La Jornada 18 de febrero de 1998

POR UN FRENTE COMUN

Elizabeth Velasco C. Ť Al asegurar que el futuro de México está en riesgo con divisiones que crecen, instituciones de Estado debilitadas, un gobierno inmovilizado y un partido gubernamental que es un obstáculo para la estabilidad nacional, el presidente del Partido del Centro Democrático (PCD), Manuel Camacho Solís, convocó a la ciudadanía a establecer un nuevo pacto nacional, y a las fuerzas de oposición a crear un programa común con el cual se formen coaliciones para la elección presidencial del 2000.

Ha llegado la hora de preparar un cambio histórico; de no ser así --advirtió el ex militante del PRI durante casi 30 años-- ``regresaremos a las etapas trágicas de la descomposición de la autoridad, los vacíos de poder y la generación de fuerzas centrífugas que arruinan y dividen al país; y frente a ello, de intentos de restauración autoritaria cada vez más intolerantes''.

Se refirió a la crisis interna del PRI y a la responsabilidad del régimen para evitar que ``se traduzca en hechos violentos o en fenómenos adicionales de descomposición y debilitamiento del orden legal''. Y dijo que para evitar la inestabilidad política de aquí al año 2000, se debe exigir al régimen una ``conducta imparcial y una línea política congruente'' que garantice la limpieza electoral en los estados donde habrá comicios y que haya plena libertad para formar coaliciones con miras a la elección presidencial.

Asimismo, llamó a la conclusión de las investigaciones sobre los asesinatos políticos de 1994, para terminar de establecer la autoría intelectual y material de esos crímenes.

En un auditorio repleto del World Trade Center, con capacidad para mil personas, el ex delegado gubernamental para la paz en Chiapas señaló que ese nuevo pacto nacional con la ciudadanía es urgente porque el gobierno no tiene la posibilidad de hacerlo con los ciudadanos. Esa incapacidad gubernamental la atribuyó a ``las razones facciosas y partidistas del gobierno (que) mantienen atrapada a la nación'' con diez años más de deterioro e inestabilidad y a una apuesta gubernamental para el año 2000 de que el ``PRI vuelva a ganar (aunque sea con un margen menor) o que, en su caso, gane una fuerza opositora con un margen tan pequeño, que necesite del viejo régimen para sobrevivir'', aseveró.

Y ante la necesidad de evitar ese posible escenario, planteó la conformación de un frente común al 2000 con las fuerzas opositoras, en las cuales --reconoció el ex regente capitalino-- ``ha habido avances muy importantes'', pero les criticó la falta de ``suficiente claridad y fuerza'' para vencer los obstáculos del régimen para el cambio. ``También ahí --subrayó-- se necesita salir del círculo vicioso en donde los intereses de cada una de las fuerzas de la oposición y las escasas fuerzas responsables del régimen, por carecer de programa común y de alianzas, no logran el cambio necesario, por lo que el destino de cada quien depende, en buena medida, de decisiones que permanecen en la órbita del régimen''.

Amalia García y Raymundo Cárdenas, del CEN del PRD, y Luis Patiño Pozas, del PT, escucharon atentos el discurso de más de 30 minutos de Camacho Solís, interrumpido unas siete veces por los aplausos de los asistentes, en su mayoría comerciantes ambulantes, transportistas, estudiantes, gente de organizaciones civiles y otros.

El licenciado en economía por la UNAM, con maestría en asuntos públicos por la Universidad de Princeton, había iniciado su arenga poco después de las 19 horas. Estuvo acompañado por sus más cercanos colaboradores: Marcelo Ebrard Casaubón, Alejandra Moreno Toscano, Alejandro Rojas Díaz Durán, Miguel Osorio Marbán y una veintena más arremolinados a su alrededor.

La columna vertebral de su proyecto político, sintetizado en 15 puntos para la construcción de una nueva república, la trazó en función de la inviabilidad del actual régimen y del partido en el gobierno, a quienes atribuyó la responsabilidad de los crímenes políticos del 94, la inseguridad pública, las desigualdades y la pobreza, el cuestionamiento del estado de derecho y la violación de los derechos humanos y políticos de la ciudadanía.

De allí, dijo, la necesidad de una nueva Constitución que permita reconstituir la autoridad sobre bases morales y se garantice los derechos plenos de los ciudadanos; de establecer un sistema democrático de gobierno que funcione; de construir un estado de derecho; de pactar la paz en Chiapas e iniciar la reconciliación; de reorganizar el sistema federal y un nuevo pacto; de defender la soberanía del petróleo y de la nación.

En su llamado a crear un acuerdo nacional, dijo no desconocer las consecuencias que ello implica; sin embargo, dijo, seremos parte de ese gran movimiento ciudadano que dará garantías a la nación y que prefigurará las nuevas instituciones del Estado, de las cuales depende la unidad de la nación.

Al final, fue llevado casi en vilo hasta la salida, en algo que hizo recordar las viejas prácticas priístas.