En La Realidad el patrullaje no cesa y cada que puede se extiende
Hermann Bellinghausen, enviado, La Realidad, Chis., 10 de febrero Ť En La Realidad y comunidades aledañas se ha instaurado una ``nueva normalidad'' escalofriante: el patrullaje militar que no cesa. Y cada que puede avanza. El 8 de febrero, las tropas federales entraron, por ejemplo, a los pueblos vecinos de San Cristóbal y a Benito Juárez, montaña adentro. Los patrullajes terrestres algunos días ya no son dos, sino cuatro, provenientes de Guadalupe Tepeyac y del extremo opuesto, en el río Euseba, de manera que han llegado a atravesar La Realidad hasta 40 vehículos blindados y anfibios, con cientos de soldados apuntando.
A partir del reciente fin de semana la actitud de los soldados se ha vuelto más expansiva e insultante, incluyendo señales manuales de las llamadas obscenas y frases del tipo de:
``Esto va a reventar, pinches viejas'' dirigidas a un grupo de mujeres tojolobales que los miran pasar, dispuestas a salirles al paso en cuanto se detengan.
Las familias llevan dos días de no salir a la milpa, y para recoger leña van en grupo, y sólo a las arboledas más próximas.
``Nos están perjudicando''
``Estos días se dijo que el Ejército Federal había entrado en La Realidad, pero no fue aquí, sino en la comunidad de San Cristóbal donde se metieron. Yo creo que a eso se refiere. El día 8 entraron en cuatro comunidades''.
Maximiliano, vocero de la comunidad de La Realidad, describe los hechos: ``Del campamento del río Euseba salieron 200 soldados y se posicionaron en San Cristóbal, y preguntaban dónde está el camino. Preguntaban por las armas. Se pasaron al anexo de Santa Teresa y se siguieron hasta Margaritas, Las Reinas, y los 200 se pusieron en posición de combate.
Caminaron de allí a Benito Juárez, pero no más llegaron 25 a ese pueblo. 175 soldados se metieron en el monte. Ya era tarde cuando volvieron a pasar por San Cristóbal y regresaron a su campamento del Euseba casi las 12 de la noche''.
También agrega los sobrevuelos de vigilancia: ``Todos los días pasa un avión grande al mismo tiempo que pasa el convoy por el pueblo, y se queda dando vueltas. El mismo avión viene todas las noches y vuela bien bajo''.
Otras acciones de las patrullas del Ejército Federal consisten en permanecer largamente en los extremos de La Realidad, para dar a entender que los tienen rodeados. Hace poco un soldado arrojo a un hombre a orillas del camino, en el pueblo, un ``gas que escuece mucho en la cara, de un tubito que traía''.
Maximiliano relata que en repetidas ocasiones los convoyes se han arrojado contra campesinos que van por camino, frenando de último momento, ``para ver que hacen los compañeros''.
``Nos están perjudicando los militares'', insiste. Además, ahora que el camino está bien arreglado, de lujo, los accidentes vehiculares se han incrementado. En una semana van seis, dos de ellos ocasionados por vehículos militares.
Durante un recorrido por la región, se pudo confirmar que en la comunidad de Monte Flor, en la frontera con Guatemala, el Ejército Federal ha entrado 3 veces en una semana. La primera ocasión los soldados llegaron con despensas a media mañana, cuando la población se encontraba en los campos de labranza.
Según relatan los campesinos, los hombres que permanecían en Monte Flor ``recibieron las despensas por miedo''. Al siguiente día regresaron los soldados, y la comunidad rechazó su presencia y las despensas. Al tercer día el Ejército rodeó durante varias horas Monte Flor.
También se supo que ayer ingresó la tropa en la comunidad de San Agustín, en la cañada contigua, sobre la ribera del río Jatate.
En el cumpleaños de la soledad
Evanecentes, inciertas, bajo la gran luna, farol en cénit, bailan por igual las nubes y las gentes de este pueblo. Toca una marimba. Es una fiesta pequeña. El Aguascalientes le vino grande y tuvieron que arrinconarla del lado de las gradas. Nada de gente de otros pueblos, ya no digamos de fuera. Pocas familias, más bien los jóvenes, necesitados de desempolvarse, y grupos de niños grandes retozando juegos incomprensibles en la vastedad vacía del Aguascalientes iluminado.
El avión acompaña la fiesta en repetidos sobrevuelos a lo largo de la noche, dando vueltas con su rumor ronco, y ahora con la novedad de ir echando luces, como para que lo vean. Día y noche, por cielo y por tierra, zumba en La Realidad el run-rún del hostigamiento militar.
La Elsy mira el desarrollo del baile como si fueran peces en una pecera. Como de todo en esta vida, se ríe de los bailadores y los ligues (que suceden inaparentes, discretos, en el distante galanteo del campesino).
``No es una fiesta alegre'' dice Elsy inesperadamente.
Pero si suena la marimba y prendieron las luces y la gente, y ella misma, sonríen todo el tiempo. La Flor, atrás de ella arrimando a la luz sus grandes ojos completamente negros y brillantes, la pone todavía más clara: ``Es una fiesta triste''.
Y sonríe. El avión de rastreo entra y sale de las nubes desgarradas e inconstantes. Es curioso, pero el rumor afuera, de que ``habrían tomado'' La Realidad tropas del Ejército Federal, en este pueblo se volvió el rumor de que en efecto iban a atacar hoy en el tercer aniversario de la ocupación militar y en el momento más grande desde entonces, aquí y en toda la denominada ``zona de conflicto''.
Elsy repite algo que me dijo el día primero de este año, en este mismo Aguascalientes, entonces sí completamente desierto''
``Que venga gente, muncha, que se ponga alegre'' y con sus brazos y manos de niña hace un ademán de lleno, de abundancia, y por primera vez se pone necia.
Es una noche fría, de chamorros y rebozos. El corto invierno de la selva que sólo conoce además los largos veranos. La temible temporada de secas, cuando igual que hace tres años el clima propicia una invasión militar, de la cual un agresivo Ejército Federal muestra inocultables intenciones.
El procedimiento anestésico de la actual escalada militar no ha tenido efecto alguno sobre los afectados, como lo prueba el doliente discurso que, al comenzar el baile, leyó uno de los representantes de esta comunidad.
``Hace tres años nos querían a matar a todos pero no pudieron porque tenemos la razón, porque no sólo usamos la lucha con las balas. Claro que estamos sufriendo, pero no es igual a que llevaramos, años echando tiro con nuestra resistencia. Vamos venciendo políticamente, por eso es importante resistir.
Antes dijo que con la ofensiva del 9 de febrero de 1995 ``el ejército del mal gobierno nos querían acabar, pero no nos pudieron vencer militarmente'', y señaló:
``Los hemos vencido en todo el mundo,el ejemplo está en el 12 de enero que se movilizó en 56 países a favor de nosotros por nuestra justa demanda al gobierno y el Ejército Federal''.