La Jornada 15 de febrero de 1998

Palacios: no es tiempo de caudillos en el PRI

Juan Manuel Venegas, enviado, y Emmanuel Salazar, corresponsal, Durango, Dgo., 14 de febrero Ť Criticada su dirigencia hace apenas tres días por los propios militantes priístas, Mariano Palacios Alcocer vino a Durango y, de manera tajante, llamó a ``la disciplina'' partidista, rechazó ``los personalismos'' y advirtió que este no es el tiempo ``de caudillos''.

Durante el acto en el que Angel Sergio Guerrero Mier fue ungido candidato del PRI al gobierno de la entidad, Palacios Alcocer subrayó que la competencia electoral sólo se gana con ``unidad, disciplina y eficacia'', por lo que se requiere de trabajo persistente, ``no de imputaciones ni de sospechas mutuas''.

Flanqueado por los coordinadores del PRI en el Senado y la Cámara de Diputados, Genovevo Figueroa y Arturo Núñez, respectivamente; el gobernador estatal, Maximiliano Silerio Esparza, y el candidato al Ejecutivo local, el líder nacional priísta salió al paso de las críticas y de los brotes de indisciplina que surgieron el miércoles cuando Manuel Bartlett Díaz reunió a más de 50 diputados y ex diputados del tricolor.

Indisciplina que también se ha manifestado en algunos procesos de selección interna de candidatos. Durango y Zacatecas son muestra del descontento de algunos priístas: aquí, en esta entidad, siguen presentes las voces que se inconformaron por ``la imposición'' de la candidatura de Guerrero Mier; en la vecina Zacatecas, el ahora diputado independiente Ricardo Monreal encabezó la salida de cientos de militantes de ese estado.

Esos fantasmas rondaron el ambiente del acto en el que Guerrero Mier salió hoy ungido como candidato a gobernador de Durango, y Palacios Alcocer no evadió una respuesta y en su discurso de cinco cuartillas no dejó escapar la oportunidad de dirigirse al priísmo nacional.

Los principios ideológicos y la defensa de los valores sociales, dijo, ``son elementos indispensables en un partido que tiene tradición y que avanza en la modernidad''.

Enseguida, advirtió que ``negarle valor a la disciplina en un partido es un llamado a la anarquía, al olvido de la regla de la competencia; equivale a negar los fundamentos elementales de la vida partidaria''.

Fue esta la parte del discurso de Palacios Alcocer que arrancó los más intensos aplausos de los personajes instalados en el presidium. El resto de su intervención lo había dedicado a elogiar la trayectoria de Guerrero Mier, el político duranguense que lleva -según sus propias confesiones- ``32 años'' preparándose para ser gobernador de su estado.

El presidente nacional del PRI, que no dejó de reconocer a Guerrero Mier como su ``amigo'', dijo que con su candidatura el priísmo nacional no sólo encuentra a un hombre estrechamente vinculado con la problemática local, sino ``además a un hombre congruente con sus ideas, que ha sabido hacer de la militancia comprometida, de la disciplina, el medio idóneo para encauzar sus inquietudes''.

Inconformidad de acarreados

En la toma de protesta a Guerrero Mier el acarreo no prendió. Los alrededor de 4 mil ciudadanos traídos a esta capital en camiones procedentes del resto de los 38 municipios que conforman la entidad no tuvieron ocasión para lucir las matracas, pancartas, mantas y banderas tricolores que se repartieron. Grupitos aislados, si acaso, por ahí lanzaron desangelados gritos coreando el nombre del candidato.

En el acto en el Auditorio del Pueblo del parque Guadiana, las fallas de organización también influyeron en el desaire. A la gente se le había ofrecido tener acceso al acto a través de una megapantalla... que nunca funcionó: imágenes borrosas fue lo que se transmitió.

Fue el de Guerrero Mier ``un discurso sin oferta'', se lamentaban los asistentes que, muy abrigaditos, envolviéndose en las mantas de proselitismo, preferían comer tamales y tomar café, haciendo de los vendedores ambulantes los verdaderos ganadores del día de hoy.

Guerrero Mier ``sin oferta'', decían, pero en cambio gran parte de su discurso la ocupó para autodefinirse como un convencido demócrata; para resaltar y defender la política económica y los logros del gobierno del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, y finalmente, para destacar el liderazgo político de su amigo, el dirigente nacional del PRI, Mariano Palacios Alcocer.