COMIENZA EL CONSEJO DE GUERRA AL GENERAL GALLARDO
Alonso Urrutia Ť ``¿Cómo sé si usted es realmente el general Gallardo? No porta usted ni el uniforme ni las insignias'', interrogó el vicealmirante Porfirio Torres, presidente del segundo consejo de guerra que ayer comenzó a sesionar en el proceso que se le sigue al general José Francisco Gallardo, preso desde hace cuatro años en el Campo Militar número 1.
Vestido con el azul reglamentario de los reos militares, el general brigadier respondió: ``Desde que llegué aquí me quitaron mis insignias y mi uniforme. Vengo como me tiene aquí la justicia militar''.
Primer día de un inédito consejo de guerra -abierto a los medios informativos-, en el que el general Gallardo se deslindó de la malversación y destrucción de material del Ejército que le imputa la Dirección General de Justicia Militar.
``No reconozco ninguno de los delitos que se me imputan. Buscan afectar mi carrera militar por mis diferencias con el general (Antonio) Riviello... Todo es falso, los testigos y los peritos están contradichos. No me han probado nada porque hay recibos de todo lo que entregué...'', dijo en sus intervenciones iniciales.
Al término de la sesión que duró siete horas, en improvisada rueda de prensa, Gallardo señaló: ``Hay muestras de apertura del general (Enrique) Cervantes. Tengo confianza en la justicia militar...'' Sin embargo, también lanzó críticas a su condición, aseguró que lleva tres meses ``segregado'' en la prisión y ratificó su tesis sobre la necesidad del ombudsman militar.
-¿Aún piensa que está detenido por esa tesis?
-Sí, es un proceso con fines políticos. Amnistía Internacional ha ratificado que estoy preso por mis ideas...
-¿Este consejo tiene que ver con el informe de la OEA sobre su caso?
-Decía Marx que todos los hechos están concatenados.
Gallardo comentó que el nombramiento del ombudsman militar está ligado al Congreso de la Unión, porque el Ejército no puede ser una institución estática, pues al ser ``garante del estado de derecho debe también estar vigilada por la sociedad''.
En la conferencia habló de que la apertura democrática coexiste con algunas estructuras verticales y autoritarias, algunas inercias que se están rompiendo.
Luego añadió: ``Tuve el honor de hablar con el general Cervantes, quien me dijo que me iba a dar la oportunidad de presentar mi versión''. Señaló que había un cambio de actitud en el alto mando, porque ``antes no me dejaban ni ver mi causa''.
La sesión del consejo
A las 9 en punto se abrió el consejo para conocer la causa penal 317/98 en la que se le imputa al general Gallardo ``malversación de fondos y destrucción de lo perteneciente al Ejército'', durante su gestión como responsable de la Villa Ecuestre en el sexenio de Miguel de la Madrid.
De acuerdo con las acusaciones, Gallardo sería presunto responsable de haber vendido caballos propiedad del Ejército e irregularmente la producción de avena de los predios bajo su responsabilidad, así como de incinerar documentación importante.
Ausentes los testigos de la parte acusadora -situación impugnada por la defensa-, la fiscalía solicitó la presentación y lectura de las declaraciones hechas a lo largo del juicio en contra del general al que, entre otros casos, el segundo capitán caballerango Santiago Gijón acusa de haber extraído una importante cantidad de material propiedad del Ejército en los últimos meses del sexenio 1982-1988.
Gijón, uno de los testigos de la fiscalía, en su declaración señala que le constaba que Gallardo había ordenado incinerar documentación importante relacionada con la administración de la Villa Ecuestre.
Los miembros del consejo insistieron en sus cuestionamientos sobre la irregularidad en que dejó la Villa Ecuestre, sin reporte alguno de lo entregado a su sucesor.
Gallardo afirmó que la Villa Ecuestre era una unidad irregular del Ejército, y por tanto dependía directamente del Estado Mayor. El personal asignado a su mando era generalmente comisionado de otras áreas.
-¿Cuántos caballos eran propiedad del Ejército?
-Alrededor de 70.
-¿Cuántos eran privados y cuánto pagaban?
-Alrededor de 244 y pagaban unos 25 mil pesos.
-¿Le parece suficiente para solventar los gastos?
-No.
-¿Por qué les cobraba eso?
-Porque así era la orden del Estado Mayor.
-¿Por qué no llevaba usted un control sobre los caballos?
-Porque no me lo permitía el Estado Mayor, pues no querían que se supiera que allí había caballos de políticos importantes de entonces, como Pedro Ojeda Paullada y Mario Moya Palencia.
Gallardo afirmó que este proceso en realidad era una acusación ``reciclada'' de otro que se le siguió hace tiempo, y por el que estuvo preso un año pero del que fue ``absuelto''.
Narró que cuando se agudizaron sus diferencias con Riviello, éste le informó que le enviaría mil millones de pesos para la compra de ganado; poco después, el entonces jefe del Estado Mayor, Enrique Salgado Cordero, le informó que ese dinero se lo entregara al sobrino de Riviello -``quien por cierto era desertor del Ejército''-, adquiriéndose mil 60 cabezas y sobrando 60 millones de pesos. Mencionó que al intentar regresar el sobrante no le fue admitido, y entregó un cheque de caja, situación por la que después fue procesado por presuntas irregularidades.
De acuerdo con el abogado defensor, Félix Garza, el proceso que se le sigue a Gallardo por esa causa -una de las ocho en su contra- deberá concluir este mes. Mencionó que el que se haya hecho público el consejo es una ``muestra de apertura del alto mando'', pero también aseveró que la instalación del consejo ``violentó'' algunos tiempos establecidos en la justicia militar.