercana, Santa María Alotepec. Pero había comuneros de Cacalotepec que tenían sus terrenos en el cerro al que Huayapam cambió de jurisdicción.
Corrió mucha sangre mientras el diferendo circulaba en las instancias oficiales con lentitud, entre resoluciones presidenciales, apelaciones y ejecuciones burocráticas. Entre tanto, los comuneros se mataban por rebasar supuestos límites, por venganzas, por revanchas. La presencia de una agencia especial del Ministerio Público en la cabecera sólo produjo decenas de arrestos sin juicios justos y mayor discordia.
En 1994 se habló por primera vez de una mesa de diálogo local. ``Y funcionó, porque la autoridad de cada una de las partes sí representa a la comunidad, las comunidades son las que deciden'', señala Aldés.
El largo brazo de la CNC
La asamblea comunitaria de Jaltepec, cabecera distrital de la zona mixe, eligió autoridades a principios de enero, pero el alcalde Alejo Zaragoza y sus regidores no han podido poner un pie en el palacio municipal, clausurado, sellado y bajo custodia de la Policía Judicial Federal debido a un pleito heredado por la gestión anterior.
Son, explica Zaragoza, los últimos coletazos del caciquismo local, aliado de la antigua CNC. El último incidente tuvo que ver con el mal uso que quiso hacer del sello municipal un ex presidente, Carlos Romero, protegido del ex delegado cenecista para Oaxaca Ramón Martínez, aliados, a su vez, del cacique histórico Lucio Rodríguez.
Durante 15 años éste manejó la tienda de la Conasupo como un negocio personal, manipuló la báscula y comerció el maíz sólo de noche, para que nadie pudiera certificar el peso de los costales.
Cuando la comunidad le negó el uso del sello a Romero para continuar con sus negocios personales, él y su gente, militantes priístas, tomaron el palacio. Para recuperarlo, la comunidad tuvo que pedir la intervención de las autoridades del estado que, sin embargo, ``le han estado dando largas'' a una solución definitiva en favor de la autoridad democráticamente electa.
Los jóvenes se avergüenzan de su palacio municipal clausurado. ``El 25 de febrero son las fiestas patronales en honor al Señor de las Peñas, vendrá mucha gente de fuera y se van a burlar de nosotros, al ver a los poli- cías guardando la entrada del palacio''.
Los coyotes del café
Cotzocom fue de las últimas comunidades en abrirse al mundo con el paso de una carretera rural, hace cuatro o cinco años. Pero según Víctor Benítez, la vida no ha cambiado demasiado desde entonces porque la venta del café sigue pasando por manos de los coyotes.
Sólo cinco familias del municipio -el mayor del Alto Mixe, con 23 agencias municipales- cuentan con camioneta para transportar el aromático, y las cinco sirven a los acaparadores.
Hay dos esfuerzos comunitarios para darle la vuelta al problema del intermediarismo: la Asamblea de Productores Mixes y la Unión de Comunidades de la Región del Istmo. ``Estos pagan mejor el café, tienen báscula supervisada y aplican la preliquidación, que ajusta el precio en el puerto a los precios de Nueva York y luego le manda la diferencia al productor. Pero no es fácil que la gente se acostumbre'', señala Benítez. Mientras, la ganancia se va quedando en el camino.