La Jornada 14 de febrero de 1998

GLORIA TREVI entre el miedo y el aislamiento

Arturo García Hernández /II y última Ť Existen dos Glorias Trevi. Una, la que la mayoría conoce: irreverente, franca, rebelde, ingeniosa, espontánea. Otra, inimaginable: silenciosa, distante, dócil, insegura, temerosa.

La primera despabiló el monótono y timorato ambiente del pop juvenil mexicano, quiere ser presidenta de la República, se codea con políticos e intelectuales, promueve el uso del condón y habla sin rodeos sobre los placeres del sexo, protesta contra los abusos de la política exterior estadunidense, rifa los calzones con los que posa para sus controvertidos calendarios, compone canciones como A la madre y ¡Agárrate!, y es musa de poetas.

La segunda soporta golpes y humillaciones; no puede hablar con quien le plazca, menos si se trata de un hombre; no dispone de su propio dinero; prácticamente nunca está a solas con personas que no sean las de su equipo de trabajo, y siempre está atenta para satisfacer el mínimo deseo de su representante y descubridor, Sergio Andrade, ``el genio -ha dicho Trevi- que me apoyó al principio de mi carrera, cuando nadie creía en mí''.

¿Por qué una mujer inteligente, que profesa y ejerce públicamente su libertad, llega a esos niveles de sometimiento?

El último sultán

La fotógrafa Maritza López conoció a Sergio Andrade en los 80, cuando éste era productor independiente, autor de la canción Suavemente, con la que hizo ganar el premio OTI a la cantante invidente Cristal. ``Un día me trajo a Gloria Trevi y le ayudé a diseñar su imagen. Como quería promover el disco de Dr. Siquiatra, empezó a surgir la idea de darle a Gloria una imagen muy enloquecida y se hicieron todas esas series de vestuarios raros y las medias rotas''.

Ahí empezó la relación con la cantante, para la cual hizo cinco de los célebres Trevicalendarios, con ventas de hasta 800 mil ejemplares (los dos primeros: el de 92 y el de 93).

Maritza no cree que Gloria Trevi sea ``invento'' de Sergio Andrade, pero sí considera que él supo modelar y encauzar sus características esenciales, ``sobre todo al principio, cuando la dejó expresarse''.

El Andrade que Maritza López conoció ``era una de esas personas de los 60, con toda esa herencia de lucha y provocación; era una gente de trabajo, valiente, enloquecido. No parecía receloso ni miedoso ni truculento, ni todas esas cosas que después aparecieron. No acostumbro involucrarme mucho con la gente con la que trabajo, pero puedo decir que todavía hasta el segundo calendario vi entre Sergio y Gloria una relación sana. Después del trabajo él se iba a sus cosas y ella a las suyas. Pero luego empezaron a pasar cosas muy raras''.

Por ejemplo: ``Sergio empezó a ser muy autoritario. Y alrededor de Gloria y Mary (ayudante de Andrade, que después se lanzó como cantante solista con el nombre Mary Boquitas) iba y venía una pandilla de niñas que cambiaba continuamente. Curiosamente, todas andaban andrajocitas, como recogidas de la calle, pero fascinadas de andar en la bola con Gloria y subirse al coche y traer celulares. Yo nada más le decía: `Oye, Sergio, deveras eres el último de los sultanes'. Porque, deveras, andaba con una corte como de 14 o 16 niñas. Siempre había una primera mujer, luego dos y después el resto del séquito''.

Si durante la realización de los primeros Trevicalendarios Maritza aún podía hablar con Gloria, ponerse de acuerdo y comentar cosas, al final con el único con quien hablaba era Andrade. Las demás no decían nada: ``Era un terror impresionante el que le tenían a ese hombre. No las dejaba tomar alcohol ni fumar y practicaba con ellas una economía extrema. Por ejemplo, Gloria traía papitas con chile o gansitos y era lo que comía.

``En el momento en que percibí todo eso, no me dio terror pero ya no me gustó. O sea, si yo me involucro en eso, le voy a decir cosas a Sergio y realmente no es mi problema. Si Gloria y su séquito lo permiten, es su problema. Claro, me daba tristeza ver cómo vivía Gloria, pero decidí cortar por lo sano: finalmente no es una retrasada mental ni tonta en absoluto. Y además tiene a su madre. No sé si a Sergio le afectó el cáncer que tenía o el dinero o se volvió loco, que es la única manera en que me lo puedo explicar. He visto a mucha gente pirarse en esta carrera, conozco muchas historias. No sé qué sucedió con Sergio, pero evidentemente se le fueron los hilos.''

