Beatriz Zavala Peniche
Frente a la descomposición del PRI

Ante una sociedad en franca tendencia hacia la democracia y procedimientos políticos más abiertos y participativos, el PRI se descompone sumido en sus tradicionales métodos. Sus militantes abandonan sus filas con tal facilidad que evidencian la actual debilidad del anteriormente omnipotente partido hegemónico de Estado. La salida reciente del diputado Ricardo Monreal es sólo un ejemplo en este sentido y en otros relacionados con la movilidad política de la transición del sistema.

En otras épocas era muy difícil que un político priísta abandonara el partido oficial, aunque hubiera sido ``congelado'' en sus aspiraciones, o hasta que se le hubiera obligado a renunciar a una gubernatura en funciones, como fueron los casos del general Graciliano Alpuche y de Víctor Manzanilla Shaffer en Yucatán, pero hoy, los priístas más destacados en la defensa de las posiciones políticas de su partido, como lo era el diputado Monreal, a la primera que no les conceden las postulaciones que desean, dejan al tricolor por el amarillo perredista, y con la misma facilidad son aceptados en el partido del sol azteca. Es ya constante el flujo de un partido al otro, lo que merecería un análisis político de sus consecuencias.

Mientras tanto, al interior del PRI parecen fortalecerse atrincherados los priístas de línea dura, los que se imponen con autoritarismo, con antiguos y probados métodos electoreros, los que incluso todavía logran algunos carros completos. En Puebla, Tabasco, Yucatán y algún otro estado, están ubicados en territorios que les son propicios por sus características sociales de marginación. Este es el peligro social de la descomposición del PRI y de su sistema de gobierno, que para sobrevivir, los que no abandonen su barco se encomienden a estos políticos duros y entonces la transición democrática tenga que enfrentarse a sus procedimientos fuera de la ley y de los avances institucionales que en el proceso se han logrado.

Por eso es importante privilegiar las formas pacíficas de la transición democrática. Usar los espacios políticos ganados para ello y frenar precisamente la violencia y la ilegalidad oficialista. En la Cámara de Diputados está un espacio que puede ser bien utilizado por la oposición y devolverle así, al mismo tiempo, la función que le corresponde como poder independiente vigilante del Ejecutivo. La oportunidad está, por ejemplo, en los juicios políticos a esos priístas manipuladores de las leyes y opuestos a las formas democráticas. Entre ellos, Víctor Cervera Pacheco está en capilla. La procedencia de su juicio será un hito histórico, con carácter de advertencia a los duros del sistema priísta en descomposición.