La Jornada 11 de febrero de 1998

Presionará EU para instalar en Panamá el centro antinarco multinacional

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 10 de febrero Ť El secretario asistente de Estado, Thomas McNamara, llegó hoy a Panamá para iniciar un nuevo esfuerzo de rescate del Centro Multinacional Antinarcóticos (CMA), inicialmente negociado por Estados Unidos y Panamá, y que ahora enfrenta oposición en el país canalero y por parte de otros gobiernos del hemisferio debido a la renuencia estadunidense a limitar el uso de la base militar sólo a misiones antinarcóticos y humanitarias.

Críticos en Panamá sostienen que la propuesta de convertir la Base Howard de la Fuerza Aérea en sede del nuevo CMA es solo otro mecanismo para mantener la presencia militar estadunidense en su país después de 1999, pero el Pentágono rechaza esta aseveración. ``El Centro Multinacional Antinarcóticos no fue nuestra idea; fuimos invitados a participar por el gobierno de Panamá'', afirmó un funcionario del Pentágono entrevistado por La Jornada.

En diciembre, Washington y Panamá concluyeron sus negociaciones sobre un acuerdo bilateral para establecer el CMA, estableciendo que la institución contaría con entre 2 mil y 2 mil 500 empleados estadunidenses, y su objetivo principal sería --según fuentes de Washington-- recaudar y procesar inteligencia primaria sobre el narcotráfico, así como coordinar esfuerzos de rastreo e interdicción en la región. Pero los términos del acuerdo también incluyen la frase ``y otras misiones''... y ahí está el problema.

Varios gobiernos de la región, incluso el mexicano, están descontentos con partes del texto del borrador de acuerdo Panamá -Estados Unidos que describen al CMA como diseñado para esfuerzos ``antinarcóticos, búsqueda y rescate, humanitarios, mantenimiento de paz y otras misiones''.

``No quieren decir abiertamente de qué se trata ese ``y otras misiones'', comentó a este diario una fuente mexicana enterada de las negociaciones. Otro diplomático latinoamericano fue más tajante, al advertir que en las negociaciones ``nunca firmaremos cualquier cosa que incluya esa cláusula de ``y otras misiones''.

Un alto funcionario del gobierno de Bill Clinton entrevistado por La Jornada este mes admitió que esa frase de ``y otras misiones'' forma parte del acuerdo estadunidense-panameño, pero dijo no creer que eso prevendría la participación de otros gobiernos en el esfuerzo.

Agregó que altos funcionarios de las cancillerías de México, Brasil y Colombia fueron informados sobre el concepto del CMA en una reunión celebrada en Panamá a principios de enero, y que McNamara espera explicar los detalles a los cancilleres de los países del Grupo de Río, que se reunirán esta semana en Panamá.

Otras misiones, texto clave para EU

Otro funcionario estadunidense entrevistado por La Jornada afirmó que la frase ``y otras misiones'' es no negociable para el Pentágono. ``Esa es la raya roja para Estados Unidos, no vale la pena a menos de que tengamos eso'', señaló.

Funcionarios del Pentágono sostienen que prefieren no tener acuerdo a contar con uno que no incluya el uso pleno de las instalaciones bajo consideración en el acuerdo en Panamá. Agregan que los militares estadunidenses pueden realizar todas todas sus misiones en América Latina sin contar con una base en Panamá. ``Con nuestra capacidad actual de aerotransporte básicamente podemos volar a cualquier punto del continente, sea del Caribe o desde la costa oeste de Estados Unidos'', indicó un funcionario del Pentágono entrevistado por este diario. Recordó que Washington mantiene aún el control de la Base Aérea de Soto Cano en Comayagua, Honduras, que tiene capacidad de aterrizaje para los aviones C-5.

Al mismo tiempo, ninguno de los funcionarios del Pentágono entrevistados en los últimos dos meses negó que las operaciones estadunidenses en América Latina serían más fáciles y baratas si se cuenta con acceso a una base en Panamá. Aunque, en teoría, Washington tiene la capacidad militar de volar al Cono Sur desde la costa oeste de este país, ello es más costosa y difícil sin una base en Centroamérica, particularmente si hubiera urgencia para desplegar un número elevado de tropas en un plazo inmediato.

Pese a esta disputa, por el momento ningún gobierno latinoamericano se ha expresado contra el concepto. ``La verdad es que esta fue una iniciativa interesante del gobierno de Panamá con el gobierno de Estados Unidos'', comentó la semana pasada en Washington la canciller mexicana Rosario Green al responder a una pregunta sobre el CMA. ``No es un centro cerrado, y yo creo que se inscribe muy bien dentro de este importante esfuerzo por reconocer que los crímenes relacionados con las drogas son crímenes trasnacionales que requieren de visiones y soluciones de carácter no solamente integral, sino también trasfronterizo'', señaló.

Otros diplomáticos dicen que México no está enfocando los detalles del acuerdo, sino el proceso mediante el cual se ha realizado. ``Es más bien sobre cómo han abordado el proceso'', explicó una fuente diplomática. ``Dado que dicen que el proceso debe ser multilateral, ¿por qué fue entonces negociado primero bilateralmente con Panamá?'', preguntó.

Los estadunidenses responden que no tiene sentido negociar un complejo acuerdo de 12 años de duración con varios gobiernos a la vez, y que fue más práctico que Estados Unidos y Panamá primero llegaran a un acuerdo y después invitar a los demás a participar.

La realidad, comentaron los funcionarios estadunidenses a La Jornada, es que se trata de territorio panameño, y que el centro será equipado y administrado en gran parte por personal estadunidense, por lo menos al principio. ``Entonces ¿por qué no llegar a un acuerdo entre los dos jugadores principales y después invitar a los otros?''.

El gobierno de Clinton teme ahora que el acuerdo esté atascado en la política interna panameña, particularmente por el deseo del presidente Ernesto Pérez Balladares de lograr la aprobación de un referéndum para permitirle la reelección. Cualquier acuerdo sobre la presencia estadunidense en Panamá después de 1999 debe ser aprobado por la Legislatura panameña, y luego ser sometido a un referéndum nacional. Funcionarios estadunidenses sospechan que Pérez Balladares podría intentar celebrar ambas consultas --sobre la reelección y sobre el CMA-- al mismo tiempo. ``Eso sería una pesadilla'', estimó un funcionario estadunidense.