La Jornada 14 de febrero de 1998

Nada personal y Mirada de mujer, mis mayores éxitos: Manzanero

Fabrizio León Ť Armando Manzanero se arregla. Raúl Viniegras, su estilista, se esmera en cortarle el cabello. Su hijo Diego, con palabras altisonantes, indica los últimos detalles para la gira de su padre por Venezuela, y un par de secretarias y asistentes depositan dinero en la banca digital.

``He hecho la parte más negativa, porque quizá sea la persona menos indicada para hablar del amor. Sucede que llevo tres matrimonios. Me comparo con ese torero que nunca se logró acomodar con el toro. Los grandes amores se dan con una sola mujer. No creo en ese detalle de que un hombre deba tener mucha mujeres y muchos romances. Y mucha vida. Ese es material para la prensa.''

El Señor Amor accede a la sesión de fotos, y en la cocina declara: ``No es que no me vaya bien. Al contrario, me va demasiado bien. Tengo problemas. Es incongruente. Soy una persona que se siente maravillosamente bien amada. Pero soy un firme creyente de que, definitivamente, la única forma en que uno puede mantenerse estable es con un solo matrimonio. Porque los demás... los demás complican el primero, pero ni modo. Ni modo, no se puede. Ahora quiero vivir bien, tranquilo. No estar en esa pasión ni en esa locura. Vivir bonito. No por vivir, que se me descompongan los días.''

Hombre con una piel muy delgada, fina, rápido en su caminar y hablar, ríe y escucha con atención pero interrumpe las preguntas. Sobre el rompimiento con sus parejas dice: ``Me considero muy difícil, muy difícil: no soy tolerante. El amor es como el día, tiene su amanecer y su esplendor en el Sol. Y su noche...

``La mujer es lo más exquisito de la creación. El problema viene con la convivencia. En la demasiada convivencia. Cuando hay mucha convivencia.

``Nací músico e inspirado, y seguiré haciendo canciones con y sin pareja. No se necesita, absolutamente. Es muy lindo decir cosas cuando uno ama. Muy bonito. Pero en Nada Personal y Mirada de Mujer, que son los éxitos más inmensos que he tenido en toda mi carrera, no hubo nadie de por medio. Hubo un guión y un encargo de una canción...

``Me enamoré con una canción. Todavía lo hago, escucho lo que me gusta. He podido mantener y darles lo mejor, sin que tenga que dar un solo golpe. Les llevo flores, converso bonito y las cuido. Es básico. Pero soy enormemente machista. Me gusta que la mujer esté en casa, que no trabaje, definitivamente. Me encantan el sexo y las flores naturales...''

Interrumpe para hablar con su nieta y con su hijo Juan Pablo. Le reclama que no lo había encontrado, que no lo podrá ver porque sale de viaje. Nos indica que actualmente está separado y de ahí habla de música.

``No es lo que prefiero, pero tengo una tranquilidad que vale mucho; a mis años la necesito. Los primeros conflictos con mi padre fueron porque nunca escribí tradicional yucateco. Yo rompí. Tengo el romanticismo y la herencia, tengo la grandeza de los románticos, pero mi música es diferente. Me fui de Yucatán porque los trovadores definitivamente no podían cantar mis canciones por lo complicado y diferente.

``Estoy nutrido con música de todo el mundo. Antes oíamos las canciones que queríamos, así vivíamos. Ahora, de un disco si acaso dos canciones nos gustan. Si el repertorio en un disco no es bueno, éste no funciona. Yo oía a Luis Alcaraz o los mambos de Pérez Prado. Ahora vivimos en una época en que todo es masivo. Entre más toneladas de equipo traiga un artista, mejor, no importa si son los dinosaurios que nos mandan de Inglaterra, donde todo mundo los va a ver. El espectáculo es en 60 o 70 por ciento el público. Porque entre más alboroto y escándalo... Es demasiada parafernalia. Demasiada envoltura y a veces poco contenido. Prefiero un espectáculo más normal. El artista debe salir a cantar, no a doblar.''


