En La Realidad, renovados sobrevuelos de rastreo militar
Hermann Bellinghausen, enviado, La Realidad, Chis., 18 de febrero Ť Ayer los sobrevuelos de rastreo del Ejército federal se incrementaron en la cañada tojolabal, con especial dedicación sobre este poblado. El gran bimotor blanco, sin matrícula, que tiene más alas que nave, dio cincovueltas en torno de La Realidad, a una altura tan baja que hizo recordar a la gente los días más graves de su historia reciente.
En tanto, prosiguió la redada de extranjeros de Televisión Azteca. En el pueblo de San José del Río, el equipo de filmación de la televisora perdió la oportunidad de hablar con sus habitantes, que son tan amables, elegantes y firmes. Recurriendo otra vez a sus procedimientos de asalto de la noticia, un Golf gris de modelo reciente, sin solicitar permiso ni decir agua va, se clavó por la única (y nuevecita) calle de la comunidad, hasta cerca del río. Huelga decir que filmando audaces escenas de campesinos en sus casas, así como un minuto antes la cámara había tomado el campamento de paz, tan secreto que está a la orilla de la carretera y ostenta una manta que dice este gato es un gato: ``Campamento Civil de Paz''.
De inmediato los campesinos les exigieron que se salieran del pueblo y se fueran por donde llegaron.
En el pueblo fantasma de Guadalupe Tepeyac, mientras tanto, se observa la presencia de agentes vestidos de civil que, al paso de este enviado, se tapan la cara, dan la espalda o de plano se ocultan dentro de las instalaciones militares. Portan aparatos de radiocomunicación y viajan en una camioneta blanca, similar, pero no igual, a las ambulancias del hospital del IMSS, que languidece su modernidad a unos 200 metros. En los dos días anteriores, el incremento de vuelos de avión y helicóptero militares ha sido la novedad en esta cotidianidad alterada y amenazada cada día por algo nuevo.
Tal fue el caso de San Antonio, comunidad que está atrás del cerro de Tepeyac. Esta mañana descendió allí un helicóptero, al parecer de la PGR, del cual bajaron varios agentes a interrogar a los campesinos. Sólo una cosa querían saber: quiénes eran zapatistas allí y quiénes no. Al no recibir las respuestas que buscaban, amenazaron con volver después y se retiraron.
No hay comida
La temporada de seca está pegando duro en las comunidades indígenas de la selva Lacandona. En La Realidad, la mayoría de los niños se encuentran sometidos a una dieta de café y tortilla, ocasionalmente untada con un poco de frijoles.
Las recientes dos semanas el problema se ha acentuado. Y según declaran los habitantes de la comunidad, se teme un mayor desabasto en las próximos meses.
El cerco militar, que se incrementó durante el anterior ciclo agrícola, impidió el cultivo o la cosecha de miles de hectáreas. La producción de café fue escasa y por ende no hubo dinero. Las milpas y los frijolares dejaron una exigua producción que ya se agotó. Sin recursos económicos ni reserva alimenticia, La Realidad (como las demás comunidades en resistencia de la región) espera una temporada de hambre.
Las enfermedades gastrointestinales y de la piel se enseñorean y afectan a decenas de niños. Ahora hace calor, pero todavía la semana pasada se sentía frío; debido a los cambios bruscos de temperatura, las infecciones respiratorias están instaladas en prácticamente todas las casas.
``No hay comida'', dice Juan, y parece a punto de agregar algo más, pero no lo hace. Sólo mueve las manos, abiertas y vacías, y agita la cabeza a uno y otro lados. ¿Qué más podría agregar?
Nueva redada de Tv Azteca
En seguimiento del grave incidente que fabricó en La Realidad el equipo de Hablemos claro, el viernes pasado, dos camarógrafos y un reportero de Televisión Azteca llegaron ayer a esta comunidad, a que no los dejaran pasar, y sí, en efecto.
En el retén que tienen los indígenas a la entrada de la comunidad, se les solicitaron sus identificaciones. Esperaron. Dijeron venir a informarse sobre la salud de los niños lastimados, a ver la escuela -``que se dice que está destruida''- y en qué podían ayudar.
No hace falta ser adivino para saber que traían encendida su cámara indiscreta, la cual registró imágenes que de seguro ya se habrán divulgado en esa televisora para cuando se publique la presente nota.
El campesino que los recibió relata:
-Vinieron así como de por sí vienen, con su cámara puesta en el hombro. Le dije que no tomara película y me dijo el que la traía que no estaba tomando película, pero clarito se veía que sí. Les dijimos que la comunidad había tomado el acuerdo de no dejar que pasaran, porque nomás dicen mentiras, no dicen la verdad de lo que pasa. Además, nos destruyen la escuela y lastiman a la gente. Les dijimos que aquí no los queremos. Ellos decían que eran de otro canal, no de la señora Dolores, y venían a ver los hechos. Eso dijeron.
Una vez enterados de que no se les permitiría el acceso, los periodistas retrocedieron unos metros de regreso sobre el camino, se detuvieron en un punto donde La Realidad era visible y, de espaldas al pueblo y mirando a cámara, el reportero rubricó su nota con la profecía autocumplida más obvia: en La Realidad no hubo ayer paso para Televisión Azteca. Qué paradoja. Justo ahora que todos en La Realidad ya conocen su existencia. Aunque aquí no se recibe ninguna señal televisiva en cada hogar, Tv Azteca es más famosa que nunca. Todos saben quiénes son: los que tiraron los techos de la escuela.
Fundación Azteca anunció anoche su compromiso de construir una escuela ``con techo de concreto'' en el municipio de La Realidad, Chiapas, ``para que sean pronto beneficiados (los afectados) de lo que se dice que el helicóptero en que viajaba el equipo de Hablemos claro destrozó''.
En el noticiero Hechos de las 22:30 horas, Jorge Garralda señaló lo anterior y agregó que la única petición de esa fundación es que les abran la puerta ``para valorar los daños, valorar dónde quieren que se construya la escuela, y atender de inmediato el reclamo''.
El anuncio de Garralda lo hizo en nombre de Ninfa Saba de Salinas Pliego, presidenta de dicha fundación, y de su consejo, según dijo.
Al principio del noticiero, su conductor Javier Alatorre indicó que ``no todos pueden llegar a La Realidad. El acceso a La Realidad no es libre''.
Luego comentó: ``El pasado lunes recibimos un fax en la redacción del llamado Comité Ejidal de La Realidad, en el que se denuncian daños provocados por el helicóptero en que viajaba el equipo de Hablemos claro a la escuela de esa población. No hemos podido comprobar esa versión, pero de cualquier forma Fundación Azteca tiene un ofrecimiento para los pobladores de La Realidad, haya habido daños o no.''