La Jornada 18 de febrero de 1998

Avanzar en la pluralidad política, mayor reto del CT: Aguilar Borrego

Fabiola Martínez y Alonso Urrutia /II y última Ť Con reticencias de algunas de las principales organizaciones que lo integran, el Congreso del Trabajo (CT) ha iniciado una incipiente restructuración, que pretende crear delegaciones estatales y regionales; buscar el registro ante la Secretaría del Trabajo y regularizar el esquema de cuotas ante las severas carencias financieras.

Asimismo, asegura el presidente de la comisión de Honor y Justicia del CT y dirigente de los trabajadores bancarios, Enrique Aguilar Borrego, el principal reto es avanzar en la pluralidad política: ``el corporativismo y la obligatoriedad para afiliarse al PRI ya es historia. El CT está sufriendo una mutación de organización política a sindical'', expresó.

Para algunos, la reorganización debe ir más allá de los aspectos administrativos, porque identifican como el ``lastre'' fundamental del CT, la hegemonía que por décadas ejerció la CTM con el extinto líder Fidel Velázquez.

Al respecto, Mario Suárez, miembro fundador del CT y dirigente de la Confederación Revolucionaria de Trabajadores, reconoció que la ``injerencia de la CTM no es saludable para la reorganización del CT, por lo que no se debe tolerar más''.

En tanto, Aguilar Borrego anunció que tras el congreso de la CTM (marzo) la asamblea general del CT propondrá modificaciones respecto a la integración de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM) y del Infonavit, organismos en los que el sector obrero es representado sólo por cetemistas.

``Aunque a ellos (CTM) no les convenga, es necesario abrir los espacios a otras organizaciones y, en ese sentido, anunciamos la discusión de cambios muy importantes para fortalecer al CT en la pluralidad''.

Sin embargo -agregó- en lo que no estamos de acuerdo es en la reforma a la Ley Federal del Trabajo, ``en eso sí tenemos consenso y gran voluntad: no a la flexibilización laboral''.

A su vez, el vicepresidente en turno del CT y líder de los actores, Humberto Elizondo, se pronunció por la unidad en el organismo como la única vía para reactivar su papel histórico y de elaborar ``una propuesta de proyecto económico alternativo para resarcir el nivel de vida de los trabajadores''.

Discrepancias en estadísticas laborales

El declive del Congreso del Trabajo como organización obrera tiene una relación estrecha con la decadencia de su función política. Desde la presidencia del CT, Fidel Velázquez cumplió sexenalmente el ritual del destape del candidato presidencial del PRI, con toda la carga corporativa del sindicalismo oficial.

Desde el origen, promovido por el PRI en su cuarta asamblea nacional para consolidar el sector obrero de este partido, el Congreso del Trabajo ha cumplido un papel político importante al lanzar a sus dirigentes -desde esta plataforma- a puestos de elección popular.

Actualmente, el sector obrero cuenta con 41 diputados (28 de la CTM; seis de la FSTSE; tres de la CROC; tres de la CROM y un ferrocarrilero, Víctor Flores, ex presidente del CT) y 11 senadores. Sin documentos oficiales o padrones internos que avalen su membresía real, el CT se impone como el principal interlocutor de los trabajadores ante el gobierno y empresarios a partir de una afiliación superior a los 10 millones de sindicalizados.

Las cifras que ostentan las organizaciones del CT contrastan con las estadísticas laborales oficiales que reportan, entre otros datos, que hay 9.8 millones de trabajadores afiliados al IMSS o bien una población económicamente activa de 36 millones.

En el primer intento de reorganizar el trabajo del CT -en septiembre de 1997- la CTM refrendó su preponderancia al asumir las seis comisiones más importantes de las 16 con que cuenta la estructura del CT: Organización, Seguridad y Previsión Social; Asuntos Económicos; Asuntos Políticos; y de los sectores juvenil y femenil.

El proyecto podría quedar trunco en marzo próximo ante el vacío en los estatutos que no consideran el fin de la gestión de un dirigente al frente de su sindicato, cuando aún funge como presidente del CT,

Será el caso de Héctor Valdés Romo, quien el próximo mes concluye su gestión como secretario general de la FSTSE, aun cuando su presidencia del CT formalmente concluye en septiembre.

Primer presidente electo por voto directo y secreto de los 48 que han encabezado la central, Valdés Romo enfrenta el riesgo de acabar su gestión mucho antes de lo programado.

Al respecto, el investigador Max Ortega señala: ``el bloque dominante del CT no tiene una política para superar la separación creciente entre dirigentes y dirigidos''.

Para la propia CTM, según documentos de la secretaría de Educación que encabeza Juan S. Millán, el CT enfrenta hoy la ``persistencia de la división'', a lo que se añade la ``falta de democracia sindical''.

En tanto, para la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos que dirige Alberto Juárez Blancas -central históricamente antagónica de la CTM- ha demandado formalmente al presidente del CT, Héctor Valdés Romo convocar con ``suma urgencia'' a la Asamblea Nacional del Proletariado frente a la nueva correlación de fuerzas sindicales y políticas.

Para la CROC es necesario definir ``cuál es la posición que asume el CT ante la crisis generada por la economía globalizada que ha traído como consecuencia el desempleo y los bajos salarios''.

En una carta dirigida a Valdés Romo, esta confederación propone nuevos esquemas de organización interna a fin de que cualquier pacto con el gobierno o empresarios sea consensuado con los organismos afiliados; esto es, con el respaldo de más del 50 por ciento de estos.

Por su parte Valdés Romo propuso en noviembre pasado la conformación de delegaciones estatales y regionales que pudieran consolidar la presencia del movimiento obrero organizado en cada una de las entidades, así como reforzar algunos de los programas vigentes del CT de apoyo al trabajador, como descuentos al consumo, protección al salario, asesoría jurídica, deporte obrero, entre otros.

Max Ortega concluye: la correlación de fuerzas sindicales y políticas que prevalecen hacen prever ``el desplome del Congreso del Trabajo en el corto plazo. Sobre su existencia se ciernen tres amenazas visibles:

``La ruptura neocorporativa encabezada por los foristas y la Unión Nacional de Trabajadores, las derrotas electorales de las burocracias corporativas y la sucesión cetemista''.