INTIMOS, esplendor del género canción

Pablo Espinosa Ť Un piano atrae como imán las emociones: una vez que en el teclado se han depositado los anhelos, la mirada que se entorna, la cabellera de ella que se mece imperceptible con el soplo de un rayo de luz que así la mueve, entra una voz que tiembla, de la misma forma que el balido de un ciervo enamorado enamora a su vez el lado más brillante de la Luna: ``Será que el cielo que nos moja/ a las espaldas nos cayó'', que es lo que quiere oír el tímpano, aunque el cuadernillo rece: ``Será que hoy/ el cielo con smog/ a mis espaldas me cayó'', la primera de una docena de canciones hermosísimas, como todas las escritas por el más grande autor de canciones verdaderas en México: don Armando Manzanero, en su más reciente grabación discográfica: Intimos (Azteca Music/Polygram), a dúo con Bebu Silvetti.

Junto al clásico Esperaré (``a que de pronto me quieras besar''), a la inicial Será que hoy, la iniciática Quién me viera, con maravillas poéticas como esto: ``Quién me viera/ procurando un lado obscuro,/ un rincón deshabitado/ para conversar contigo,/ que aún me quema en las entrañas/ esa fiebre/ por la hermosa maravilla/ de apresarte las rodillas''.

Don Manza nos entrega nuevamente el esplendor del género canción. Arreglos sencillitos, sin complicaciones, su nueva grabación concentra en el trabajo musical de Bebu Silvetti el reposo, la serenidad, la atmósfera necesaria y suficiente como para que estalle en flor la inspiración maestra, entrañable, de don Manza, que escribe y canta: ``¿Quién da un peso por mis sueños?/ ¿Por mi forma millonaria de vivir?/ mi riqueza se compone de una flor,/ es así como disfruta un soñador''.

Un degustador del género canción disfrutará, sin duda, Intimos, a la luz del sonido de un piano, una voz que tiembla y el eco de la brisa que forma en resplandor una cabellera de mujer. Un disco a la altura del creador de versos clásicos como estos que ya son toda una referencia cultural: ``Esta tarde vi llover/ vi gente correr/ y no estabas tú''.


Tertulia con Manzanero

Armando Manzanero cantó en una tertulia, como hay pocas en la ciudad de México. Fue en el restaurante yucateco de su amiga Lya Peniche, El Habanero.

Fernando Toussaint en la batería, Hiram Gómez en el bajo, Leo Sandoval en los arreglos y Angel Chacón en la guitarra. Ellos, los músicos con quienes viaja y arregla su poesía, lo califican de ``genio'', con una capacidad melódica que sólo Los Beatles tuvieron.

Por su parte él, a la mitad de ese recital, reconoció a Luis Miguel como ``el hombre que nos hizo bailar otra vez juntos''. Saludó a Lupita D'Alessio, allí presente, y deleitó a varias generaciones de desenamorados. Nos dijo:

``Creo que amanecí entre tus brazos, necedad de tenerte. Mía, aunque mañana te liguen otros lazos. No. Odiame por piedad, yo te lo pido; odio más que indiferencia, porque tan sólo se odia lo querido. O será que hoy amanecí con el espíritu caído, con el biorritmo destruido, aunque abajo de la mesa acaricie tu rodilla; ojalá que seas tú. Las estrellas celosas, un rayo misterioso, la hora que engalana... ya vez: qué fácil es. Te hace falta un loco como yo, el mejor del manicomio.''

Hizo derroche de humor. Contó que un doctor le pregunta a la paciente cómo va con su terapia:

-Bien doctor, muy bien con mi pareja.

-¿Y en el sexo?

-Estamos en tratamiento.

_¿Cómo?

-Sí, el trata y yo miento. (FL)