La situación empezó a tener repercusiones en la carrera y la imagen de Gloria Trevi

Una confesión mortal

Violeta Castillo primero fue fan y después amiga de la cantante. Tenía 11 años cuando la oyó por primera vez. Hoy, a sus 18, recuerda aquellos días: ``La conocí cuando iba a presentar un video de aerobics en una tienda Aurrerá. Allí pidió que pasaran un hombre y una mujer. Alcé la mano y creo que me vio tan desesperada que me dijo: `Pásale tú'. Estaba llorando, entonces la abracé, le dije te quiero, te adoro. Ella también me abrazó y se puso a llorar y así nos quedamos un rato''.

Ahí empezó una amistad que se haría estrecha en la medida que lo permitían Sergio Andrade y las ocupaciones de Gloria. Pero un día: ``Fui a la tienda que estaba en José María Iglesias y Yadira, una persona del club de fans El Ultimo Beso me dijo que Sergio les pegaba, que siempre traían la misma ropa o que se la cambiaban entre ellas, que las dejaba sin comer o se metían entre ellas y con Sergio. Me decepcioné mucho, sentí feo, porque no había tenido con Gloria un trato de artista y fan, sino que me puso atención y puedo decir que fuimos amigas''.

Violeta decidió escribirle una carta a Gloria, de la que envió copias a otras dos integrantes de su equipo de trabajo: ``Ahí le decía: `¿Cómo es posible que seas capaz de esto y lo otro?' Y también: `¿Cómo es posible que digas tantas cosas en la tele y te dejes manipular por Sergio de esa manera?'...''

Gloria Trevi la mandó llamar, quería hablar con ella. Fue la única vez que Violeta pudo estar con la cantante conversando, durante cuatro horas, a solas: ``Ni siquiera estuvieron sus asistentes, ni Sergio. Nadie''.

-¿Por qué me escribes esto? Me lastimas.

-Sí, discúlpame. Nada más dime una cosa, Gloria: ¿Es verdad?

La autora de Los borregos ``volteó con una expresión que en mi vida se me va a olvidar. No dijo nada, pero movió la cabeza, aceptando que era cierto, con ganas de llorar. Yo dije `pobre'. Y ella me dijo que me callara''.

-Mira -pidió Trevi-: te estoy confesando algo mortal. Si Sergio o cualquiera de las muchachas se entera, no sé qué va a pasar.

-No te preocupes, no le voy a decir a nadie, y menos a Sergio.

-¡Júramelo!

-De mi parte no va a salir nada.

Días después le reclamó Mary Boquitas: ``No tienes derecho a escribirme estas cosas. Si Sergio nos trata así es nuestro problema. Si uso la misma ropa que Gloria, también''.

Hoy, dice Violeta: ``No creo en los periódicos ni en los chismes ni en la tele, pero sí creo en lo que me dijo Gloria y en lo que vi''.

-¿Aún te importa Gloria Trevi?

-Sí, sí me importa. Nunca voy a olvidar el cariño que nos tuvimos. Pero ahora me interesa más como persona que como artista. Me gustaría que se arreglara todo, y que ojalá se fuera al bote Sergio y se hiciera justicia. Y que les diera la felicidad a todas esas personas que están con él.

Ni desaparecida ni secuestrada

Gloria Ruiz, madre de Gloria de los Angeles Treviño Ruiz, en distintas entrevistas ha rechazado categóricamente que su hija se encuentre en algún tipo de problema. Sin embargo, en realidad no ignora lo que pasa. Ella misma ha tenido dificultades para ver y hablar a solas con su hija. Pero, por un lado, no quiere perjudicar la imagen de Trevi, y por otro, no quiere dar lugar a que Sergio la maltrate. Se lo contó una vez a Violeta: ``La quiero, la amo porque es mi hija, pero está aceptando lo de Sergio Andrade. Ella sabrá por qué lo hace. Ella vino un día y me dijo: `No te metas en mi vida, ya soy mayor de edad'. Y no lo voy a hacer''.

Gloria Trevi no está desaparecida ni secuestrada. A fines de diciembre viajó a Monterrey para pasar el fin de año con su madre. Como siempre, no iba sola. La acompañaban Katia y Gaby, que nunca se le despegan cuando sale. Permaneció en la ciudad algo más de una semana, hospedada en un hotel del centro. Fue poco antes de internarse en un centro de atención contra las adicciones para someterse a un tratamiento de desintoxicación. De Sergio Andrade, ni sus luces.

Todos los sábados, a partir de las tres de la tarde, en el kiosko ubicado a un costado de la Macroplaza de Monterrey se reúne un grupo de adolescentes y jóvenes miembros del único club de fans de Gloria Trevi que queda activo en la ciudad natal de la compositora. Hombres y mujeres continúan cultivando la amistad en que los unió su admiración por Trevi.

Varios de ellos acudirán mañana, como cada 15 de febrero, a la casa materna de Gloria Trevi a llevarle serenata con motivo de su cumpleaños. Esté o no la compositora, su mamá recibirá a los visitantes, quizá los invite a pasar y conversarán entonces sobre la artista que les cambió la vida.