ALEBRIJES Ť Patricia Vega
Abrir la boca

La disputa entre De noche vienes, Esmeralda, de Jaime Humberto Hermosillo, y Great expectations, de Alfonso Cuarón, por ``abrir'' la Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara, es lo de menos.

Esta falsa polémica oculta un acto de censura como culminación de un largo hostigamiento --``un acoso artístico que dura ya más de dos sexenios''-- contra el fundador del evento fílmico que, desde hace 13 años, se efectúa bajo los auspicios de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Por eso la actriz María Rojo, los productores y el propio realizador decidieron retirar la cinta.

Más a fondo, encontraremos la historia de un amor pleno entre Hermosillo y el dramaturgo Arturo Villaseñor, quienes durante más de una década pudieron sobreponerse a la más descarnada homofobia.

En un acto de dignidad y valentía JHH, uno de los cineastas más relevantes y originales de Latinoamérica, relata la razón que lo llevó a vivir en Guadalajara, ``esa ciudad con tantos machines, provincianos y narcos'', como solía decirle una amiga.

``En 1984 viajé para conocer la ciudad donde sucede la acción del cuento de Jorge López Páez, Doña Herlinda y su hijo, cuya adaptación al cine estaba escribiendo; pensé que iría por una semana, pero conocí a Arturo Villaseñor, establecí con él una relación de pareja y me quedé a vivir en Guadalajara. Hace tres años nos separamos, pero desde que decidimos ser sólo amigos --Arturo tiene otra pareja-- no hay un día que no nos comuniquemos, por Internet, aunque sea por escrito. Somos una familia.

``Al principio, cuando se filmó Doña Herlinda... nuestro círculo de amistades era más amplio; fuimos abiertos para que los que quisieran ser nuestros amigos supieran que éramos una pareja de homosexuales, viviendo juntos y felices.

``Posteriormente, cuando empezaron a surgir los conflictos con la UdeG, mucha gente se alejó y mostró actitudes homófobas como una reacción a las películas que filmé en Guadalajara. Aunque el público aplaudía las cintas, los funcionarios tapatíos no aceptaban fácilmente la existencia de personajes homosexuales que no eran amanerados y que películas con temas gay no acabaran como tragedia.

``Así como Bergman plantea en El huevo de la serpiente que el fascismo naciente se colaba hasta la intimidad de los hogares, Arturo y yo empezamos a tener problemas en nuestra relación de pareja. Ahora estoy más consciente de que esos problemas fueron provocados externamente: empezaron a cortarnos a ambos la posibilidad de expresarnos. Si yo, con una trayectoria exitosa, encontraba obstáculos para filmar mis nuevas películas, imagínate a alguien como Arturo, que apenas empezaba su carrera: le han cerrado todas las puertas en los medios culturales de Guadalajara.

``A pesar de que el año pasado me quitaron la beca vitalicia que el ex rector de la UdeG me había concedido desde hace 12 años, he salido adelante de una manera más sencilla, pero para Arturo la recuperación es más difícil. Sin embargo ambos sabemos que no éramos nosotros, como seres humanos, los que teníamos problemas. El acoso externo que alguna vez nos separó a la larga acabó por unirnos y nos mantiene juntos en el aspecto creativo. No me canso de reconocer que muchas de sus ideas sobre el cine y el teatro me influyeron. Por eso le dediqué Intimidades en un cuarto de baño y decidí filmar su adaptación al cine de su obra Encuentro inesperado. Y espero que podamos codirigir su guión El jardín de los almendros, luego poder ser su asistente como él lo ha sido en muchas de mis películas y, que algún día, él dirija un texto mío.''

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